—Es usted muy amable, presidente Huo.
Huo Mian tenía un tono distante. Había habido un momento en el que su relación con Huo Siqian había sido menos tensa. Alguna vez, Huo Mian en realidad había pensado que Huo Siqian era una buena persona. Con el paso del tiempo, se percató de que era un conspirador que jamás permitía que los demás supieran qué pasaba por su cabeza. También era alguien capaz de hacer cualquier cosa.
Desde que Huo Mian había comenzado a sospechar que él estaba involucrado en el asesinato de Jiang Linyue y después del mensaje de advertencia de Song Yishi, se había dado cuenta de que ella y Huo Siqian iban por caminos completamente diferentes que nunca se cruzarían. Nunca podrían ser amigos porque tenían valores diferentes.
Aunque Su Yu era arrogante, igualmente tenía una gran ética y sabía lo que era apropiado y lo que no. Sin embargo, no había bien o mal en el diccionario de Huo Siqian.
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