—Lo siento, señor —Song Qingchen se dio cuenta de que estaba siendo descortés y sonrió con torpeza—, a veces me tiemblan las manos.
—Sabes —An Xiaxia la interrumpió de inmediato—, ¡en serio deberías hacer que un doctor revise eso!
Ella se quedó sin palabras.
—Songsong —An Xiaxia fingió un tono casual y preguntó—, ¿no estabas muy enferma ayer? Veo que hoy ya andas paseando. Debes tener un doctor asombroso. ¿Me puedes dar su nombre?
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