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Capítulo 5: El humo verde

Parecía que los zombies podían evolucionar, tanto al obtener la posesión de una propiedad como al devorar humanos. Era la única explicación de por qué no había encontrado los cuerpos de los Zolia. Además, Adam se dio cuenta de la suerte que había tenido, pues cuando entró en la casa de Emma, el zombie estaba en proceso de devorar el cadáver y él le había interrumpido.

Cuando se sintió preparado para continuar, descendió al segundo piso. Allí recibió buenas noticias. Todos los zombies en el pasillo estaban muertos y dos de los tres apartamentos tenían las puertas abiertas. Después de asegurarse de que los dos apartamentos estaban vacíos, se acercó a la tercera puerta y llamó.

—¿Terry? ¿Estás vivo?

Terry era un programador que Adam conocía desde hace años. Un hombre joven que vivía su vida solo y encerrado en su casa, metido en su computadora y haciendo quién sabe qué.

Para sorpresa de Adam, la puerta se abrió y fue recibido por una especie de aparato volador que flotaba suspendido del suelo y que le apuntaba con lo que parecía una pistola.

—¿Qué diablos? —gritó Adam, que saltó a un lado para evitar los posibles disparos. Para su suerte, el robot solo desplegó una pantalla de luz desde la que Terry le miraba.

—¡Adam, me alegra verte! Creí que era el último humano en la Tierra. ¿Puedes creer que no hay nada que pueda hacer para quitar las limitaciones del internet? No puedo entrar en ninguna página web, youtube ni descargar ningún contenido y me estoy volviendo loco.

Adam nunca había visto a Terry hablar tanto en su vida, pero estaba aliviado de que a su amigo se le viera de bastante buen humor.

—¿Qué es este robot Terry? —preguntó Adam, que no pudo reprimir su curiosidad.

—Es mi dron personal de combate. Lo recibí en mi paquete de inicio y ha sido el mejor regalo que he recibido. Programar el dron ha sido toda una experiencia, ni siquiera me enteré de que había zombies en mi casa hasta que derribaron mi puerta. Por suerte ya había puesto a funcionar mi dron. Matar zombies se siente como en un videojuego. ¿Tú que me cuentas, como están todos en el último piso?

Adam suspiró y le contó todo lo que había sucedido.

—Mierda, es peor de lo que pensaba, no entiendo cómo es que tienes el coraje para salir de tu casa.

—Sí, también estoy sorprendido. Necesito tu ayuda para limpiar los pisos.

Terry pareció dudar por un instante, así que Adam continuó hablando.

—Quizá una vez que limpiemos el edificio los servicios mejorarán.

—Acepto, pero si Rony está en peligro, lo retiraré.

—¿Rony? —preguntó Adam, intentando contener la risa.

—Exacto, es como si fuera mi hijo. No quiero que le pase nada.

—Ok, prometo que tendremos cuidado.

La conversación con Terry le había permitido relajarse un poco y olvidar el asunto con los Zolia. Además, con el segundo piso limpio, no había nada que le impidiera continuar su descenso. Sin embargo, en ese momento, unos horribles gritos le detuvieron. Adam reconoció la voz del señor Oswald, que vivía en la planta baja.

Seguido por Rony, con Terry aún observando, Adam se acercó a la baranda y observó el patio. Una especie de humo verde salía de la planta baja y se esparcía por el aire. Oswald se encontraba en medio del humo, intentando escapar.

—¡Aléjense de mí, maldita sea! No crean que dejaré que se salgan con la suya, todos ustedes pueden morirse, para lo que me importa.

El señor Oswald blandía una espada y parecía combatir con seres invisibles. Adam, que no entendía lo que estaba pasando, se quedó paralizado. No tardó mucho tiempo en entender que Oswald veía cosas que no existían. Al principio, el hombre blandió su espada con fuerza, pero poco a poco se fue cansando y al final comenzó a sangrar por la nariz, los ojos y las orejas; antes de caer muerto al suelo.

—Eso no es nada bueno, creo que hay uno fuerte en la planta baja.

Adam tragó saliva ante las palabras de Terry y sin decir nada se dirigió a las escaleras y bajó al primer piso. Antes de revisar los apartamentos en el mismo, observó las escaleras hacia la planta baja y el humo verde que ascendía por ellas.

—Terry ¿Crees que Rony pueda investigar lo que sea que haya allá abajo?

—No lo enviaré solo a su muerte Adam, pero puedo ayudarte. Rony tiene un escáner de presencias hostiles que atraviesa paredes. Sin embargo, su alcance es de pocos metros. Deberías entrar en los apartamentos y ayudar a Rony a percibir lo que se encuentra abajo. Por cierto, tienes un lanzallamas, por qué no simplemente incineras el humo con él.

—Por favor, no soy tan estúpido. Esa es la receta perfecta para hacer explotar todo, nosotros incluidos. Hasta que no pruebe la reacción del humo al fuego, mejor no intentarlo. Por cierto ¿Cómo sabes que tengo un lanzallamas? Nunca lo mencioné.

—Rony me ayuda a identificar objetos desde lejos, es bastante útil.

—¿Qué es todo este ruido que hacen fuera de mi apartamento? Será mejor que no estén buscando problemas o les echaré a Darry encima.

Adam dió un salto cuando la voz del señor Krieg le asustó. El viejo había salido de su apartamento con una pistola en la mano y los estaba observando con suspicacia.

Antes de que Adam pudiera responder, el viejo siguió hablando.

—¿Tienen algo que ver con lo que le sucedió a Oswald? Observé todo desde la ventana, así que no intenten nada extraño. No sé qué diablos hiciste para convertirte en un robot, Terry, pero no creas que podrás escapar a un disparo desde esta distancia.

Mientras el viejo hablaba, Darry apareció a su lado y comenzó a gruñir. Adam le recordaba como un gran bulldog, pero ahora había crecido hasta convertirse en un verdadero monstruo que le llegaba a la cintura al señor Krieg.

[Bulldog].

—Tranquilo señor Krieg, precisamente estábamos hablando sobre el zombie que debió atacar a Oswald. Creemos que es el origen del humo.

Adam señaló el humo que ascendía por las escaleras desde la planta baja y Krieg, por primera vez, se mostró inquieto. Él era un anciano de casi 75 años que antaño había sido oficial de policía. Rara vez salía de su casa para causar problemas, aunque cuando lo hacía, todos procuraban salir corriendo antes de que comenzara a amenazarlos con Darry.

—Pasen, si esa cosa está bajo mi casa, espero que pueda ayudarles en algo.

Adam pasó, seguido de Rony, y una vez adentro," observaron la casa con cierta curiosidad, era extraño que Krieg permitiera a alguien entrar en su casa.

Krieg había colgado en su sala una serie de fotos de su tiempo de policía, e incluso, tenía colgado en la pared su viejo equipo antibalas.

—Es solo una reproducción que mandé a hacer, el original me lo arrebataron después de 40 años de servicio. Malditos muchachos ingratos, ni siquiera pudieron dejarme un equipo que de todas maneras ya estaba obsoleto.

La ira en la voz de Krieg alertó a Darry, que hasta ese momento estaba sentado junto a la mesa, ocupando gran parte de la sala y mordisqueando lo que parecían los restos de un zombie.

—Bueno. ¿Qué están esperando? Escuché el final de su conversación y entendí que pueden detectar lo que sea que esté sucediendo en el apartamento de abajo. No pierdan más tiempo, soy yo el que tiene que vivir con ese humo amenazante bajo mi casa. Rápido.

Terry, que no había dicho una sola palabra, procedió a indicar a Rony que analizara el piso de abajo. Pronto se dio cuenta de que no había nada y negó con la cabeza en dirección a Adam.

Adam entonces recordó que el apartamento justo debajo de Krieg le pertenecía a Oswald, por lo que era probable que en cualquiera de los otros dos, se encontrara el zombie.

—Gracias Krieg, pero parece que el zombie no vive bajo tu apartamento, será mejor que investiguemos los demás.

—Bueno, por fin una buena noticia. Ya pueden irse. No se preocupen por los zombies en el pasillo, Darry ya tuvo su almuerzo. Aunque no he entrado en los apartamentos.

Sin más palabras, Krieg prácticamente les empujó fuera de su casa antes de cerrar la puerta. Terry respiró aliviado.

—El señor Krieg siempre me pone nervioso. Me recuerda a mi padre.

Adam contuvo la risa, se paró frente al siguiente apartamento y repitió el procedimiento para atraer a los zombies. Cuando nadie le respondió, Adam abrió la puerta derritiendo parcialmente la cerradura.

El apartamento era un desastre. Había restos de zombies por todo el lugar. El escáner de Rony no mostraba presencias hostiles, pero Adam no conseguía calmarse de todas maneras.

—Este es el apartamento de Miriam y Marlen, ¿no? —preguntó Terry, que no sentía la misma presión que Adam, pues se encontraba en la seguridad de su apartamento.

—Sí, y parece que mataron a todos los zombies.

Luego de entrar en la cocina y en dos de los tres cuartos del apartamento, encontraron en el baño a Miriam y Marlen, ambas inconscientes, pero aparentemente intactas.

Adam, alegre de que más personas hubieran sobrevivido, agarró a una de ellas por el hombro e intentó despertarla.

Después de unos segundos, Marlen abrió los ojos y Adam tuvo que esquivar la patada que casi le da en el estómago.

—¿Adam? ¿Qué haces en mi cuarto? Nunca crearás el extraño sueño que tuve.