Qin Mo pensó que el joven diría algo más, pero, luego de nuevo, él nunca fue alguien de muchas palabras.
Pero… Qin Mo miró al joven, que tenía un brazo al lado del de él. Él extendió el brazo para tocarle el rostro que se veía solemne, el tono de él era despreocupado.
—Con tu actitud, ¿me estás obligando a que haga el tratamiento o a que duerma contigo?
Siempre había consecuencias porque, en ese momento, la tía Zhang cargaba a Princesa, que había corrido escalera abajo, de vuelta a la habitación del todopoderoso Qin. Ella no podía creer lo que veía, cuando los vio.
Princesa, la gorda, ronroneó en brazos de ella, aparentemente intentado decir: —¡Extraño humano con un olor raro, suelta a mi dueño!
Bo Jiu giró hacia la nariz de esta y miró la expresión de la tía Zhang.
No había nada que pudiera decirse, la actual posición de ella era clara, ella estaba obligando al todopoderoso Qin.
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