Aunque estos diablillos eran tan molestos como parecían, afortunadamente, Rhode no estaba peleando solo contra ellos. Corina, que había estado corriendo a su lado, tiró de la cuerda de su arco por completo. La elfa lunar miró de un extremo a otro y soltó la cuerda.
En un cegador brillo, cientos de flechas doradas bajaron del oscuro cielo y obstruyeron al grupo de diablillos al tiempo que los limpiaron como una enorme oz cegando la maleza.
«Qué poderosa es».
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