Fu Jiu estaba satisfecha luego de comer estofado y estaba lista para irse y ver a ese apuesto dios de nuevo al día siguiente. Pero el hombre abrió la boca y dijo lentamente: —Voy a hacer que los demás preparen libros de física para ti. Las clases particulares empiezan desde hoy en adelante.
Fu Jiu tenía una aversión natural por la física. Con los dedos sobre la barbilla, se rio de manera afectada.
—Estas tan apurado... Mi eficacia para aprender no va a ser muy buena.
—En menos de siete días tienes los exámenes mensuales. ¿Crees que puedes pasar el examen de física con la poca habilidad para aprender que tienes, si no tienes clases particulares?
Qin Mo agarró la lapicera. Seguía teniendo el rostro hermoso, pero la voz estaba calmada, como si estuviera diciendo simplemente la verdad.
Aun así, el señor Jiu se sintió atacado.
Fu Jiu empezó a preguntarse: ¿por qué eligió a ese dios para ayudarla con las clases particulares?
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