webnovel

Único.

Aunque soporto perfectamente la luz del sol, los de mi tipo somos seres de la noche. Me molesta la luz que se refracta a través de las hojas, los arboles con su ramas son lo suficientemente grandes, pero mis ojos simplemente no lo soportan. Es el mejor lugar en el que puedo estar. No importa las incomodidades que pueda sentir, todas son mínimas si significa no estar en mi hogar o en la ciudad. Lo que más me incomoda, además de la luz, son las personas. En un tiempo, me parecían fascinantes, los de mi tipo y los humanos. Todos ellos tenían su propia forma de destacar, de ser diferentes. En los primeros cien años de mi vida, no terminé de conocer todo lo que tenían de ofrecer. Para los otros cien, estaba decepcionado de perder el tiempo más preciado de mi existencia, tratando de esperar algo más de todos ellos. Estaba completamente aburrido. Cada vez que conocía alguien nuevo, tenía la certeza de saber si puede obtener algo de mi atención, rara vez pasaba, rara vez me detenía a darle una segunda mirada a alguien. Sin embargo, siempre prefería estar solo. Puedo vivir más y sé que lo hare, unas décadas conmigo mismo no son nada comparado con las que más adelante viviré.

He visitado lugares, visto guerras, he tocado monumentos, aprendí lenguas, tengo hábitos, he cambiado el propósito de mi vida varias veces y comprendí varios aspectos de los seres de mi tipo. Uno de ellos, el más importante, es despreciado por mi familia. Ellos son escépticos de lo único que para mí es verdadero, lo que tiene valor, el designio de mi raza. Soy un fiel creyente, soy romántico y lo espero con ansias. La vitalidad de mi sangre solo puede ser perfeccionada por otra que se compagine con ella. Si yo puedo ser capaz de encontrar a mi extremo receptor, las pequeñas molestias de mis días, se verán insignificantes al lado de la felicidad que, estoy seguro, voy a gozar cuando lo encuentre. El amor, una de las mejores maldiciones que el creador ha desatado sobre la tierra, la mejor reacción química de hombre, la fantasía ilusa de mi debilitada mente.

Sé que está allí, todos tenemos a alguien que es el sentir innegable de la inmensidad de nuestro corazón. Siento, en lo más profundo de mí ser, que lo encontraré. No seré como mis padres. A pesar de que no envejecen, ellos se rindieron demasiado temprano, ellos no lucharon por lo que querían, ellos tenían miedo de la soledad, quedándose con alguien que los hace sentir vacíos. Desde hace mucho tiempo me prometí no ser así. Mi actitud reacia a la gente no limita mi capacidad de saber quién es mi pareja de vida. Cuando lo vea, lo sabré. No estoy seguro de la sensación, pero los registros dicen que nadie ha podido describir las emociones cambiantes y rebosantes que se generan en tu interior. Los humanos no pueden saberlo, el amor, para ellos es demasiado relativo, ellos no son capaces de reconocer a su amor cuando están cerca de él. Por esta razón es que no odio lo que soy, me gusta pensar que soy capaz de valorar lo que se me ha dado y lo que se me dará. Piensan que hay varios tipos de amor, no soy nadie para desmentir aquello. Pero mi único y verdadero amor, está en algún lado, esperando a que lo halle.

El límite de las dos ciudades está dispuesto en el centro del bosque. Los dos enemigos comparten la belleza de lo que representa este lugar, el legado que alguna vez fue apreciado. Camino entre los abetos, pensando en qué es lo qué tengo que hacer, qué camino tengo que seguir. Hace días, un presentimiento corre por toda mi columna, me dice que hay algo aquí. Este lugar siempre ha sido mi escape, solamente que hasta este momento me doy cuenta que hay algo que me atrae desde hace un corto tiempo, siento que es necesario venir. Llego todos los días para comprobar que algo ha cambiado, que una señal se está abriendo para mí. Sé que este lugar es donde lo encontrare, hoy, mañana, en una semana, no me detendré hasta que el bosque me muestre si este sentimiento es sólo algo descabellado de mi oscura soledad o la inevitable realidad.

Giro un poco mi cabeza para escuchar el sonido de una rama quebrada a unos cuantos metros, agudizo mis sentidos, pero algo los bloquea. Los sonidos vuelven pero más lejanos. Sé que es gente visitante, pero uno entre muchos, es diferente, es débil y está acompañado de un olor muy extraño. Puede ser algún tipo de amenaza. Mamá siempre me dice que no pase la frontera, que del otro lado hay humanos que no pensaran dos veces antes de separar mi cabeza de mis hombros. Sé que no es esa clase de peligro. Ya me he expuesto a la ira de los humanos al otro lado, ellos jamás entran solos. El sonido que oscila es cercano y hosco. Sin pensarlo demasiado, corro antes de que desaparezca. En menos de nada estoy en el sitio. Un pedazo de tierra en donde no llegan los rayos, crecen pequeñas flores y hay ramas muy grandes tiradas alrededor. El sitio es abierto. Casi siempre el sol pega directamente, casi siempre lo evito. Pero hoy, hoy no es el caso. Miro alrededor por alguna persona, no hay nada, frunzo el ceño, definitivamente huelo algo, pero no veo de donde provenga.

Hasta que bajo la vista y allí estaba, muy cerca de mí, acercándose a mí. Un bebé.

¿Qué hacia un bebé humano aquí? No tengo como saberlo, sólo sé que se está acercando a mí, gateando y chorreando baba. Estoy apunto de alejarme. No quiero que ninguna madre humana me vea con su pequeño engendro, estaría en varios problemas incluso si llego a tocarlo y alguien lo ve. Pero no me lo permito. Dejar a un bebé en el bosque, donde hay depredadores, tal vez no tan letales, pero más grandes que él, no es digno de mí. Y me molesta que los padres negligentes de esa cosa no sepan apreciar su vida.

No quiero asustarlo de ninguna manera, así que me siento en el suelo, viendo maravillado como con sus manos se impulsa hacia arriba para poder pararse, se tambalea un poco, cae de cola y vuelve a intentarlo. Yo trato de mirar a los lados, de ningún modo puedo sonreír por la estupidez humana. No puedo sentir cariño por alguien que no volveré a ver. El bebé por fin lo consigue, y con pasos desesperantemente lentos, se acerca aún más. Le falta poco. De un momento a otro, se echa a reír mientras me mira. Sus cachetes suben, sus finos labios desaparecen y parece que tiene esos famosos hoyuelos de la simpatía, me cautiva el tamaño de sus ojos y sus largas pestañas. Cuando le falta menos de un metro, me permito estirar los brazos y recibirlo por los costados de su pequeño torso.

Ahí fue cuando no sólo un instinto se presentó, era un maldito hecho. Mi corazón se apretó, los términos nerviosos de mis dedos hicieron corto con su contacto, todo el sentimiento se extendió por mi cuerpo. Me asusté, y como si fuera poco. Esa cosa tan inexplicable atravesó mis ojos. Todo estaba allí, era como una película que se reproducía con rapidez, que se saltaba momentos, que se detenía en él. Miré sus ojos, miré las visiones que no dejaban de reproducirse. Toda una vida con él. Una eternidad con mi otra mitad, con el amor de mi vida. Le vería en cada instante, me acompañaría hasta el fin del mundo. Compartiríamos todo, anhelaríamos la felicidad del otro. El amor de mi vida, por fin pude encontrarlo. Y, por el momento, es un bebé baboso con olor a leche.

El niño dejó de reír, pero podía decir que estaba feliz, podía decir muchas cosas mientras le miraba. Lo levanté y posicioné en medio de mis piernas cruzadas, quería memorizar el patrón de su iris, quería convencerme que un ser tan hermoso me pertenece.

Él no tardó en llevar sus manos a mi cara, tocando, curioseando, posiblemente preguntándose por el extraño color gris de mi cabello, jalándolo y dejándose caer en el piso para tomar la tela de mi camisa, jugar con los botones, y no podría estar más embelesado cuando empezó a hablar. No entendí ni una sola palabra de todo lo que dijo, pero me lo tomé personal. Sonreí, sonreí hasta que me dolieron las comisuras de mi boca. Reposé una mano en su gorro de algodón y luego pasé a acariciar su mejilla. Su piel, indudablemente suave y de nuevo ese extraño olor. Ahora sabía que venía de él, no sabía que era, los humanos no desprenden olores naturales tan intensos, no era un vampiro, eso era seguro.

- ¿Qué clase de criatura eres? - le pregunté obteniendo un largo silencio, luego una carcajada y unos brazos extendidos. Lo tomé de nuevo a la altura de mis ojos, se acercó peligrosamente a mí. Giré mi cara, sabía lo que iba a hacer, yo estaba gustoso de recibirlo. Como lo deduje, tomó mi cara con sus manitos y me dio un beso, un beso pegajoso, lleno de saliva. Besaba de la forma en la que besa un bebé. Y mi corazón parecía sufrir un severo revoloteo. Tanto tiempo latiendo, incluso más lento de lo normal, mi corazón está sufriendo las consecuencias de su ternura.

Sabía que no podía quedarme con él, por el momento. Aunque lo anhelara con toda mi alma, tenía que dejarlo ir. Los olores ajenos me decían que había presencias cerca, probablemente buscando a mi cosita. Tal vez pueda rastrearlo en la noche, ellos no se darían cuenta y podría ver en qué clase de condiciones vive. Lo dejé sentado encima de la hierba, él estiró sus brazos hacia mí. Estaba a punto de alejarme, cuando vi un destello luminoso en las esquinas de sus ojos y una cantidad enorme de tristeza se arrastró de igual manera por mi garganta. Empezó a llorar con sus manos en un constante movimiento de abierto y cerrado, luego los hipidos llegaron, me extrañó que no hiciera el escándalo que los bebés normalmente hacen cuando lloran, y eso, aparte de aliviarme, me hizo sentir más miserable.

Siempre he sido un blando. Me acerque rápidamente, lo alcé y lo apreté suavemente contra mi pecho. Jamás había sentido dolor emocional o físico, no obstante, con sólo ver su cara enrojecida y su silencioso llanto, me hizo sentir destrozado. Sé que no podría soportar otra muestra de dolor y me preocupa. Me aterra el hecho de que cuando crezca, más lágrimas mancharan sus adorables mejillas y quiero protegerlo de todo, quiero ver su sonrisa y sus adorables carcajadas. Su pequeño cuerpo se relaja y deja de quejarse, entendí que no era como el constante capricho de un bebé por alguna cosa, era el sentimiento de pérdida, era real. Él también lo siente, estoy seguro. No quiere que me aparte de él.

- ¡JungKook! - pero debo dejarlo ir. Al menos por hoy, al menos hasta que ya no sea una pequeña bola de lamento.

Ver las gotas que se resbalan por toda su cara, es desgarrador, más cuando debo dejarlo en el suelo. Despidiéndome con el corazón roto. Se siente como un verdadero adiós y pienso que tal vez no fue buena idea venir. Pienso que el que me haya hecho esto, no pensó en todo el tiempo que tenía que esperar, veinte, treinta años no son nada, puedo esperar toda la eternidad. Pero por primera vez en mi vida, no quería, esperar no era una opción. Quiero quedármelo, aunque suene egoísta, quiero llevármelo lejos. Cada paso que doy, se siente pesado, estoy lejos, viendo entre los arboles como sigue llorando mirando hacia mi dirección. Cuando vi que estaba decidido a pararse y caminar hacia mí, personas salieron del otro lado, corriendo y hablando, gritando y apretándolo en un abrazo. Yo no escuchaba que decían, simplemente miré su adorable carita que se asomaba detrás del hombro de una mujer. Él sabía que yo seguía ahí.

Se perdieron de vista y como un masoquista, seguía escuchando los balbuceos de mi bebé. Sus lágrimas chocando con el hombro de la mujer y los pasos de las personas que se lo llevaron. Me quedé en la misma posición hasta que anocheció. Sin pensarlo demasiado, pasé la frontera. No era la primera vez que me infiltraba a este lado del bosque, sin embargo, hace años dejé de hacerlo, cuando mi madre amenazó con abandonar el lugar si no me comportaba, ella, extrañamente, sabia cuando le desobedecía. Si bien, esta vez podría cumplir su promesa, yo no me iría a ningún lado.

La luna acompañaba mi trayectoria. El bosque era extenso, cubría la mayor parte del norte de corea. En menos de quince minutos estaba del otro lado. Iba a salir a lo que creo que era la civilización, pero algo llamó mi atención, el olor que cargaba el pequeño se intensificaba, como si fuera una fuente completa de tierra húmeda con almizcle. No estaba donde creía ver casas rudimentarias. Así que retrocedí, dejándome guiar por el olor. Pero cada vez que me acercaba, todos mis nervios gritaban "peligro". Por un momento pensé que mi compañero estaba bajo amenaza, pero escuché su estruendosa risa. Mi corazón me decía que no perdiera el tiempo y fuera a investigar que era ese lugar que divisaba escondido entre los troncos, pero mi razonamiento gritaba que debía retroceder. Al final no tuve tiempo de preguntarme si era una buena idea cuando ya estaba trepando en la copa de un árbol para tener mejor vista. Era una especie de campamento, seguramente estaban haciendo una especie de excursión por el bosque, eso explica porque el bebé estaba rondando fuera de los limites, pero algo no se sentía correcto, no eran humanos. No comprendo que clase de criaturas pueden ser, así que espero paciente a que algo se muestre.

Esas personas empiezan a reunirse alrededor del fuego, empiezan a hablar de cosas que no me interesan. No es hasta que una mujer sale con mi compañero que presto verdadera atención a su alrededor. La mujer le llamó JungKook, un nombre ideal, uno que estaba destinado a la grandeza. JungKook estaba sentado en las piernas de la mujer, su madre, y su padre por lo que veo, hablaba a los demás. No me interesaba, sólo veía como JungKook hacia burbujas de saliva y sostenía entre sus manos un juguete. Cuando vi que los hombres y mujeres empezaban a despojarse de sus ropas, me extrañe ¿Qué clase de cosas estaban dispuestos a hacer y enfrente de mi pareja? No lo sé, pero no me estaba gustando el sentimiento. Todos mis sentidos me gritaban que debería irme, que no era ni remotamente peligroso para JungKook, pero para mí, podría ser terrible.

El grupo de no más ocho personas, se alejó lo suficiente y empezaron a murmurar. Algo sobre correr y rituales, sobre el llamado de la luna y su maldita posición ¿Por qué su posición? No entendía nada, pero estaba asustado. No estaba de esa forma desde que tenía diez años, hace mucho jodido tiempo. Antes de darme cuenta, los huesos crujían, el pelaje emanaba y los aullidos se hacían presentes. Casi suelto la rama en la que me sostenía. Tal vez estaba bajo algún hechizo, seguramente algo me hizo alucinar. Mi bebé empezó a aplaudir y reír en su dirección, me di cuenta de que para él no era la primera vez que presencia algo así. El tumulto de pelo y kilos pesados no se movía, estaban olfateando el aire, y pensé que me estaban buscando a mí. Mi teoría cobró sentido cuando unos ojos amarillos se posaron sobre mí, desde esa jodida distancia. Vi como el más grande torno sus ojos a un espeso color rojo y si, estaba en problemas.

Caí sobre mis pies. No di ni un paso cuando ya entendía que me estaban acechando. Corrí. No me sirvió de mucho, esos, ¿lobos? ¿Podría llamarlos así?, esas criaturas me seguían el paso, pisaban mis talones. Era rápido, ellos eran brutalmente ligeros para su peso. Cuando pasé la frontera, ellos se detuvieron, yo también lo hice. El más grande mostraba sus afilados dientes, mirándome con una clara advertencia. Me dieron la espalda, aullando por última vez y dejándome con vida por una única oportunidad.

Esperé a que la incomprensión dejara de nublar mi vista. Me desplomé en el suelo, viendo la línea gruesa que nos separaba. Los hombres lobos eran un mito, tanto en mi mundo como en la ignorancia humana de las criaturas sobrenaturales. Eran cuentos que les contabas a los niños antes de dormir, eran la clase mitos que te contaban en el colegio. No eran reales. Siempre nos hemos jactado de que somos los únicos seres de naturaleza superior, he oído a mis parientes hablar con desprecio de los otros, de los que están por debajo de nosotros. ¿Ellos saben que si existen o simplemente lo ignoran? No alcanzo a entender a lo que me estoy enfrentado. No sé a quién decirle, sé que nadie de mi raza creerá en mí. Si voy otra vez y confirmo lo que mis ojos han visto... no, ahora sé que podría atentar contra mi vida y no soy inmortal si me arrancan las extremidades. Y, oh mierda.

Mi compañero es uno de ellos.

.

- ¿Qué consumiste? ¿Otra mierda humana? - me sostuve la cabeza con las dos manos mientras mi madre me miraba reprobatoriamente desde el umbral de la sala - Claro que no existen. Llamaré a TaeHyung, no me gusta que andes con él, ni las drogas que consume de los humanos. - me levanté del sofá, a ella nunca le gustó TaeHyung ni sus ideales, sobre todo sus ideales. Pero ese no es el caso.

Estuve guardando bien el secreto por cuatro años. No quería exponer el mundo de JungKook, algo me decía que si llegaba abrir la boca, podrían empezar a invadir el bosque o por el contrario, catalogarme como un demente. Mi madre decidió que las drogas hicieron que perdiera el juicio. En la mañana, no estaba dispuesto a decirle a ella lo que he guardado, pero por otro lado, sentía que hoy era el día para hacerlo. Cuando ella me miró sin ninguna expresión y cruzó los brazos por su pecho, sabía que iba a obtener otro de sus sermones. No entendía como seguía insistiendo con mi madre cuando mi padre es más receptivo en estos temas.

- Eso no nos hace nada y lo sabes. - Me paré en frente de ella - No me crees ¿verdad? Yo los vi hace un tiempo, son reales. - insistí por última vez.

- No vamos a hablar de las alucinaciones que esas cosas te provocan, JiMin. - suspiré, ella jamás ha entendido ningún aspecto de la clase de vida que llevo, no puedo esperar a que ella crea algo de lo que digo. Ella es intolerante a cualquier cosa, parece que es la única enfermedad de la que sufre. Pensé que prepararla para la noticia era lo mejor. En este tiempo me la pase preguntándole acerca de otras criaturas, otros mitos, leyendas a voces. En un momento sentí que nos acercábamos por mi repentina curiosidad de nuestro origen y demás, pero en cuanto mencioné cambia formas lobos, fue más histérica de lo que creí. Y me di cuenta de que si quiero estar con JungKook, no podría hacerlo en las narices de mi madre.

Salí de la casa, hambriento de algo de sangre. A pesar de que quería acercarme a mi madre, fue a mi padre al que le platiqué sobre las parejas destinadas. No le dije en sí que lo había encontrado, sin embargo, lo dedujo por sí mismo. No me preguntó nada después de eso, simplemente me dijo que no me preocupara por mamá cuando pasara la frontera, que mi secreto estaba a salvo con él. No podría estar más agradecido. Gracias a él, pude esconder mi olor y camuflarme entre los humanos del otro lado. Gracias a él, puedo verlo crecer; su primer día de colegio, sus jugarretas en el parque, sus primeras palabras. Una infinidad de caídas y ojos llorosos. Muchos cambios de prendas y los juegos de la pelota. Ahora tiene cinco años, una tierna edad. Una edad en la que no quiero que crezca pero, al mismo tiempo, sé que tiene que hacerlo, que si no lo hace, no estaremos juntos. En todo este tiempo, no hemos tenido contacto físico. Aunque no le dije a mi padre que era un cambia formas lobo sé que él sabe que es diferente, advirtiéndome que si llegaban a saber que tuvo contacto con un vampiro, puede que lo alejen de mi lado. Quiero con todas mis fuerzas llegar a él, pero no puedo arriesgarme más de lo que lo hago todos los días.

Sólo tengo que ser paciente, pero deseo que el tiempo pase más rápido. El amor de mi vida está a un paso y los factores a los que estamos atados nos separan. Soy miserable cuando está con alguien que no soy yo, cuando pueden hacer lo que yo no puedo, y cuando no valoran lo que ese pequeño les da. Deseo sostenerlo cerca y oler su aroma, quiero ser el que le pregunte sobre su día en el colegio y el que juegue con él a las escondidas. Ya no quiero ser el que lo salva de tropezarse con las ramas o el que hechiza a los niños que jalan de sus ropas hasta hacerlo caer. Pero sé que, por el momento no puedo ser más.

A veces creo que él sabe que estoy ahí, cuando su silencio se hace presente o mira a través de la ventana, sé que sabe que estoy allí. Sé que no le molesta correr por el bosque porque sabe que yo quitare todos los obstáculos, que no se asusta de los niños grandes porque yo no dejaría que se sobrepasen.

Lamentablemente, cuando no vez a una persona, piensas que o está ahí o que necesitas una revisión de juicio. Y eso fue lo que pasó cuando cumplió los doce años. JungKook dejó de mirar por la ventana, escapaba de los brabucones, no corría por el bosque. Dejó de sonreír. Es un chico callado, de esa clase que mira al suelo la mayoría del tiempo. Del tipo que llora sin consuelo por las noches. Y sé que me olvidó, que descartó la idea de que alguien le esté cuidando. Lo único que quería, era irrumpir en su habitación y susurrarle lo que necesitaba escuchar, sin embargo, sabía que no era prudente. Esperar hace que su dolor llegue a mí profundamente. No mejoraba cada vez que crecía más. Ese bebé que reía sin parar y disfrutaba de la compañía de los demás, se fue, se alejó demasiado pronto. Cuando estaban en la corrida lunar, él se quedaba en casa, no hablaba con sus padres y le daban ataques de arrebato de vez en cuando. Le veía tomar montones de libros de la biblioteca, sumergirse en su música y hundirse en sus pensamientos.

Ahora tenía dieciséis años, estaba creciendo bien por lo que veía. Me lastima el no saber cuál es el tono de su voz. Hace mucho dejó de usarla. Estaba en la acera contraria a su ubicación. JungKook estaba sentado en una banca en el parque que daba al ayuntamiento, leía sin parar y escribía en una libreta que siempre llevaba consigo. Estaba muy concentrado, pero después de un momento, se molestó, no sé de qué, si al menos separara sus labios podría deducir al razón. Guardó todas sus cosas en su mochila y se levantó a caminar en la dirección contraía. Como siempre, seguí sus pasos, cuidándole, debido a que por estar escuchando música no escuchaba el sonido de los carros que se avecinaban por las calles. Era un chico imprudente, sabía que si no fuera por mí, estaría con una colección de fracturas.

Cada vez que avanzaba, más me sorprendía el camino que seguía. Iba hacia el bosque, rara vez entraba. Desde su primera transformación no fue capaz de pisar el bosque una vez más. Pero se dirigía allí. Recuerdo a la perfección el día de su primer cambio, su padre estaba allí con él, diciéndole que fuera un chico fuerte, que después de la primera impresión, era tan fácil como respirar. Recuerdo que casi me abalanzo sobre el claro de práctica cuando empezó a gritar de dolor y lágrimas impotentes empezaron a acompañar el quebramiento de los huesos. Pero, como toda espera, resultó siendo una de las cosas más hermosas que he visto. Su pelo brillante de un tono castaño oscuro, dientes enormes y un fantástico porte. Eso fue hace dos años, esperaba que está fuera la oportunidad de volver a ver algo como eso.

En el momento en que estuvo lo suficientemente lejos de cualquier ojo curioso, dejó su mochila al lado de un gran árbol, sentándose con su espalda descansando en este. Me subí al árbol con el que me escondía, viendo como con su frustración no era capaz de calmar la tormenta de sentimientos negativos que estaba atravesando. Estaba anocheciendo. No sabía exactamente que emociones predominaban cada vez que lo veía, desde el día en que lo conocí, no hemos tenido un momento a solas que califique apto para hacer acto de presencia. Incluso así, considero que no es apto hacerlo ahora. Sin embargo, deseo ir y abrazarlo, decirle todo lo que soy y lo que nosotros somos en una unidad, decirle que estamos destinados y que cualquier mal que pueda sentir será opacado por todo el amor que estoy dispuesto a darle. Pero, soy un poco más razonable eso. JungKook es un adolecente. Pasé por cualquier tipo de cosas en mis primeros cien años, solamente quiero que todo sea más fácil para él y una pareja enlazada en estos momentos no es lo que necesita, su mente todavía no está del todo desarrollada para asimilar este tipo de cosas y algo me dice que como yo no sabía de ellos, JungKook no tiene ni idea de mi existencia sobrenatural. Es mucho mejor que se enfrente a ello con unos años más encima, que con las etapas terribles de adolecente.

JungKook se levantó de su sitio, empezó a despojarse de sus ropas y acumularlas encima de su mochila. Nací vampiro, así que no estoy muerto, tampoco puedo ignorar la belleza sublime de mi pareja, desvió mi vista y apretó los labios. Se, por lo libros antiguos que busqué en todos estos años, que la clasificación de los cambia formas radica en los Alfas como líderes potenciales, se cómo distinguirlos, JungKook nació para ser uno. Los músculos en su cuerpo, su olor, su cabello grueso y su altura, corroboran lo que estuvo destinado a ser y como cambió considerablemente todos estos años.

Jamás sentí atracción física hacia él, hasta ahora, y es, quiero decir, era un bebé cuando lo conocí, no podía tener el tiempo de pensamientos que hoy recorren mi mente. También siento que es una falta de respeto pensar en lo sexy que se ve desnudo y enojado cuando está pasando por un mal momento.

En una abrir y cerrar de ojos, su forma animal se alzaba majestuosa ante mis ojos. Me gustaba el cambio, a veces veía como otros miembros de su manada hacían aquello, pero nada se comparaba con el sentimiento de orgullo que me atraviesa ahora mismo. Sin duda ha crecido, yo sólo espero que cuando alcance su completa madurez, sea tan grande como su padre. El lobo rondaba en círculos, parecía más sereno, más calmado, más libre incluso. Tanto tiempo reprimiendo su otra parte debe de haberle ocasionado repercusiones a su cordura, seguramente eso era lo que necesitaba para aliviar lo que le disgustaba. Su parte animal. Podía ver sus ojos dorados con matices oscuros, sabía que ahora se sentía mejor que hace un momento. Olfateó el suelo, sus propias pertenencias y el aire. Tenía encima los aplacadores para que no me rastreen, me gustaría no tenerlo para que JungKook me note por primera vez.

Después de un tiempo, me di cuenta que no me podía quedar por mucho tiempo. Mi madre se preguntaría porque no estoy en la cena y armaría un escándalo descomunal. Justo cuando iba a descender, mi pequeño lobo levantó sus orejas, todavía no había hecho ningún tipo de movimiento así que no era lo que le llamaba la atención. O eso creía. Solté una última respiración, cuando esos ojos dorados se detuvieron en mi dirección, estaba considerablemente lejos, demasiado lejos, no sabía cuál era la capacidad visual de mi compañero, mas, sin duda, él me estaba mirando o intuyendo que ahí es donde me encontraba. Mi corazón retumbó una y otra vez. Mi pareja, por primera vez en mucho tiempo, sabía que estaba allí. Y no podía alejarme, iba a quedarme hasta que él se cansara, hasta que se fuera.

No iba a ser demasiado pronto, cuando él soltó un lamento gracioso de cachorro, se acostó en la hierba y pasó sus patas por sus bigotes, luego, acomodó su hocico encima de sus patas delanteras, sin quitarme la mirada ni un segundo. Me senté en una gruesa rama, recargando mi costado derecho en el tronco y balanceando mis pies. Le di el pase completo para mirarme. Por el resto de la noche, JungKook no se movió, ni tampoco hizo otro sonido, yo no me atrevía a acercarme. Y así fue como hasta el amanecer él decidió que ya era suficiente.

No sabía cómo funcionaba esto de cambiar de forma. No sabía si se acordaría de mí estando en su conciencia humana, no sabía si era simplemente una presa que estaba dispuesto a atrapar cuando bajara de mi escondite. No sabía absolutamente nada de la criatura que era mi pareja, y me estaba desesperando. Cada día que pasaba era un tormento para mí, me estaba marchitando, mi amor por él es tan inmenso que no poder tenerlo me está haciendo más débil.

.

Después de que JungKook tuvo esa fatídica conversación con sus padres, de alguna manera, estoy con un mejor humor, como si esas palabras me hubiesen dado la vitalidad que mi alma necesitaba. Ese día, la voz de JungKook sólo eran aclamaciones a lo bajo y muecas de disgusto, no estaba seguro de si sus susurros se catalogaban como palabras sólidas, pude saber de qué se trataba la conversación cuando sus padres empezaron a gritarle sobre esa decisión. Y es que JungKook quería dejar la ciudad para irse a la capital, a estudiar. Por un momento no pensé como eso me afectaría, pero después, dios, después de ello, una completa idea estaba zumbando por mi cabeza. Yo, claramente, no podía estar lejos de mi pareja destinada, eso sería completamente absurdo, tenía que ir con él. Esa es la única respuesta para esto.

Si JungKook tuvo la necesidad de irse, bien puedo hacer lo mismo. No entiendo cómo diablos funciona esto de la separación de las ciudades por una frontera, justamente en el bosque, extraño en su momento, pero empiezo a entenderlo. Vampiros y lobos, tienen alguna cosa insólita de odio mutuo que no los deja convivir en armonía, se de antemano que son completamente diferentes. Pero bueno, esta es sólo una teoría. También sospecho que los de mi generación no saben acerca de ellos por elección de los vampiros mayores, puedo apostar que mis padres saben de su existencia pero prefieren ocultármelo y engañarse a sí mismos. Todavía no entiendo muchas cosas y tal vez pasen años antes de que comprenda una mínima cosa de las dos civilizaciones. Sin embargo, entiendo que somos amenaza natural y que no debemos estar aquí si queremos ser aceptados. Que no encajábamos desde un inicio.

Así que hoy me levanté dispuesto a contarle a mis padres mi plan, mi madre se encontraba en el centro resolviendo algunos asuntos internos del aquelarre y mi padre, como siempre, se encontraba en su oficina, atendiendo acuerdos de tierras con los humanos y descansando de haber consumido sangre contaminada hace unos días. Se me ocurrió mejor ir donde mi padre, por cuestiones de entendimiento y cercanía. Seguramente mi madre se enojaría si sabe que lo consulté primero con él, pero bueno, no hay nada que yo haga que a ella no le moleste.

Toque dos veces y empuje la puerta lo suficiente para asomarme. - ¿Puedo pasar? - mi padre colgó el teléfono y asintió mientras se sentaba en el sofá de las visitas, yo me senté enfrente de él.

- ¿Tu madre sabe que piensas irte? - nunca voy a entender como este hombre puede saber tantas cosas con sólo mirarte a los ojos, él ha vivido demasiado tiempo para saber muchas cosas, aun así, es impresionante.

- nunca dije eso.

- Sabes que no puedes ocultarme nada, eres como un libro abierto. - asentí, suspirando. Mi padre me conocía más que cualquiera, aunque a veces era un poco aterrador, más cuando creo que aprendí a ocultar mis emociones.

- Pienso que tus dones te permiten saber todo tipo de cosas.

- No voy a desmentir eso, pero mis conexiones son mucho más valiosas que eso. - Le mire sin entender a qué se refería, hasta que lo que dijo después me dejó helado - sé que el hijo del Alfa dejará la manada, al menos por un tiempo.

- Nunca me dijiste... tu nunca lo corroboraste. - balbucee. Aunque sabía que él tenía conocimiento de muchas cosas que rondaban por mi vida, no pensé que fuera capaz de saber de antemano ese tipo de cosas por información externa.

- Nunca me preguntaste directamente.

- ¿Por qué no me lo dijiste antes?

- Las paredes tienen oídos. - bufé, dejando que mi espalda chocara estruendosamente con el espaldar del sillón.

- Pasas demasiado tiempo con los humanos.

- Ya estas empezando, te pareces a tu madre. - Desvié la mirada, incapaz de mirarle por más tempo. Aunque no quisiera, tenía toda la jodida razón - sé que no te gusta esa comparación, pero es verdadera.

- ¿Me explicaras, por qué no me lo dijiste? aun cuando ya sabias que tenía contacto con ellos, me ayudaste a pasar la frontera y me cubrías, ¿por qué lo hacías? tienes algún tipo de relación con ellos.

- Nada raro, simplemente lo sé. - su tono calmado pero autoritario siempre me desesperó cuando teníamos una discusión. Esta no era una excepción. Solté un resoplido y respiré, este no era el momento para tener un altercado por cualquier cosa. Aunque si me hubiese gustado que soltara más información.

- Si bueno, lo sabes ¿no? Él es mi pareja destinada.

- Lo supe en cuanto llegaste a casa ese día, te veías alterado, pero el olor de lobo encima de ti lo confirmó, sabía que tendrías algún tipo de conexión con el lobo que tocaste aparte de ser una amenaza. - Dedujo la pregunta en la punta de mi lengua y prosiguió - los padres sabemos ese tipo de cosas.

- Mamá... - pronuncie, aterrado de que solamente este atado a una cruel trampa de ella. Como ese cuento de estira y afloja, dejándome a mi libre albedrio y luego destruyendo todas mis esperanzas. Sé que ella lo haría. Pero la negación de papá me tranquilizo.

- Ella ignora las cosas que sabe. - Pude ver un destello de tristeza, un dejo de algo que no permitió que le afectara más de la cuenta - Ella prefiere ignorarlas. - así que opté por dejar el tema por la paz, siempre supe que papá era más sentimental incluso que yo mismo y siempre me gustó más compararme con él.

- No es bueno que los demás no sepan de la existencia de los cambia formas.

- Es un mecanismo de defensa, tal vez no ahora pero antes...- negó, como si algo le molestara - mira, sé que crees que no encontré a mi pareja destinada, JiMin. Te he escuchado decirme que no soy perseverante, que no luché lo suficiente. En ese tiempo, mi pareja no era alguien para mí.

- Era tu pareja.

- Era para mí, claro que sí, sólo que en ese tiempo no podía serlo. - Me miró, por primera vez, con los ojos acuosos - me hubiesen quemado. - abrí mis ojos desmesuradamente, no creyendo la posibilidad de algo como eso - fue hace mucho tiempo y ella era una cambia formas lobo. - no dije nada por un largo tiempo, todavía estaba tratando de reunir todos mis pensamientos, de asimilar esa declaración. Mi padre, él me entendía, él sabe por lo que estoy pasando y él renunció a su pareja destinada. Por mi mente pasó esa posibilidad, me moriría sin la razón de mi vida, no soy capaz de concebir como papá ha estado viviendo todos estos años, ni siquiera quiero preguntar qué le pasó a ella.

» Te doy mi permiso para que te desligues de los lazos familiares. - levanté la vista ante sus palabras, sorprendido de ellas.

- ¿En serio? - el legado familiar era tan importante para los vampiros. Desde el inicio, comprendí que no podía seguir en el aquelarre si quería estar con mi compañero, el que mi padre me desligue por su cuenta hace las cosas mucho más fáciles, al menos para mí. Sé que él no quiere que yo me vaya, soy su único hijo, el tiempo de procreación de mi madre ya está caducado, así que siempre tuvimos esa conexión. Pero él sabe lo que tengo que hacer, y para mi es más que suficiente.

- Somos eternos, JiMin. Las oportunidades, por desgracia, son limitadas.

.

Seúl, la querida y apestosa Seúl. No había bosques, ni caminos empedrados, ni buenos olores. Tampoco había arboles los cuales descansar en un día caluroso. Estaba ese asfalto que absorbía el calor y los sitios excesivamente abiertos, sé que no puedo, pero juro que me puedo desintegrar si el calor azota tan fuerte en esta parte del país. En mi hogar al menos había brisa, aquí ciento que mis ojos se derretirán incluso con las gafas de sol. Tomé un taxi del aeropuerto hasta la residencia de estudiantes, tan solo eso consumió todas mis energías. Lo único que me mantenía, es que cuando llegara podría encontrarme con JungKook. Eso definitivamente era un total incentivo. Pero, maldición, estoy empezando a odiar esta ciudad.

Se, de antemano, o por chismosear mucho a todos los conocidos de mi bebé, en que universidad estará y que es lo que va a estudiar. Me sorprendió cuando "arquitectura" llegó a mis oídos, pero sabía que me sorprendería de muchas cosas de mi pareja ahora que tendré más oportunidades para conocerle. Decidí que no podía estar muy lejos ahora que podía aprovechar cada una de mis oportunidades, así que arte moderno fue una buena opción para mí, más si compartiríamos facultad, clases, practicas, podría, inclusive, dormitorio. Pero el cachorrito fue una cosa demasiado afortunada con su dormitorio en solitario. Bueno, mejor, así cuando le conozca podríamos estar a solas en su espacio.

Bien, si, estoy actuando un poco espeluznante, pero, demonios, estoy demasiado emocionado por esto. Jamás he cortejado a nadie que me interesara en serio, normalmente no tenía que hacerlo, pero esta vez quiero probar esa experiencia. Creo que he leído demasiadas novelas para renovar mi romanticismo cada año y por alguna razón, siento que a JungKook le gustará. A pesar de que seamos una pareja destinada, de que nos podemos saltar todo eso, para mí es necesario, no simplemente te enamoras de una persona por el lazo innegable que hay entre ellos, tienes que cuidar su amor y regarlo, como una planta, trabajando para que ese amor florezca y pienso hacerlo desde un principio. Si desde el comienzo los cimientos son fuertes, el resto será más fácil. Y... por los que me crearon, soy demasiado cursi.

El resto de mi fin de semana, me dediqué a brincar de aquí para allá, averiguando cada uno de los movimientos de JungKook y sintiendo ansiedad por abalanzarme sobre él cuándo le veo rondando, conociendo el campus o cuando sale de su habitación para cualquier cosa. Ahora que no siento la frontera separarnos, me afecta una maldita necesidad que no me deja ni dormir, normalmente descanso como si hubiese muerto, pero ahora, van tres días desde mi última siesta. Si no conocía a mi lobo, perdería mis fuerzas para futuros encuentros.

Después de dos semanas, sabía que estaba listo para el siguiente paso. Estuve acomodándome al nuevo sitio de estudio, debo admitir que hace mucho tiempo no asistía a una universidad, después de más de treinta veces empiezas a cogerle un poco de aberración a que los humanos se pasen de listos, más de una vez quise atentar con sus vidas, otras veces hechicé a los maestros por ser jodidamente injustos, como no quería recaer de nuevo en mis habilidades, abandoné cualquier posibilidad de ello. Pero eme aquí, estudiando arte moderno con humanos petulantes y egoístas. Pensé que no lo soportaría, aun así, tengo que esperar a los exámenes finales, eso me dará un indicio de que debo estar aquí o simplemente buscaré otra forma de pasar más tiempo con JungKook.

Divisé a JungKook entrando nuevamente en la biblioteca, no me gusta estar allá. La vieja bibliotecaria siempre me mira de más y no aguanto el olor, los humanos pueden decir que es gratificante, pero alguien como yo, el olor ha guardado ya me tiene hastiado. Sé que a él le provoca alergia y aun así está allí. Pensé que cuando viera gente nueva y estuviera en un ambiente diferente, se iba a permitir conocer gente, que hablaría más de dos palabras y no por cortesía, que miraría a los demás con más confianza. Sin embargo, eso no pasó, presiento que no pasará en un buen tiempo, y quiero saber qué fue lo que pasó para que él sea de esa manera, cuando en mis visiones le veía sonriendo como cuando era bebé y se jactaba de cualquier cosa con esos ojos llenos de emoción.

Pero ahora recuerdo que esas visiones son conmigo estando con él, así que no pierdo más el tiempo y entró a esa pocilga. No entiendo mucho las ideologías de JungKook y me gustaría tener un lazo para poder leer su mente y entender muchas de las actitudes que toma, la verdad es que nunca he entendido cualquier comportamiento que no fuera el mío

Pasé de largo las miradas curiosas de varias personas. Cuando arribé, había gente que quería conocerme, saber más de mí. Por alguna razón se sentían fascinados hacia mi presencia, hacia todo lo que yo hacía o decía. Les atraía mi asentó y sus olores excitantes eran bastante abrumadores. Todavía no me acostumbro a ese tipo de atención, pero gracias a eso, gracias a los cuchicheos, he podido notar que JungKook me ve también, sin ningún tipo de expresión y por escasos segundos, pero lo hace.

Tomo cualquier libro que mi visión periférica detecte como literatura del siglo XVIII, siento como la pasta desgastada pasa débil por la piel sensible de mis manos. Paso los dedos por las hojas unas cuantas veces y antes de sentarme en frente de JungKook, miro el ejemplar que mi arrebato a escogido. Me sorprende lo que mi subconsciente le hace a mi reputación. Varias personas, como siempre, miraron hasta cuantas veces ojee el libro en mis manos, los susurros empezaron a ser habladurías en volumen considerablemente alto para el lugar. Maldije, igualmente sentándome en el que sería mi lugar.

JungKook tenía un libro, su libreta, audífonos y un café en su lado izquierdo. Como sabía que su atención se desviaría hacia mí muy tarde a partir de ahora, simplemente me quedé suspendido, viendo como su flequillo tapaba gran parte de su cara, como su respiración se agitaba cada tanto, como la vena de su cuello palpitaba. Es la primera vez en mucho tiempo que puedo tenerlo tan cerca, la mesa de madera es un obstáculo demasiado grande ahora, necesito tocarlo, sentir su olor en mi nariz, enterrar mis dedos en su cabello. Los dedos me pican, estoy demasiado cerca, mi depredador interior quiere tomar el control del olor que JungKook expulsa. No controlo mis manos que se clavan en la superficie, desquebrajando la madera, estoy a punto de levantarme, cuando sus ojos se encuentran con los míos, y recuerdo que mi naturaleza se ha mostrado por un breve momento, que probablemente me haya visto alguien, pero me asusta más la reacción de JungKook frente a mí.

Simplemente me mira en silencio y yo me permito relajarme, mis uñas se contraen y la sangre que han dejado mis colmillo rebeldes, es saboreada por mi lengua. Mi cuerpo descansa de la impresión inicial. Por sus ojos fijos en los míos sé que ha apreciado el color rojo de ellos. Ahora siento algo relativamente nuevo, experimento una especie de opresión, que, si me fuera vital respirar, me habría desmayado. Siento que el miedo se expande, calando mis huesos y mi corazón parece más vivo que nunca.

JungKook se quita los audífonos y su cara muestra desconfianza hacia mí, lentamente, se sus intenciones, cogerá todo lo que posee y saldrá huyendo como siempre lo hace cuando alguien se le acerca. Y ahora un poco de ansiedad me saluda desde la garganta y se burla de mis intentos desesperados por hablar, por impedir su marcha. No se veía como sus anteriores encuentros, podía sentir que no estaba cómodo, el sudor en su frente corroborada que debería sentirse de una manera extraña, su ceño fruncido que no entiende lo que las emociones hacen con él. Y lo entiendo perfectamente, me reconoce, de alguna manera lo hace. Lo sé.

Trato de calmarme, con el instinto de que mi pareja necesita de mi consuelo. - No te vayas, JungKook.

Me mira de nuevo, dejando su libreta a medio camino del fondo de su mochila. Un temblor recorre su cuerpo y antes de que retome sus acciones, me levanto, rodeo la mesa y me siento a su lado. Gruñe una maldición mezclado con el sonido ronco de un verdadero gruñido. Me mostraría los dientes su pudiera. Se siente completamente amenazado y extrañamente, yo también. Como dos depredadores que no pueden congeniar, jamás lo han hecho. Aun así, estamos hechos para el otro. Con parsimonia, deslizo una mano por su hombro macizo, suspirando por el maravilloso toque, él también lo hace. Escucho perfectamente el ritmo de su corazón golpeado desenfrenadamente y su sangre reaccionando con la mía, sus pupilas dilatadas y su respiración desembocada.

Me pregunto si lo sabe, esto acerca de las parejas destinadas, me pregunto si sabe el nombre de lo que estamos experimentando.

- Suéltame. - para mí es imposible no complacer todo que requiere. Así que, con el dolor de una pérdida, deslizo mi palma por su pectoral derecho, sintiendo bajo mi tacto su calor y el suave algodón, deslizando hasta rozar su pezón y finalmente alejarme.

No sé qué decir, no puedo formular más palabra que "compañero", está escrito en mi lengua. Sin embargo, lo asustaría más de lo que está. Aclaro y garganta y torpemente digo: - Mi nombre es JiMin, estudio arte moderno. Búscame cuando pienses que necesitas saber lo que te está pasado, o cuando quieras corroborar lo que sientes.

Le regalo una sonrisa cálida, aparto unos mechones de sus ojos y acaricio su mejilla antes de irme. No me gustaría que se sintiera cohibido de alguna manera y este es su lugar, si se sentía incómodo allí conmigo, prefiero irme y dejarlo en su lugar. Aunque estoy jodidamente impaciente, sé que tengo que dejar que las cosas fluyan, que vayan con calma para que no se sienta presionado. Es un chico increíblemente fuerte pero es como un pequeño cachorro aún, necesita tiempo para asimilar lo que esto representa, y su condición emocional no es muy estable tampoco.

.

Un mes, ha pasado un mes desde nuestro primer encuentro. Quiero decir que estoy perfectamente bien, pero lo cierto es que mi mente no termina de asimilar que JungKook no se ha acercado. Me siento bendecido con las miradas furtivas que lanza de vez en cuando en la clase de arte, o esas indiscretas cuando me giro para tomar otro libro del estante, cuando me siento dos mesas alejado de él, o cuando nos encontramos en los dormitorios. No obstante, me siento tan desgraciado que la sangre no sabe cómo antes, extrañamente, tengo bolsas debajo de los ojos y no tengo cabeza para lo que sea que exponga este examen en mis manos. Pensarías que me se toda la maldita historia de Xooang Choi1, pero lo cierto es que no me interesa. Tal vez debí meter otro programa, algo que ya había estudiado y así sería mucho más fácil. Al contrario de lo que todos piensan, tal vez soy el único vampiro con problemas de atención, con una gran apatía por el estudio, también.

- Disculpa. - levantó mi vista, reconociendo totalmente su voz. Se ve irritado. Con una pila de hojas en sus manos, mirando la que yo tengo encima del puesto. Me miró con la ceja alzada después de un rato, seguramente reprochando mi desolado nombre allí, sin ninguna respuesta. Tranquilamente le entrego el examen, evocando en mí un poco de vergüenza. JungKook la toma echándome un último vistazo antes de alejarse.

Para cuando llegué a los dormitorios, realmente reconsideré la posibilidad de acabar con mi vida. ¿Qué pensará de mí?, que soy un inepto bueno para nada, estoy seguro. Me lamento, pasando mi palma derecha por mi nuca, pensando en que nadie quiere un compañero que no es muy inteligente. De este simple hecho podría sacar demasiadas conclusiones de mí, todas absolutamente fatales. Soy tan patético. Tanto que vuelvo a gemir de frustración. Parezco un humano con emociones disfuncionales.

Saqué la llave de mi dormitorio antes de girar en la esquina, mirando mis pies y como estos me ayudaban a avanzar. La alfombra azul mal puesta y el olor que emanaba de las machas irregulares, ocultan el olor de mi lobo, pero no lo suficiente como para no reconocer su peculiar aroma terroso. Estábamos en el mismo edificio, pero lo sentía dolorosamente cerca. Con aprensión, detengo todo movimiento y levantó la mirada, encontrándome con el dueño absoluto de mi vida.

- JungKook. - le llamo aun cuando ya sabe de mi presencia. Me acerco, dejando unos centímetros, ansioso por volver a tocar su cuerpo, recargarme en su calidez.

- Vine a hablar contigo. - el semblante de su cara es demasiado serio para sostener su mirada, pero lo hago. De alguna manera sé que su naturaleza intimidante quiere sobresalir para dejarme bien en claro que le molesta mi presencia, que le molesta lo que no entiende - Necesito aclarar todo esto. - asiento posicionándome a su lado. Quería comodidad, que se sintiera bien cuando esclareciéramos la situación. Por entendimiento autodidacta, sé que los cambia formas son más propensos a descontrolarse por el olor de su pareja. Sus ojos negros profundos y nublados, más sus nariz degustando mi olor, me dicen que la atracción es innegable. Y quiero que me acepte porque sabe todo lo que implica y no solamente un deseo depredador. Así que me dirijo a la azotea, normalmente hay varias personas con algunas actividades grupales o marginados admirando el paisaje. Es tarde y sé que no hay muchas personas. A veces subo, cuando tengo hambre y el olor de JungKook en el edificio me llama, cuando tengo que alejarme.

Le abro la puerta para que entre primero. Refunfuñó de manera adorable, murmurando algo sobre no ser una chica y que ya tenía suficiente edad, sobre que tenía manos para abrirla y despotricando mi manera de ser caballeroso. Rio entre dientes. Creo que jamás me molestara ninguna de sus actitudes, ya le he visto de la manera más tierna en la que puede estar y su naturaleza sólo corrobora lo que me espera con JungKook fuera de su portada de Alfa gruñón.

Me siento al borde del edificio esperando que hiciese lo mismo, casi lo más alejado que puede estar. Mientras siento el frío del muro colarse agradablemente sobre los rotos de mi pantalón, trato de concentrarme en el movimiento de mis pies golpeando la pared y no en las venas palpitantes de sus brazos.

De repente el silencio se rompe con el mirándome directamente. - Mira, sé que somos compañeros ¿sí?, sé que no eres alguien común, y yo... - en el momento en el que su respiración pasó a ser más pesada y acelerada tuve miedo que un ataque de pánico se presentará. Sin pensarlo demasiado, me acerque hasta rozar nuestros muslos y masajee su espalda con suavidad. No se alejó, siempre mirándome y respirando a mi par, aunque no estábamos haciendo ejercicios de respiración. Se apoyó en mi toque, manteniendo sus manos para sí mismo cuando sabía que quería encontrar más consuelo del que podía.

- ¿Sufres de ansiedad, JungKook? - negó, suspirando cuando acaricie su nuca y sus cabellos castaños.

- Yo sólo siento demasiada presión. Siempre lo he sentido, no es algo nuevo. Simplemente, contigo, esto es... demasiado. - le entiendo perfectamente, es lo mismo que yo he estado sintiendo todo este tiempo, es esa clase de aplastante ansiedad, nerviosa, que te ataca cuando tienes a tu compañero cerca pero no estas como deberías, un brecha nos separó por demasiado, su lobo sabe que estoy cerca cuando él lo ignora, yo, bueno yo soy un caso diferente. Me hacía daño el estar lejos de él, sediento todo el tiempo, cansado, sin fuerzas para ser algo diferente a lo habitual. Lo único que me ha mantenido, es este momento.

Suspiro, rodeando mi brazo por detrás de él, hasta que mi palma descanso en su cuello. - Soy un vampiro, JungKook. No sé si sabes lo que eso implica. Mi existencia, nuestra rivalidad, nuestra edad en ese entonces, - susurro, manteniendo mis labios cerca de su oído, rozando delicadamente su mejilla.

- lo sé. - pasó un dedo por la piel descubierta de mi rodilla, saltando por el choque eléctrico en sus dedos. - lo sé.

Miro su perfil, preguntándome qué parte de todo lo que dije es lo que sabe. Parece querer reprimir todo lo que se arremolina en su interior, parece bloquearlo. Sus emociones. JungKook no es lo que debería ser, recuerdo a un chico callado, antipático, un chico triste y me pregunto si nuestra separación ese día en el bosque, y mi reticencia a aparecer frente a él, lograron este resultado. Un chico solo, una persona parcialmente vacía.

Mis ojos arden ante la idea. Me pregunto si hice una mala elección. Pero, en cambio pienso en ello... Él no podría vivir sin su familia cuando era un cachorro, un lobo sin manada es una vergüenza, por más que JungKook hubiese querido venir conmigo, sé que se arrepentiría de la decisión. Y no puedo vivir con JungKook odiándome. Tome la decisión correcta, solo que no siempre es la mejor. Esto trajo repercusiones.

Apoyo mi mejilla sobre su cabello, oliendo su shampoo de colonia, apretándolo más a mí. - Lo siento. - se incorporó alejándose un poco por la resiente cercanía.

- ¿Por qué?

- Por no estar ahí. - sonrío débil, tomando su mejilla. - debí estar contigo sin importar nada.

Bajó la mirada antes de sincerarse. - me sentí solo, como si algo me faltara. Recuerdo verte hace un tiempo, estabas allí y no sabía qué hacer, ahora mismo no sé qué hacer. Soy un rechazado en la manada y esto... Esto solamente es algo más de lo que hablaran más tarde. - muerdo mi labio inferior, tratando de mantener la cordura cuando el rechazo se hizo presente. Es demasiado claro, ellos siempre elegirán a su manada, a la familia, aun cuando yo dejé todo por él. Maldita sea, a mí nadie me obligó a hacerlo, a él nadie hizo elegir a su compañero.

- Entiendo.

- Pero no pienso renunciar a esto.

Antes de poder procesar, le miro detenidamente. ¿Qué dijo exactamente?

- Un lobo jamás rechaza a su pareja, JiMin. Es muy importante. Pero no es esa iniciativa la me tiene atado a ti. Bien podríamos romper lo que nos une. No lo haré, no podría - finalmente toma mis manos entre las suyas. Mirándome con ojos resplandecientes - me protegías, tú me cuidabas como mis padres no pudieron, sentía el amor que me podías transmitir. Soñaba contigo demasiadas noches para contarlas, tengo, tengo visiones de lo que podríamos llegar a ser. - sentí que sus palabras traspasaban cálidamente mi interior, apretando sus manos con más vehemencia - pero me asusta, me asusta que tengas que lidiar conmigo.

- ¿Qué quieres decir? - pregunto, no dejando que se aleje de nuestro agarre. Pensando en cómo diablos tendría que lidiar con él, en qué sentido tengo que hacerlo y por qué la preocupación en sus ojos denota lo que esto podría significar. Exhaló pesadamente, mirándome como si fuera todo, como si no quisiera asustarme con lo que va a decir.

- Nadie quiere a alguien defectuoso, JiMin. - estaba a punto de refutar completamente a esa simple idea. Pero sentía que esto estaba más allá de mi incomprensión, que necesitaba este espacio, sin interrupciones, antes de dar una opinión justa a todo esto. Así que dejé que sus palabras se deslizaran en silencio - Siempre lo supe, JiMin. Los troncos que desaparecían cuando no media la velocidad de mis jugarretas, cuando los niños que me molestaban se humillaban, cuando los semáforos cambiaban de color, las noches que me sentía protegido. - en sus ojos habían rastros de recuerdos que eran valiosos para él, y mis ojos indudablemente estaban picando odiosamente.

» El día de mi primer cambio, sentía que sólo podría soportarlo si estabas junto a mí. Lo estabas, no creas ni por un segundo que no valoraba lo que hacías, sabía que estabas ahí, y sólo fui fuerte por ti. - pasé la palma de mi mano por su cabello, mirando como una lagrima se colaba por encima de su mejilla, luego sus labios curveados en una sonrisa. - además, hubiese sido demasiado vergonzoso no poder soportarlo en tu presencia.

- Si lo sabias, ¿por qué...? - formó una adorable mueca, divisando más allá el paisaje que la azotea nos permitía. Las luces de la ciudad y las pocas estrellas que alcanzaban a asomarse.

- Estaba tan cómodo con tu presencia. Yo... yo no quería que sintieras vergüenza, pena, que por tu mente pasara la posibilidad de sentir lastima por mí. Porque es lo que ellos hicieron, ellos no consideran que fuera como ellos, yo tenía que ser perfecto, y aunque mis padres me amaban, simplemente sabía que ellos estarían más satisfechos con un hijo sin un defecto. - me acerque más a él, dejando un beso en su cien, mientras su parpadeo ocasionaba que más lagrimas calientes rodaran fuera. Lleve mi otra mano a sostener su mandíbula, invitándolo a apoyarse en mi hombro.

» Mientras más lo pienso, mas estúpido me parece. Pero me lo creí, JiMin. Pensé que era defectuoso, que tenía que librarte de esa carga. Si pensabas que no estaba interesado tal vez te alejarías. Sin embargo, pasaron los años y jamás lo hiciste. Yo me convertí en alguien que no era y ahora es difícil de cambiarlo. ¿Puedes creer que el confundir algunas letras seria como un pecado imperdonable? como algo demasiado malo, como si necesitara perdón por ello.

- Tienes dislexia. - susurre, apretándolo más contra mí. Comprendiéndolo completamente. Mis padres pueden ser flexibles, pueden amarme, pero sé que mi dispersión cuando era pequeño fue un gran obstáculo para su aceptación. Lo sé, es completamente estúpido, pero les costó bastante asimilar que no todo es como ellos esperaban. Mi madre culpando a mi padre de mis genes defectuosos y mi padre reclamando que la falta de amor actuaba como un maldito karma. Acaricio la espalda de JungKook, tratando de hacer lo que no pude hacer en todo este tiempo, reconfortando su dolor, acompañando las notas amargas que sus lágrimas dejan sobre mi camisa. Ahora comprendía los libros y las notas, lo frustrado que debió haberse sentido, lo solitario, lo desubicado en su propia manada, comprendía las burlas, su inseguridad.

» Prometo que esto no será un obstáculo, JungKook. Esto no significa nada. Eres alguien indudablemente fuerte, y estoy orgulloso de tus decisiones y lo que eres. Ya sabes, no siempre son las más acertadas, pero, todo eso nos llevó a este momento y no podría estar más feliz por ello. - sabía que mi cachorro estaría sonriendo, tal vez después de mucho tiempo y Dios, esto es demasiado para mí. La oleada de amor cada vez se intensifica más y simplemente quiero cumplir las visiones de nuestro lazo, siendo feliz con él como ahora mismo. Compartiendo el amor que podemos llegar a sentir.

- leí en algún lado que los vampiros son unos rematicos empedernidos. - Comentó JungKook, levantándose de mi pecho, pero manteniendo la cercanía - no quiero rosas y chocolates cuando llegue a los dormitorios. - yo le mire totalmente ofendido, llevando mi palma derecha a mi pecho.

- ¿cómo crees, cachorro? Eso está pasado de moda. - vi, seguramente un destello de alivio en sus ojos - alquilare todo el parque de diversiones.

- Oh no.

- por la noche, con la iluminación y fuegos artificiales que digan tu nombre. - hable, asegurándome de mantener mi emoción en todo el asunto. JungKook seguramente me golpearía antes de permitir que le trate como a una chica. Pero bueno, en ningún lado estaba escrito que ese tipo de atenciones tienen que ser particularmente femeninas. Tendré que trabajar en eso.

- ¿Sabes quién soy? - preguntó, tratando de intimidarme con la cantidad de músculos masivos y estatura sobresaliente - ¡Se supone que yo soy el que debo cortejarte! - reprimí una risa, siendo embelesado por su actitud, dándome cuenta que a mis ojos, jamás dejara de ser un bebé.

- Claro, entiendo. - hice un ademan con mi mano, como si fuese a dejar el tema zanjado. No obstante, creo que tendremos toda una vida para conocernos - Pero ¿qué te parece un camino de rosas por el rio? y luego un concierto con tu dedicatoria, oh, espera, ¡globos!, globos que destapen una gran sorpresa, en un día de verano, con flores y esas canciones cursis que escuchas a veces. - JungKook me dio un puño en el abdomen, sacándome una gran carcajada. Si fuese una persona, ese golpe sin duda me hubiese sacado todo el aire.

- ¡Ya! - se quejó mientras yo seguía riendo por su reacción, hasta que tomó los costados de mi cara y beso mis labios con lentitud, sin prisa pero con anhelo. Y evoque todo lo que he vivido estos años, desde su primer año hasta ahora. Muchos pueden encontrar a su pareja destinada, pero pocos le ven crecer. Me sentí tan malditamente afortunado. Tan feliz. JungKook se separó, acariciando mi nariz con la suya y recargando su frente contra la mía - Mantenlo simple, chico. Creo que ya me enamore de ti.