—¡Jaja, también creo que lograrás grandes cosas! —dijo Demonio Azul mirando a Ji Ning con aprobación.
Sabía que algunos cultivadores con obsesiones profundas que sufrían contratiempos terminaban tan afectados que sus Corazones Dao podían desmoronarse. ¡No era raro! Al Autarca Titanos le preocupaba que este Señor Dao deslumbrantemente talentoso pereciera de la desesperación, por eso mencionó la posibilidad de usar un Dao Omega como último recurso para convertirse en un Autarca. Sin embargo, todos sabían cuán remota era esa posibilidad.
—Deseo permanecer en los Tres Reinos por un tiempo —dijo Ning—. Después de haber dominado por completo esas formaciones, volveré al Reino Jade de Fuego.
El Dios de las Llamas estaba dormido. Para una criatura así, una siesta que durara uno o dos ciclos de caos no era nada especial. Al final, Ning tendría que confiar en su Gemelo Primordial de la Finca Flor Azul para desbloquear esas formaciones.
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