Cuando salgo, veo rostro de miedo y algunos quieren preguntar y acercarse a mi, pero se detienen.
Me acerco a la ingeniera y tocó su hombro. Ella voltea y con su cabello me da un golpe en la cara.
Priscila, es la ingeniera que mejor hacer su trabajo, una persona de admirar pero realmente como ser humano apesta.
—¿Qué querés? — me pregunta con desdén.
Su asistente se cruza de brazos con la cara de que todo le apesta y me mira de pies a cabeza.
—Habla rápido, debo hacer muchas cosas hoy.
—Los planos será enviados a Gmail del jefe, el los firmara y luego...
—Si cállate, ya comprendí no es la primera vez que hago esto...
Quiero golpearla, es una mal educada, realmente hay días donde ya me quiero rendir, tirar la toalla y decir ya no más humillaciones por estos estirado, pero recuerdo que no llego ni a ser clase media, así que deo trabajar y esforzarme por este trabajo que me costó tanto conseguir.
Lo mismo les informo a los demás ingenieros.
Termino cansada sin almorzar, pero lista para ingresar con el pase de auspiciador al concierto y encontrar a Edu.
Miro el reloj y llegaré justo cuando termine de tocar, después podré buscarlo en los camerinos o donde quiera que se encuentre.
Mi teléfono comienza a vibrar en el taxi y veo el nombre de Mario, con esta es su treceava llamada en lo que va del día. Pero no me puedo distraer, yo necesito encontrar a Edu.
Miro el reloj y son las diez de la noche, la banda The Dark Silver se presentará en pocas unos minutos.
¿The Dark Silver?
¿Por qué ese nombre? - me pregunto.
Reviso los documentos que tengo pendiente para mañana y veo algo de mi curso de inglés, así como voy no creo aprobarlo y mi padre me asesinara. Intento quitar todo los pensamientos negativos de mi cabeza y concentrarme en que le diré a Edu para que acepte.
Bajo de Taxi frente a la Plaza mayor y veo a un montón de chicos, la banda de Edu ya ha terminado de tocar, ya está anunciando a la siguiente banda. Me acerco al de seguridad y le muestro mi pase gratis y entrada libre a ver a los artistas.
—Señor una consulta —él de seguridad mira hacia abajo — la última banda, ¿Dónde se encuentra?
—Estan en los camerinos, sótano 2, sector A — dice amablemente, de inmediato busco los carteles de indicaciones.
Estoy caminando en dirección al Sótano dos, con zapatillas y mi mochila a un costado, la gente me ve pasar, mientras yo escucho como los artistas se saludas y se dan ánimos entre ellos para que subas al escenario a dar lo mejor de sí.
Llego al Sector A y en la muerta negra veo un cartel blanco de dice The Dark Silver.
Al principio tocó la puerta con delicadeza y paciencia espero a que me abran la puerta pero nadie lo hace.
Varios muchachos me miran, veo rostro conocidos del mundo del arte. Espero cinco minutos y nadie me abre.
Tocó con más fuerza y tampoco.
Una chica con auriculares abre la puerta y me sonríe.
—Debes de ingresar de esta manera, cuando tocas piensa que eres una seguidora.
Le agradezco su ayuda en información, cuándo abren la puerta veo a Edu sin polo y todo sudado.
Nuestras miradas se encuentran y él sonríe y yo estoy muerta del miedo, mi cabeza vuelve blanca y quiero decirle algo, hablar pero no puedo.
—Ella es Emilia Vladi, la chica que casi me deja sin desfile en Milán - dice mirándome molesto.
Sus amigos me miran y uno de ellos mira fijamente mis zapatillas.
—Tienes un buen estilo...
Cuando está por acercarse, Edu toma mi mano y me saca a rastrear de la habitación.
—¿Qué haces aquí?
—Tu tío, empresa, dinero, tu papá... - suelto palabras que no tienen relación entre sí .
—¿Qué? — me pregunta con una sonrísa burlona — Creo que te deje sin aliento.
—Edu cambiate, es algo delicado.
Su rostro se cambia por uno más serio, aprieta la mandíbula y de inmediato deduce que es algo malo.
—Claro boxeadora, te haré caso para que no me lastimes.
Pongo los ojos en blanco y me cruzo de brazos, esperando afuera de la habitación que él me vuelva a abrir.
Al cabo de unos minutos veo salir a todo los miembros de su banda y noto que él nos sale. Los chicos me miran extraño pero me dicen algo.
Quizá está ocupado, sigo esperando, quizá unos minutos más y cuando ya me comienzo a poner impaciente. Decido ingresar a la habitación donde se encuentra él.
No hay nadie.
Maldito seas Edu Costa —grito interiormente con todas mis fuerzas.
—Te has escapado, eres un hombre sin palabra, ni principios completamente diferente a tu padre quién si es un hombre de palabra — voy diciendo mientras lo busco por debajo de la mesa, detrás de los estantes.
Ingreso al baño para buscarlo y lo veo. Esta sentado encima de la tapa del baño, con la cabeza hacia abajo.
Esta con sangre en su nariz.
—¿Edu? —pregunto con preocupación.
—Eres demasiado impaciente.
—¿Estas bien? —le pregunto e voz baja. Me acerco a él para tomar su hombro.
—Ya está por salir, solo que aún me siento mareado —dice mirándome a los ojos.
Me da algo de pena verlo agotado. Me pongo de cuchillas delante suyo y me agarró de sus rodillas como si tuviéramos toda la confianza del mundo.
—¿Cuánto llevas sin dormir? —es lo primero que pregunto.
Él me mira sorprendido y veo algo extraño en su mirada, quiero hablar pero el tose.
—Dos días aproximadamente.
Cuando escucho los días que lleva sin dormir, de solo pensarlo mis instintos de alarma hacen eco en todo mi
—¿Has comido algo?
Niega con la cabeza como niño pequeño, me quedo en silencio mirándolo. Busco en mi mochila mi pan con pollo que siempre compro a una señora.
Se lo entrego como si de una ofrenda de paz se tratará y el me mira muy avergonzado.