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Capítulo 33: El Dolor de la Ruptura

Capítulo 33: El Dolor de la Ruptura

Narra Mía

Ya han pasado 3 días desde que Axel terminó conmigo.

No fui a clases ni el jueves ni el viernes. Estos dos días me he concentrado en mi hermano, lo llevo a la escuela y luego me quedo en el parque. Intento evitar encontrarme con Axel, pero el dolor de nuestra ruptura no me abandona.

Mi amiga Valentina ya está preocupada por mí.

Me pregunto cómo lo veré el lunes. ¿Cómo director o como mi ex? Este dolor es insoportable, las lágrimas no han dejado de caer. Me pregunto una y otra vez por qué hizo esto.

Era domingo por la tarde y estaba en el parque con mi hermano. Manuel estaba jugando en los columpios, y aunque intentaba mantenerme cerca, mi mente estaba en otro lugar.

- Mía, ¿estás bien? - dice Valentina preocupada.

- Sí, amiga, estoy bien - digo intentando reprimir mis lágrimas, pero mi voz se quiebra.

- ¿Por qué no has ido a la escuela el jueves y el viernes? - pregunta preocupada.

- Solo estaba cansada - digo, pero en realidad, mi agotamiento es emocional. Cada día que pasa, siento cómo mi corazón se rompe un poco más.

- Últimamente no has estado comiendo bien, amiga - dice preocupada -, y te ves algo pálida.

- Solo es la escuela, me siento más pesada - sonrío forzada -. Sabes que estamos en tiempo de exámenes.

Valentina me mira con atención, como si supiera que hay algo más detrás de mis palabras.

- Sabes que puedes contar conmigo, ¿verdad? - dice con tono amable.

- Sí, gracias - sonrío, pero mis ojos se llenan de lágrimas nuevamente.

- Así me gusta que sonrías - me abraza -, pero sé que algo te está afectando profundamente. Cuéntame qué te pasa, ¿se trata de tu novio?

Mis lágrimas comienzan a caer sin control, ya no puedo ocultar mi dolor.

- Mi novio me dejó - digo con la voz entrecortada, mientras siento cómo mi pecho se contrae de angustia.

- Oh, amiga, lo siento tanto - dice Valentina con compasión, abrazándome con fuerza y dejándome llorar en su hombro.

Le cuento todo lo que ha pasado, sin omitir ningún detalle. Me siento aliviada de poder sacar todo de mi pecho y de tener a alguien que me escucha sin juzgarme.

Valentina me sostiene con ternura mientras lloro, sin decir una palabra. Su apoyo silencioso me reconforta más de lo que puedo expresar con palabras.

- ¿Qué piensas? - pregunto entre sollozos, buscando una respuesta o una solución que alivie mi corazón destrozado.

- Yo no te juzgo, amiga - dice Valentina con voz suave, acariciando mi cabello -. Ahora entiendo por qué mantuviste tu relación en secreto. El amor no entiende de edades ni de circunstancias.

- No pude evitarlo - digo mirándola a los ojos, sintiendo cómo el dolor se mezcla con la esperanza de que algún día pueda superar esto -. Me enamoré de él.

- Lo entiendo - dice Valentina tomando mi mano con cariño -. A veces, el corazón nos lleva por caminos complicados. Lamento que hayan terminado, pero estoy aquí para apoyarte en todo momento.

Nos quedamos en silencio, observando a Manuel jugar en los columpios, mientras siento que, aunque el dolor no desaparezca de inmediato, tener a Valentina a mi lado me da la fuerza para comenzar a sanar.

Narra Axel

Estaba en mi departamento, sumergido en mis pensamientos. Me preocupa lo que ha pasado con Mía. Ha faltado a la escuela dos días seguidos... Esto me duele profundamente. No me importa perder mi empleo o incluso ir a la cárcel por unos años, pero lo que me duele aún más es saber que Mía está sufriendo. No puedo permitir que nadie la lastime, aunque la persona que la está lastimando soy yo. Mi amor, espero que puedas perdonarme por todo lo que te he hecho pasar.

Las lágrimas comienzan a caer por mis mejillas mientras me enfrento a la realidad de mis acciones. Me siento culpable y arrepentido por haber lastimado a la persona que más amo en este mundo. Cada palabra hiriente que salió de la boca de Vanesa, la profesora de química, resuena en mi mente. No puedo soportar la idea de que Mía esté sufriendo por mi culpa.

Me doy cuenta de que he cometido un grave error al terminar con ella. Mi amor por Mía es más fuerte de lo que puedo expresar con palabras. Me duele en lo más profundo de mi ser saber que la he lastimado y que hemos llegado a este punto. Deseo con todo mi corazón poder reparar el daño que he causado y recuperar su amor y confianza.

Me levanto del sofá y miro a mi alrededor, sintiendo el peso de la soledad en mi departamento vacío. Me prometo a mí mismo que haré todo lo posible para enmendar mis errores y demostrarle a Mía cuánto la amo. No puedo permitir que nuestra historia termine de esta manera.

Con determinación en mi corazón, decido que buscaré a Mía y le pediré perdón. Estoy dispuesto a luchar por nuestro amor y hacer todo lo necesario para que ella se sienta amada y protegida. Sé que no será fácil, pero estoy dispuesto a enfrentar cualquier obstáculo con tal de recuperar su amor y hacerla feliz de nuevo.

Narra Mía

Era lunes por la mañana y acababa de llevar a Manuel a su escuela antes de dirigirme a la mía. Aunque intentaba mantenerme fuerte, mi tristeza era palpable.

- Vamos, amiga, no estés triste - dice Valentina con preocupación.

- Estoy bien - digo con la voz entrecortada, tratando de ocultar mis emociones.

- Estás muy pálida - dice Valentina, su preocupación reflejada en su rostro.

- No me pasa nada, no te preocupes - respondo, aunque sé que mi semblante delata mi dolor interno.

En ese momento, Axel pasa cerca de nosotros.

- Señorita Greys, olvidó su examen - dice Axel, dirigiéndose a Valentina - Lo quiero para mañana, firmado por sus padres, en mi oficina.

- Sí, señor director - responde Valentina con respeto.

Lo observo detenidamente, mi corazón latiendo con fuerza en mi pecho.

- No puede ser - digo en voz baja.

- ¿Qué pasa? - pregunta Axel, notando mi mirada fija en él.

- Esa corbata... es algo extraño, ¿no crees? - digo, tratando de mantener la calma.

La corbata que lleva puesta es la que le regalé, y aunque trata de mantenerse alejado, siento que intenta decirme algo, pero algo se lo impide.

- Nada, ¿debe de ser un obsequio de alguien especial para que usted la utilice? - digo, tratando de ocultar mi dolor y confusión.

Jalo a Valentina del brazo y nos dirigimos al baño, necesitando un momento a solas para procesar lo que acabo de presenciar.

- ¿Qué pasa? - pregunta Valentina, notando mi agitación.

- Nada, solo necesitaba ir al baño - sonrío forzadamente, intentando ocultar mis lágrimas.

- Está bien, te espero afuera - dice Valentina, pero antes de salir, me abraza con fuerza. Sé que ella entiende lo que realmente me está pasando.

¿Por qué tenía que usar la corbata que le regalé? ¿Acaso se está burlando de mí? Creí que no iba a llorar al volver a la escuela, pero el dolor se intensifica más y más. Trato de limpiar mis lágrimas, pero no puedo evitar que sigan brotando.

En lo más profundo de mi ser, siento una mezcla de tristeza, confusión y decepción. El amor que sentía por Axel sigue presente, pero ahora se mezcla con el dolor de su rechazo y la sensación de que todo lo que compartimos fue en vano.

Como pude, me limpié las lágrimas y con Valentina nos dirigimos a nuestras clases. Pasaron las horas y la jornada escolar llegó a su fin. Pero para mi mala suerte, el director convocó a todo el alumnado en el auditorio para hacer un anuncio. ¡Qué fastidio!

- ¡Tranquila, Mía! Él solo es el director y tú eres su alumna - me dije a mí misma, tratando de calmarme.

Narra Axel

- Buenos días, estudiantes - digo con seriedad, intentando ocultar la tormenta de emociones que me embarga.

Mía, te amo. Me puse la corbata que me regalaste porque te amo y me siento seguro usándola.

Narra Mía

Me siento algo mareada, estos mareos están empezando a irritarme. Intento mantenerme en pie y prestar atención a las palabras del director.

- Bueno, estudiantes, como saben, se acerca el día de la graduación - comienza a hablar Axel, su voz resonando en el auditorio.

- Señorita Montgomery, ¿se siente bien? - pregunta Axel, notando mi estado.

- Me siento algo mareada - respondo débilmente, sintiendo cómo mi cabeza da vueltas.

- Vaya a la enfermería - dice con preocupación en su voz.

- No es nece... - intento decir, pero en ese momento siento un fuerte malestar y una oleada de náuseas. Sin pensarlo, corro hacia el baño, necesitando un lugar donde pueda lidiar con lo que está sucediendo en mi cuerpo. ¿Qué está pasando conmigo?

- Mía, espera - dice Axel, siguiéndome de cerca mientras corro hacia el baño.

Narra Axel

La veo correr hacia el baño, preocupado por su estado. Mi corazón se acelera y siento una mezcla de angustia y amor por ella. No puedo evitar seguir sus pasos, necesito asegurarme de que esté bien.

Narra Mía

Llego al baño y me arrodillo frente al inodoro, sintiendo cómo mi estómago se retuerce. Las lágrimas vuelven a brotar mientras mi cuerpo se sacude con los espasmos de las náuseas.

- Mía, ¿qué está pasando? - dice Axel, arrodillándose a mi lado y colocando una mano reconfortante en mi espalda.

- No lo sé, Axel - digo entre sollozos, sintiendo una mezcla de confusión y miedo. - Me siento tan perdida y mi cuerpo... no puedo controlarlo.

Axel me abraza con ternura, tratando de calmarme.

- Estoy aquí, Mía. No importa lo que esté pasando, estoy aquí contigo y te apoyaré en todo momento.

Me aferro a él, sintiendo cómo su presencia me reconforta. Aunque no tengo respuestas para lo que está sucediendo, sé que tengo a alguien a mi lado que me ama y está dispuesto a estar allí en los momentos más difíciles.