Castillogris, Nuncainvierno.
Roland no pudo evitar apretar su mano en un puño cuando terminó de hojear los informes enviados desde el frente.
— ¿Qué te pasa, majestad? —A su lado, Ruiseñor notó su extraño comportamiento.
—No nada. —Se recostó en su asiento y lanzó un largo suspiro—. Estoy feliz. Las actuaciones de todos están superando mis expectativas.
— ¿De verdad? —Ruiseñor se sorprendió y luego se rió entre dientes—.Parece que todos están trabajando duro.
—En efecto sí. —Roland se puso de pie, sirvió dos copas de Bebidas del Caos y le tendió una a Ruiseñor—. Realmente han trabajado duro.
Esto no fue un comentario casual, sino algo que creyó desde el fondo de su corazón. Si él no hubiera venido por todo este camino, le habría resultado increíblemente difícil creer que el Primer Ejército y las tropas de la frontera con armas de lanza del pasado eran la misma cosa.
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