Al ver a Sei a punto de colapsar, Zaki decidió dejar de provocarlo.
Jaja, querido yo, dejémoslo en paz por ahora.
—Ejem, señorita, escúcheme —Zaki comenzó a hablar. YiJin no es un fantasma, ¿sí? ¿Acaso esa linda cosita te parece un fantasma? —Continuó mientas apuntaba al chico que lucía arrepentido.
Estaba en lo correcto. YiJin era el tipo de chico bonito que todas las chicas adolescentes quisieran llenar de besos y abrazos. Pero ¿quién dijo que los fantasmas tenían que lucir aterradores y desagradables? Los fantasmas hermosos también existen, ¿cierto?
Davi abrió la boca, sin esconder sus dudas esta vez. —Pero ¿cómo entró? estoy segura de que no estaba aquí antes y no hay forma de que pudiera entrar sin que yo me diera cuenta.
Sus palabras hicieron que Zaki respirara profundo mientras miraba al chico como diciéndole: ¡todo esto es culpa tuya, mocoso!
—Ahh con que eso es, eh. De hecho, este mocoso es una especie rara... Quiero decir, ¿no has oído de los individuos que a veces parecen inexistentes o imperceptibles? Bueno, no sé si tienen realmente ese tipo de aura, pero... Mmm, tiene una presencia muy leve que hace que la gente lo tome como si no existiera. La verdad es... Incluso hasta yo me sobresalto algunas veces porque solo me doy cuenta de su presencia cuando habla o hace un movimiento obvio. Es su naturaleza. ¿Tiene sentido? Quiero decir, ¿estás convencida?
Al oír su larga explicación, el miedo excesivo de Davi se redujo a la mitad. Debido a que recordó que una vez leyó un artículo de lo que llamaban el "hombre gris". No sabía si ambos casos eran similares, pero sintió que la explicación de Zaki tenía sentido.
Lentamente levantó la cabeza y miró al joven hombre.
—Por favor, deja disculparme de antemano —dijo mientras levantaba lentamente la mano. Lo siguiente que hizo fue tocar la mejilla del chico, con cuidado y con amabilidad, en una postura lista para salir corriendo. Para el momento que había terminado de pellizcarlo, Davi finalmente estaba convencida. —Ohh. De verdad eres humano. Perdóname por haberte confundido.
Por otro lado, el joven se puso rojo porque Davi empezó a pellizcarle ambas mejillas como si pensara que eso era un castigo muy lindo y vergonzoso por asustarla de esa forma.
Una escena que al instante generó que el frío hombre se volviera aún más glacial.
—Y en cuanto al jefe... cómo podría decirlo. Te has dado cuenta de que siempre emana un aura aterradora, ¿verdad? Por lo que no debes tenerle miedo. —Zaki habló abruptamente para llamar la atención de Davi. Porque el aura del enmascarado se volvía cada vez más oscura viendo cómo su esposa tocaba a otro hombre.
Por suerte, Davi volteó la cabeza. Miró al enmascarado, inquieta.
—No es eso —dijo ella, causando que Zaki frunciera el ceño mientras miraba a Sei.
—¿Eh? Joven amo, ¿qué hiciste? —le preguntó, pero el enmascarado solo replicó con su voz desmotivada de siempre. —No hice nada.
Al oír su respuesta, Zaki giró su cabeza hacia Davi.
—Espera, ¿no me digas que es por lo que dijo? —preguntó, y no pudo evitar rascarse la cabeza cuando Davi asintió.
—¿Pensaste que podía leerte la mente? O ¿escuchar tus pensamientos? —preguntó esta vez y nuevamente, ella asintió.
—Jaja, creo que deberías explicarte. —Zaki rio mientras se volteaba hacia Sei.
Pero Sei se mantuvo en silencio e hizo que Davi extrañamente se sintiera culpable de repente. No supo por qué, pero se sintió triste al momento de darse cuenta que pensó que era un fantasma. En su interior, no quería sentir miedo de él y se lamentó de pensar eso y de incluso tratarlo como un fantasma.
Pensando en ello, se acercó a él, todavía inquieta.
—Yo... lo siento, creo que solo me dejé llevar por mi miedo excesivo. Creo que... Estoy dándole muchas vueltas a las cosas. —Dijo disculpándose.
Al oír su repentino arrepentimiento, la frialdad de Sei desapareció de forma abrupta.
—No, está bien. Soy completamente consciente de que te asustan los fantasmas. No te preocupes. —Dijo, y le dio unas palmaditas en la cabeza antes de alejarse indiferente, como si nada hubiera pasado.
…
En la habitación principal.
Davi ya estaba durmiendo cuando Sei entró a la habitación. Se quedó de pie al lado de la cama y observó a su esposa dormir plácidamente por un largo rato.
Pasaron los minutos y Sei finalmente se acostó en la cama. Cuando estaba a punto de cerrar los ojos, sintió un cálido abrazo envolviéndolo.
—Lo siento —dijo ella. Sei se sorprendió al instante. ¿Todavía estaba despierta? ¿Por qué se estaba disculpando?
Sei estaba a punto de responderle, pero se detuvo cuando escuchó su leve y lindo ronquido.
¿Habla dormida?
Sei con cuidado puso la mano en su cabeza y le acarició el cabello lo más suave posible.