—No puedo hacer nada sobre lo mala que es mi suerte —dijo Zhu Lingling. Había una sonrisa amarga en su rostro.
El grupo de empleados dictó que no se permitía ninguna ayuda externa y que todos debían jugar por sí solos, por lo que Zhu Lingling se convirtió en el primer sacrificio.
Ella no podía conseguir que Huo Mian la ayudara, así que solo podía probar su propia suerte. No se sabía si su oponente era demasiado fuerte o si su suerte sólo era demasiado mala.
Su suma original de cien mil dólares casi había desaparecido, habiendo disminuido a menos de veinte mil.
—¿Qué debo hacer? ¿Ayudarme a pensar en maneras de volver a ganar, por favor? —preguntó Zhu Lingling, mientras tomaba las manos de Huo Mian.
—No puedo ayudarte, está bien si pierdes y te eliminan. Realmente no pensaste que ganarías el título de 'Gamble God', ¿verdad?
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