—Eres tú.
Cuando Vicio divisó quién era, su salud mental se inquietó como si acabara de ver un fantasma. Nunca olvidaría lo que sucedió aquel día. Y ahora que ese humano había aparecido y Santo no había aparecido desde entonces, era evidente que Santo ya había muerto.
Ser capaz de matar a un Ser Supremo de la Raza Ancestral, aquello era algo absolutamente imposible en opinión de Vicio.
El poder de un ser en el estado Dios Eterno que había obtenido el Asiento del Dios Eterno no era algo que uno pudiera imaginar. Acabar con un Ser Supremo no era algo que incluso varios seres poderosos en el mismo estado de cultivo pudieran conseguir.
Y, si un Ser Supremo quería correr, no había nadie que pudiera detenerlo.
—¡Vicio, y pensar que nos encontraríamos otra vez! Esta vez, ¡no serás capaz de escapar!
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