En una gran sala se encontraban varios individuos poderosos cuyas expresiones eran nada más que frías y molestas.
Algunos tenían expresiones frías naturales como la Cardenal Najjar, pero otros se notaban molestos e irritados.
El Cardenal Auguste era un ejemplo y el joven que estaba a su lado también estaba igual de serio.
Ese joven era el Capitán del gremio de la iglesia, los Ejecutores del Orden, Regís Delacroix.
En otra parte estaba el Director de la Academia de Héroes, Aarón Vincent quien también se notaba ligeramente molesto y Vladislav Vasíliev quien dejaba ver una expresión fría.
Como si fuera poco se encontraba el Director de la Academia Cernunnos, Finn Ackermann.
Cada uno de ellos tenían expresión ligeramente molestas o frías y al pasar los minutos solo aumentaba.
Entre en medio de ese grupo solo dos personas estaban riéndose suavemente mientras charlaban.
"¿Qué tal si vamos a cenar algo luego de esto?" Dijo Agatha con una sonrisa al gran hombre que estaba a su lado.
"Está bien." Murmuró Antón tratando de mantener una imagen decente, pero cuando su esposa se acercó a abrazarlo, señaló. "Cariño, estamos en una reunión."
Su voz era seria, pero se notaba algo de vergüenza que Agatha disfrutó con una pequeña risa.
Sus apariencias eran muy diferentes.
Él era un hombre alto, musculoso, que daba la sensación de que estaba en sus cincuenta y tantos años.
Mientras que ella era una mujer que daba la sensación de estar en sus treinta y tantos, y como si fuera poco, cada vez parecía más joven.
Su altura no ayudaba debido a que ella tenía una altura promedio y él estaba por alcanzar los dos metros y medio.
Que fuera muy musculoso y grande dio la sensación de que él podía romperla con un abrazó.
"Estamos en reunión es cierto y lo estaremos por bastante tiempo." Dijo Agatha riéndose y mirando a uno de los individuos particulares en la sala, preguntó. "¿O me confundo?"
A quien miraba era el capit��n de los refuerzos terranovense.
El Duque Kristoph quien estaba acompañado de un hombre encapuchado y que estaba revelando su rostro parcialmente.
Bajo esa capucha se encontraba un cráneo de huesos negros y en sus cuencas había dos ojos en forma de dos llamas azules.
Xezor, otro de los refuerzos de Imperio Falion.
"Me disculpó. Mi compañera se debe haber retrasado." Dijo el Duque Kristoph con solemnidad.
Su expresión se trataba de mantener imperturbable, pero incluso él mostró cierta molestia.
Agatha solo se rio y antes de que pudiera seguir molestando a su serio esposo, pudo sentir como el espacio se distorsionaba en el pasillo.
Al momento siguiente una elfa delgada de cabello rojo entró a la sala.
"Oh, al parecer estuvieron esperando bastante." Dijo esa elfa con una sonrisa.
"Fuiste irrespetuosa al hacernos esperar, Melorrill." Señaló Xezor dándole una mirada fría.
Estaba dirigiendo la molestia de los presentes y con ello, buscaba reducir los posteriores conflictos.
"Xezor estás muerto a nadie le importa tu tiempo." Respondió Melorrill con una risa burlona.
Las expresiones de aquellos que tenían peor temperamento cambiaron, siendo el Cardenal Auguste quien dejo ver la peor expresión.
"¿Así es cómo actúan los del Imperio Falion? Nos han reunido de forma obligatoria y no han hecho esperar durante bastante tiempo." Dijo el Cardenal Auguste y con un tono frío, cuestionó. "¿Creen que no tenemos nuestros propios asuntos?"
La espera solo era la gota que había rebalsado el vaso y él no estaba molestó por ese asunto.
La razón de esta reunión era la 'paz' que había propuesto el Imperio Falion con la Iglesia del Tiempo y el Espacio, y aquí estaban todos representando varios intereses diferentes.
El Cardenal Auguste con la Iglesia del Orden, Ackermann con la Unión Europea, Vladislav Vasíliev con los rusos, la Cardenal Najjar con la Iglesia del tiempo y el Espacio.
Agatha y Antón eran de estos últimos mientras que Vincent representaba a gran parte de los héroes.
Esas eran las facciones más grandes relacionadas con la guerra europeo-demoniaca y dentro de sus facciones los intereses de otros países y otros grupos estaban en juego.
Melorrill miró al Cardenal Auguste y dio una encantadora sonrisa.
"Me importa una mierda tus asuntos." Respondió manteniendo esa sonrisa.
Agatha no pudo evitar reírse al ver que la expresión del Cardenal Auguste se distorsionaba.
¿Enojado?
Seguramente lo estaba, pero si deseaba mostrar su enfado entonces tenía que luchar con esa mujer, que a pesar de que se veía joven, superaba la edad de todos los presentes juntos, incluyendo los mil años del Duque Kristoph y los dos mil años de Xezor.
"¿Alguien más tiene algún problema?" Preguntó Melorrill mientras su mano se transformaba.
Su piel se transformó en escamas rojas y su brazo se volvió más grande mientras que sus manos cambiaron obteniendo garras muy afiladas.
Todo mientras que sus ojos rojos ardían como llamas liberando una intensa presión que hizo que todos se volvieran serios y el Cardenal Auguste palideciera.
Su sola presencia aumentó el calor del lugar a un nivel intenso.
"Melorrill deja tus bromas de lado." Instó el Duque Kristoph con seriedad.
Melorrill se rio ante esas palabras y ella volvió a su forma elfica, riéndose con cierta diversión.
"En realidad, no me demore porque deseaba. Estaba en Atenas disfrutando la vista y cuando se me hizo la hora me encontré con algunos individuos." Reveló Melorrill y levantando su mano una cabeza cortada apareció en ella.
Luego la tiró arriba de la mesa y esa cabeza rodó por el lugar mientras sangraba, como si fuera cortada hace minutos.
Algunos fruncieron el ceño, pero Agatha con una expresión seria agitó su mano y trajo la cabeza con magia de aire.
"Lo pude oler desde lejos. El olor a corrupción y lo fui a buscar… Resulta que estaba a punto de realizar un ritual a Larzura en medio de un barrio universitario y aunque no me molesta las orgías juveniles, tuve que detenerlo." Explicó Melorrill logrando que las expresiones de todos se volvieran graves.
Sus palabras daban una sensación bromista e insignificante, pero era todo lo contrario.
"¿Qué tan grave era?" Preguntó Ackermann con seriedad.
"Iba a ser la mayor orgía que jamás hubieran visto y los niños que nacieran de ellas y ellos, iban a ser grotescos." Bromeó Melorrill como respuesta.
La broma estaba en su tono divertido y animado, pero sus ojos eran serios.
Larzura Diosa de los Hedonistas, el Libertinaje y la Libertad.
Sus rituales eran múltiples, pero los más conocidos eran los rituales hedonistas que cedía al libertinaje.
Si se hubiera realizado en un barrio universitario en horario de clase, los estudiantes, profesores y cada persona en ese lugar se entregaría a sus deseos más primitivos.
Al ser ritual de un 'Dios', los hombres y mujeres podrían quedar embarazados y los 'niños' iban a ser abominaciones aberrantes o monstruos grotescos.
Tal caos se hubiera extendido a los alrededores y si no se detenía, podría haber sido aterrador.
"Es un humano. Lo reconozco entre los individuos buscados." Dijo Agatha tomando la cabeza del cabello para mirarla.
Había individuos que tenían sus rostros en el sistema de búsqueda de la iglesia y eran buscados internacionalmente.
Este era uno de ellos.
"¿Participaciones de demonios?" Preguntó Antón con frialdad.
"Dos demonios corruptos, traje sus cabezas por si quieren verlas." Respondió Melorrill y dando una mirada al Cardenal Auguste, declaró. "Este percance me retraso. Pensé en dejar que continuara, pero las responsabilidades del trabajo no pueden evitarse."
Su declaración llevaba cierta animosidad y… Lástima.
"Aunque no estoy en contra de que los jóvenes disfruten su sexualidad sin pudor alguno, me gustaría que lo hicieran con más… Libertad." Señaló Agatha con cierta sonrisa.
La entrega de los deseos y el placer que ofrecían los creyentes de esa diosa, era bastante atractiva para algunas personas.
Sin embargo, esa diosa no era tan agradable y sus rituales podían terminar siendo aberrantes.
Una fiesta de placeres podía convertirse en el lugar perfecto para la corrupción y un nido de monstruos de lo más grotesco.
Melorrill se rio ante esas palabras y asintió animada.
"Estamos ganando batallas tras batallas, pero para ganar la guerra tendremos que realizar grandes sacrificios." Declaró Ackermann de forma solemne.
Con el inicio de Melorrill trataba de dar pie a la conversación principal.
"¿No todas las guerras tienen sacrificios?" Preguntó el Cardenal Auguste y dándole una mirada fría, cuestionó. "¿O todos los soldados, paladines y gente que murió no fueron sacrificios?"
Podía llamar 'héroes' a esas personas que lucharon, pero la verdad era que se sacrificaron para obtener la victoria.
Para el Cardenal Auguste ellos fueron sacrificios y desde el principio de la guerra, tales sacrificios sucedían.
Todos estaban reunidos en este lugar para hablar de un tema controversial, problemático y desagradable para algunos.
La paz.
El desagrado no venía de que la paz llegara, siempre era bienvenida.
El rechazo evidente resultaba que esa paz iba a llevar a que los demonios siguieran viviendo y no sería su derrota.
"Incluso si llegamos a la paz, nadie en esta sala puede negar que se sacrificaran a personas inocentes. Ya sea que continuemos o retrocedamos, sucederá." Dijo Vladislav sin cambiar de expresión.
Dejar vivos a los demonios era como dejar que sus enemigos se recuperaran y se volvieran a levantar.
Era cierto que si la guerra continuaba los demonios iban a empezar a dispersarse a las ciudades para atacar y con ello, muchas personas morirían.
Sin embargo, nadie podía negar que, si la paz sucedía, Medio Oriente quedaría en manos de demonios y todo el lugar se transformaría en una tierra sin ley.
Las personas y refugiados que estaban entre ellos, serian quienes mayormente sufrirían… Y prácticamente serian abandonados y sacrificados.
El silencio ocupó la sala y nadie pudo negar tales palabras.
"Las muertes están sucediendo a cada momento." Dijo de repente Xezor y revelando su rostro, detalló. "Los demonios a cada momento están preparando sus rituales, pero sus objetivos no son esos dioses malignos que están presente en este mundo. Son verdaderas entidades infernales."
De entre los innumerables planos que existían, los portales demoniacos que abrió Malik Zamora fueron portales a mundos demoniacos que estaban conectados a Terra nova.
Si bien no era una conexión directa, eran mundos cuyas entidades que adoraban estaba relacionado con los 'Dioses Infernales', quienes estaban presentes en múltiples planos incluyendo Terra nova.
"Pueden llamar a los demonios como deseen, pero ellos no son estúpidos. Han estado perdiendo la guerra, pero todavía siguen intentando conectarse con los dioses infernales." Explicó Xezor y dando una mirada seria, detalló. "Yo mismo llegue tarde a un ritual de Pereza, quien no respondió, a pesar del número de sacrificios."
Pereza la Muerte Pacifica del Cuarto Infierno.
Una entidad que haría temer a cualquier de esta sala y su respuesta podía ser extremadamente aterradora.
Tal vez los dioses infernales no podían compararse a los Dioses Primordiales, pero si uno miraba la mitología, ellos existieron desde hace eones en algunos planos.
"Por mi parte, también detuve un ritual de Ira… Un demonio formó un coliseo para que se mataran entre ellos y ese Dios Infernal, no respondió." Intervino Antón con frialdad.
Los Dioses Infernales tenían un gran estatus y su dominio en diferentes mundos era notable.
Algunos habían permanecido en silencio durante miles de años y otros eran tan impredecibles hasta el punto de que nadie podía descifrar lo que harían.
Ira el Dios de la Locura era un ejemplo simple de ser impredecible.
Conocido como el Conquistador de Planos, era una entidad que le gustaba atacar y gobernar planos diferentes con innumerables demonios a su lado.
Como si fuera poco esos mismos Dioses Infernales tenían otros dioses bajo su mando, actuando como 'Dioses Subordinados'.
"Ira es conocido como un loco… Él incluso hubiera descendido si lo deseara." Reveló Melorrill con una risa divertida y recibiendo las miradas de los presentes, aclaró. "Lo sé porque lo he conocido."
Parecía una broma, pero nadie se burló.
Entre la mayoría de los descensos en Terra nova, quien obtenía el mayor premio seguido de la Emperatriz del Infierno, era su 'leal soldado', Ira.
A nadie le pareció descabellado esas palabras, ya que esa mujer no era una elfa, era algo mucho más aterrador y sus ojos en forma de un gran lagarto era la prueba.
"Los demonios hasta ahora solo han rezado a los Dioses Infernales o Dioses Demoniacos como Aldaor, quienes le han negado respuesta. Sin embargo, como hemos visto, si le rezan a los Dioses Malignos que están presente en este mundo… Recibirán respuesta." Señaló el Duque Kristoph y mirando a los presentes, precisó. "Solo necesitan el empuje suficiente para que lo hagan a pesar del riesgo a estar atados a deidades desconocidas."
Nadie era tan ingenuo para rezar a un dios al azar y por más extraño que parezca, los demonios eran iguales.
Le gustaba su libertad y por lo general adoraban a dioses demoniacos o infernales de sus propios mundos, incluso adorando a la Emperatriz del Infierno.
Simplemente adoraban a entidades que conocían, sabiendo el precio que debían pagar por sus respuestas.
Sin embargo, ahora que estaban desesperados debido a que estaban muriendo por las fuerzas aliadas, cambiarían de actitud y rezarían a quienes le brindaran respuesta.
Larzura, Barmarak y Ketzula eran quienes podían darle la respuesta y con ello, la fuerza que necesitaban.
Solo necesitaban el golpe final para empujarlos a tomar esa decisión y la verdad era que, ya estaban en ese punto.
"Este es el momento para decidir. Continuamos con la guerra y lo provocamos para que recen a los dioses malvados, llevando a las ciudades europeas y de todo el mundo al caos… ¿O nos detenemos y cedemos un territorio para ellos?" Preguntó Agatha dejando la cabeza cortada en la mesa.
Ambos lados se sacrificarían inocentes, ya sea para ganar la guerra y presionar a los demonios que seguramente realizarían rituales en ciudades pobladas o dejarlos en Oriente Medio con cientos de miles de civiles, que no pudieron huir.
Al menos en ese último caso tenían un aliado y ese era el Rey Demonio Pacífico que había llegado del otro lado y estaba cooperando con el Gremio Los Caídos.
La decisión debía ser debatida entre todos cabecillas de la fuerza aliada que estaban presentes hoy.
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Edward caminó por la calle mientras asentía ante algunos saludos.
Dos semanas pasaron de esa ola y había personas que lo reconocieron debido a su actuación final.
No podía negar que ahora se sentía bien… Era su orgullo siendo validado lo que estaba floreciendo y a pesar de que trataba de reducirlo, era difícil.
La Ciudad Zerzura estaba prosperando tras ola que parecía ser el gran primer desastre.
A nivel internacional se demostró que la Ciudad Zerzura que estaba siendo construida por la Empresa Apicius y la Iglesia del Tiempo y el Espacio, estaba prosperando y tenía la fuerza suficiente.
Una fuerza capaz de proteger a las personas que habitaban en la ciudad y tal hecho era sumamente importante.
Dirigiéndose a la sección más agitada de la zona sur de la ciudad, Edward pudo ver varios edificios de construcción.
Y esta vez tales edificios no fueron construidos para que en el futuro alguien lo ocupara, iban a ser ocupados cuando terminara.
Empresas que antes dudaban de si Zerzura era seguro, empezaron a prepararse para venir, abriendo sucursales en el lugar.
La construcción de los edificios era muy rápida con el apoyo de los robots y drones constructores, lo que hizo que se esperara que en unas semanas abrieran varias tiendas pequeñas.
Suministradas por empresas distribuidoras de gran nivel que se habían asentado en este lugar.
Edward había escuchado que varios diarios deseaban abrir y algunas empresas de medios buscaban empezar un sistema de programación televisiva.
La Empresa Apicius ahora estaba recibiendo muchas propuestas y debido a que esa empresa internacional tenía demasiadas conexiones, ahora esas conexiones deseaban mostrar su 'apoyo'.
Construir una ciudad en medio de África a principios de año parecería una locura descabellada y a pesar de que actualmente la Empresa Apicius no obtenía ganancias y su gasto era igual de alto que antes, la idea no estaba sonando tan descabellada.
El apoyo de la Iglesia del Tiempo y el Espacio fue fundamental, pero su neutralidad siempre dio una mala sensación.
¿Qué pasaría si un señor de la guerra los atacaba?
¿La iglesia intervendría o mantendría esa neutralidad de la que hablaban quedándose al margen y tratando de asegurar que las cosas no empeoraran cuando un bando ganara la guerra?
Tales preguntas todavía seguían en la mente de cualquier inversor y eran preguntas que eran importantes.
La Iglesia estaba presente a nivel mundial, mientras que la ciudad era un asunto local… Tales cuestiones generaban rechazo en los inversores.
No obstante, pese a tales situaciones ahora mismo el progreso se estaba mostrando y la razón era simple.
En uno de esos edificios se iba a construir el gremio de aventureros, mercenarios y una sucursal para los héroes.
¿Qué significaba que esos organismos internacionales llegaran?
Dejaba en evidente que la ciudad estaba obteniendo reconocimiento a nivel internacional y a la vez era la prueba de que era reconocida por esas organizaciones como un lugar en vía de desarrollo.
Seguramente la Empresa Apicius o la Iglesia del Tiempo y el Espacio había movido sus hilos para apresurar tales asuntos, aun así, su llegada iba a cambiar la situación.
Una vez que el gremio de mercenarios estuviera presente atraería mercenarios de todo el mundo, quienes sin duda les encantaría un lugar como este.
Era peligroso, nadie lo negaba, pero para un mercenario cualquier misión era peligrosa.
Y Zerzura ofrecía una enorme ganancia que hacía que todos fueran atraídos a pesar de que áfrica era conocido por su peligro.
Edward se sintió ligeramente satisfecho.
Aportar su grano de arena por muy pequeño que fuera siempre era agradable, aun así, su alegría duró muy poco y su expresión se volvió seria al pensar en un asunto que le había estado llamando la atención.
Había escuchado que las autoridades estaban buscando una siguiente misión arca y los preparativos apuntaban a que iban a ir por las aldeas alrededor de la Ciudad Zinder.
También se buscaba otras áreas al este y todo parecía apuntar que, se realizarían varias misiones en los próximos meses, tal vez semana.
Todo eso era algo público y a pesar del peligro, los milicianos estaban muy emocionados y el gremio Orisha Oko que había reclutado a nuevos miembros también lo estaba.
Los miembros del gremio los Toros Rojos, estaba un poco dudosos, ya que cerca diez miembros de las fuerzas murieron y cerca de treinta civiles fallecieron, durante la primera misión arca al extranjero.
En términos generales, tales bajas serian consideradas pocas, debido al peligro del área y de la misión, pero para algunos aventureros los hizo dudar a pesar de la paga.
Independientemente de la voluntad de los miembros todo parecía apuntar a que se realizaría otra misión Arca, pero Edward sabía que era una farsa.
Estaban preparando una misión más importante y fundamental, la cual él no fue informado y ni siquiera invitado.
No se quedaba en el mismo edificio que Aurora y Alice, así que no podía saber con exactitud sobre la misión, pero tenía sus propias teorías y no se iba a quedar quieto.
Deseaba participar y mostrar que era útil.