—Nos divorciamos.
¡Pa! Furiosa, la señora Qin golpeó con todas sus fuerzas a Qin Chu en la cara.
—Maldito sinvergüenza, ¡cómo pudiste divorciarte? ¿Por qué no discutiste algo tan importante como esto con nosotros? ¿Pensaste que estábamos muertos?
La señora Qin estaba tan furiosa que estaba por estallar en llamas. GK se había enfrentado a una crisis tras otra mientras la salud de Qin Yumin se deterioraba rápidamente. Huo Mian corría ida y vuelta de la empresa al hospital como si fuera su propia hija. Ambos tenían el corazón roto por verla tan ocupada; era la mejor nuera que pudieran pedir.
Ella podía pasar por alto el hecho de que Qin Chu no les había dicho cuando se había casado, pero, ¿cómo no podía decirles que se divorciarían? Con razón no habían visto a Huo Mian en los últimos dos días... Cuando la señora Qin había oído a las enfermeras cotillear sobre el tema, había pensado que era solo un rumor, ¡pero no lo era!
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