``` —Era un juego de supervivencia. El gran Imperio de Alfaros estaba en caos. El Príncipe Regan estaba regresando del campo de batalla después de cuatro años. Hace años, solía ser el príncipe más hermoso del Imperio. Irónicamente, el mismo príncipe era conocido hoy como El Príncipe Enmascarado. Se dice que tenía una enorme cicatriz en su rostro, un rostro que solía ser muy hermoso. La cicatriz era tan espantosa que el Emperador se asustó cuando la vio y lo mandó lejos al campo de batalla. Pero la guerra había terminado. Y él iba a regresar. Al mirar los ojos verdes que ni siquiera parpadearon ante la vista de su rostro marcado por la cicatriz, Regan se llenó de sorpresa por un momento. Al mismo tiempo, algo brilló en sus fríos ojos cuando vio lo tranquila que ella parecía. —¿Cuál es tu nombre? —Evelyn, Su Alteza. —Evelyn... Regan saboreó el nombre en sus labios. Sus ojos rojos la miraron a ella, cuyo rostro estaba completamente inexpresivo, y dijo: —Evelyn, serás mi esclava personal a partir de hoy. Evelyn parecía tranquila. Sin embargo, con el tiempo, Evelyn se dio cuenta de que Regan quería más. Mucho más de lo que ella podía darle. Ella intentó detenerlo. Pero, ¿qué podría hacer cuando el príncipe ponía su corazón en sus manos por la fuerza y estaba decidido a tomar el suyo? ¿Elegirá entonces Evelyn alejarse o seguir adelante? Especialmente en el momento en que los horrores de su pasado sombrean su corazón. Esta historia es parte del concurso, así que si disfrutas leyendo, por favor apoya para animar al autor. A cambio, te aseguro que la trama no te decepcionará porque está llena de giros y vueltas. La portada es mía. Creado por: Lay Lee ```
En la temprana mañana, Gianna desbloqueó la puerta de la habitación de Evelyn. Habían pasado tres años pero ella aún cerraba con llave la puerta de la habitación de Evelyn antes de dormir.
Gianna recordó que una vez Evelyn se había despertado por la noche pero no podía abrir la puerta, así que le había preguntado sobre aquello. En ese momento, había mentido a la niña diciendo que hacía lo mismo con Oliver y Arturo ya que los niños solían tener el hábito de caminar mientras dormían.
Aunque Evelyn estaba segura de no tener tal hábito, se sintió conmovida por la preocupación de Gianna y no la detuvo.
En sus ojos, Gianna nunca la había considerado menos que a Oliver y Arturo. Si solo supiera...
Al entrar en la habitación, Gianna vio que Evelyn ya estaba despierta y sentada en la cama.
—Madre... —susurró Evelyn con ojos somnolientos.
Gianna sonrió mientras caminaba hacia la cama y se sentaba al lado de Evelyn. Acarició la cabeza de Evelyn y dijo:
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