—Mamá... Sé que estás enojada conmigo. Puedes gritarme o pegarme, por favor, suelta lo que tengas que decir.
—¿Estás bromeando? ¿Qué cambiaría el hecho que te grite y golpee? ¿Te detendría de estar con el chico de la Familia Qin? No puedo creer que hayas ignorado todas mis advertencias... Huo Mian... te he criado por más de 20 años, ¿acaso crié a una idiota?
Extrañamente, Yang Meirong no regañó a Huo Mian esta vez. Sin embargo, sus palabras que sonaban tranquilas lastimaron aún más a Huo Mian.
—No, mamá, Qin Chu y yo, solo estamos...
—No quiero escucharte. Ya estás grande y no puedo controlarte. No puedo creer que estés con la persona que causó la muerte del tío Jing. Qué ridículo.
Yang Meirong se dio la vuelta cuando dijo esas frías palabras, evitando con sus a Huo Mian.
—Mamá, la muerte del tío Jing no fue culpa directa de Qin Chu. No podemos culparlo. Es injusto.
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