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Capítulo 66: El mundo de las sombras

Sombra se acercó a Menil, pero notó otras presencias cercanas muy parecidas al extraño zombie humano. Sin embargo, decidió ignorarlas, pues no podía llevar a todos consigo. Sólo a uno, si no quería correr riesgos.

Menil y Arnold no tardaron en quedarse solos en la habitación. Adam le dio al primero un walkie talkie y le deseó suerte. Menil miró a Arnold con cierta sospecha. No entendía del todo por qué él se había ofrecido a esa tarea. Después de todo, conocía a Arnold antes de que todo empeorara. Un hombre inteligente, pero un cobarde durante todo este desastre, exactamente como él mismo, pensó Menil un poco despreciativamente.

Pero eso había cambiado, Menil lo entendía muy bien. Lidiar con los combates y la muerte en general se había hecho mucho más sencillo. Aún podía sentir miedo y toda clase de emociones, pero estas no eran tan intensas. Aún así, no podía evitar preguntarse cuál era la intención de Arnold al ofrecerse a unirse a él.

—¿Por qué te ofreciste Arnold? —preguntó Menil.

—¿Por qué no? Creo que puede ser bastante… informativo.

—Supongo que sí —respondió Menil, que no podía dejar de pensar en los motivos de Arnold. Pero pronto se dio cuenta de que estaba siendo muy paranoico, una costumbre que por desgracia había conservado de su antiguo yo, por lo que intentó relajarse. Sin embargo, no tuvo tiempo de ello, pues Sombra apareció repentinamente.

Adam lo detectó de inmediato y les indicó a todos que se acercaran al zombie. Arnold, mientras tanto, observó con curiosidad al pequeño zombie. Parte de él se sentía aterrado ante la presencia de la pequeña monstruosidad. Menil también sentía lo mismo, pero no sabía identificar la sensación.

—¿Todo…. listo?

Menil escuchó la voz de Sombra y se dio cuenta de que Arnold no parecía haberla escuchado.

—Si.¿Puedo llevar a uno más?

El pequeño zombie pensó durante unos segundos.

—Difícil… posible.

Menil asintió y fue entonces que Arnold le miró.

—¿Está hablando?

—Sí, es como una conexión mental —explicó Menil que se dio cuenta de que no se había explicado bien cuando le mencionó a los demás que el zombie había intentado hablar con él.

—Interesante —dijo Arnold antes de continuar observando al zombie.

—Vámonos…. enemigos… cerca.

Antes de que Menil pudiera entender lo que estaba sucediendo, Sombra lo sostuvo por un brazo a él y a Arnold y los transportó a un mundo oscuro y frío en el que perdió la dirección de inmediato. El zombie, por el contrario, parecía un pez en el agua.

Los guió por el mundo de manera rápida. Menil notó que los alrededores estaban completamente distorsionados. Distinguió algunos detalles de la habitación donde se encontraban, pero todo se veía mucho más grande, gris y algunas cosas estaban dobladas en ángulos que no tenían sentido.

El zombie los empujó a través de lo que Menil distinguió como la puerta. Para su sorpresa, a medida que se acercaban, la puerta se hacía más y más grande hasta que pudieron pasar a través del estrecho espacio que había entre la pared y la puerta. Allí el mundo se redujo a un gigantesco pasadizo, como un túnel con un techo que se perdía en los cielos.

Esta situación solo duró unos minutos, cuando los tres se movieron al pasillo del superbloque, las dimensiones de todo a su alrededor volvieron a tener sentido. Sin embargo, Menil tuvo un escalofrío al ver el exterior desde allí. Todo el cielo estaba en negativo, con un color negro para las nubes y un color azul, casi blanco, para el cielo. La luna tenía un colo negro espeso y atraía su mirada con fuerza.

Mientras Menil observaba el exterior, Sombra le guió a él y a Arnold hasta la baranda, desde la que saltaron hacia el suelo. La caída también fue una experiencia extraña para ambos infectados, pues el mundo parecía funcionar bajo leyes diferentes. Cayeron a gran velocidad, pero se detuvieron a unos centímetros del suelo, desde donde continuaron corriendo hasta llegar al superbloque. Allí, Sombra parecía ir cada vez más y más lento hasta que por fin los tres aparecieron en el mundo real.

—Agotado… caminar… rápido.

Los tres continuaron su camino, de vuelta al mundo real. Menil se maldijo por no haber contado el tiempo que el zombie podía estar en ese estado, aunque pronto se dio cuenta de que probablemente había alcanzado su límite gracias a que los estaba guiando.

Adam observó al zombie desde el edificio. Nuevamente le deseó suerte a Menil y Arnold y luego se volteó a mirar a Miguel y Leonard.

—Espero que me dejes preparar las cosas en caso de que esos dos nos traicionen.

Adam pensó un momento y luego le asintió a Leonard. Pensó que no era tan malo tomar precauciones.

—Está bien, aunque dudo que esos dos puedan hacer una gran diferencia en la pelea. Ni siquiera sabemos si el Breeder puede aprovechar por completo la información que poseen esos dos.

—Espero que no, pero aún así comenzaré a preparar a todos. Vamos Leonard. —dijo Miguel antes de irse. Leonard miró a Adam un momento, hasta que por fin decidió hablar.

—Sé que tienes muchas consideraciones como lider, pero creo sinceramente que esperar que todos colaboren siempre y que no nos traicionen es estúpido, sobre todo con una especie clasificada por el propio Sistema como un competidor por los recursos que necesitamos.

Adam solo asintió y no respondió nada. Leonard le miró con el ceño fruncido.

—Allí está esa actitud tuya otra vez. Creo recordar que le hiciste algo parecido a Carlos ¿No? Como si tu opinión fuera la correcta y los demás deberían irse al carajo.

—Leonard, basta, tenemos trabajo que hacer. Además, ya te concedió permiso para prepararnos en caso de que nos traicionen. Así que no es como si Adam no te escuchara.

Leonard miró a Miguel y luego suspiró.

—Esta bien, por ahora cooperaré, pero no me gusta tu actitud, Adam.

Este miró a Leonard y Miguel desaparecer en el piso inferior y se preguntó por un momento qué era lo que Leonard le estaba criticando. No creía que hubiera algo malo en la forma en la que estaba procediendo, pero quizá confiaba demasiado en Menil. ¿Qué le impulsaba a simplemente confiar en que el infectado era sincero en sus palabras? No lo sabía, pero sabía qué era lo que deseaba, pues esto traía muchos beneficios.

No tardó en darse cuenta de que quizá Leonard tuviera razón. Confiaba demasiado en que los demás colaborarían con él. Sin embargo, se quitó esos pensamientos de la mente, pues no había tiempo que perder. Tenía que acabar con todas las preparaciones antes de que el ataque comenzara.

Mientras tanto, Menil y Arnold ya se encontraban a mitad de camino hacia el superbloque en el bloque 2. Con la protección de Sombra, ningún Stalkers se les acercó. A Menil le pareció curioso el hecho de que un zombie con cierta inteligencia pudiera detectar la diferencia entre ellos y los humanos, pero los Stalkers no parecían darse cuenta de eso, pues los atacaban apenas los veían.

No tardaron en llegar al superbloque, pero cuando Menil observó al ejército a la afueras, tuvo que contener un grito. Cientos de zombies les observaban mientras se acercaban. El Breeder se elevaba sobre casi todos los demás zombies y era el que les observaba con más atención.

Sombra desapareció de su posición junto a Menil y Arnold y apareció junto al Breeder. La conversación entre ellos fue privada.

Menil no pudo evitar sentirse más y más nervioso a medida que el tiempo pasaba. Finalmente, el Breeder se volteó a mirarlos y luego se acercó a ellos. Menil no tardó en sentir la conexión mental con la bestia.

—¿Qué pueden hacer?

Menil retrocedió unos cuantos pasos cuando se dio cuenta de que aquel monstruo estaba casi sobre él. Esta vez la voz sonó más clara y más inteligente, lo cual le dio a Menil un escalofrío que lo dejó sin palabras.

—Podemos dar información sobre la fuerza de los humanos.

Menil tardó un tiempo en darse cuenta de que había escuchado la voz de Arnold en su mente. Al parecer el Breeder había creado una conexión entre los tres.

El Breeder asintió, pero su respuesta no fue muy positiva.

—Sé lo fuertes que son, bastante, no sé qué más necesito.

La frase dejó sin palabras a Menil, que no sabía cómo explicarle al Breeder que esa no era suficiente información. Ni siquiera se paró a pensar bien en lo que había ofrecido Arnold.

—Bueno, supongo que más subordinados es mejor, aunque si siguen siendo Stalkers no serán de mucha ayuda. Será mejor que evolucionen. Mañana tendrán tiempo para ello, por ahora ayuden a reunir a todos los Stalkers cercanos.

Las palabras del Breeder causaron que Menil se sintiera incómodo, pues esperaba que el Breeder no le diera carne humana o algo por el estilo.

El resto de la noche y el día siguiente se la pasaron en los bloques circundantes e incluso fuera de la urbanización, atrayendo la atención de grupos de Stalkers y otros zombies para que se acercaran al refugio. Tanto Arnold como Menil estuvieron a punto de morir en varias ocasiones, pero Sombra les había salvado en cada una de estas ocasiones. El molesto zombies le había seguido todo el día, motivo por el cual Menil no pudo contactar al refugio.

Para la consternación de Menil, la caza de los Stalkers continuó hasta casi las 10:00 de la noche, momento en el que los Stalkers deberían de volverse más poderosos e iniciar un ataque. Los infectados fueron guiados por Sombra hacia el superbloque en el Bloque 2. El edificio ahora estaba casi vacío, pero aún seguían saliendo Stalkers de los apartamentos.

—Comida

Menil al principio no entendió a Sombra, pero no tardó en darse cuenta de que se refería a los Stalkers.