``` —Era un juego de supervivencia. El gran Imperio de Alfaros estaba en caos. El Príncipe Regan estaba regresando del campo de batalla después de cuatro años. Hace años, solía ser el príncipe más hermoso del Imperio. Irónicamente, el mismo príncipe era conocido hoy como El Príncipe Enmascarado. Se dice que tenía una enorme cicatriz en su rostro, un rostro que solía ser muy hermoso. La cicatriz era tan espantosa que el Emperador se asustó cuando la vio y lo mandó lejos al campo de batalla. Pero la guerra había terminado. Y él iba a regresar. Al mirar los ojos verdes que ni siquiera parpadearon ante la vista de su rostro marcado por la cicatriz, Regan se llenó de sorpresa por un momento. Al mismo tiempo, algo brilló en sus fríos ojos cuando vio lo tranquila que ella parecía. —¿Cuál es tu nombre? —Evelyn, Su Alteza. —Evelyn... Regan saboreó el nombre en sus labios. Sus ojos rojos la miraron a ella, cuyo rostro estaba completamente inexpresivo, y dijo: —Evelyn, serás mi esclava personal a partir de hoy. Evelyn parecía tranquila. Sin embargo, con el tiempo, Evelyn se dio cuenta de que Regan quería más. Mucho más de lo que ella podía darle. Ella intentó detenerlo. Pero, ¿qué podría hacer cuando el príncipe ponía su corazón en sus manos por la fuerza y estaba decidido a tomar el suyo? ¿Elegirá entonces Evelyn alejarse o seguir adelante? Especialmente en el momento en que los horrores de su pasado sombrean su corazón. Esta historia es parte del concurso, así que si disfrutas leyendo, por favor apoya para animar al autor. A cambio, te aseguro que la trama no te decepcionará porque está llena de giros y vueltas. La portada es mía. Creado por: Lay Lee ```
Evelyn, sin embargo, no podía creerle a Regan porque no encontraba ninguna otra razón detrás de que Regan la dejara aquí de repente.
Tal vez Regan también podía ver esto y por eso tuvo que decirle lo que había estado pensando todo el tiempo.
—Me culpo a mí mismo, Evelyn.
Después de un momento de silencio, él sonrió amargamente, lo cual solo se podía ver a medias debido a su máscara.
—Te había prometido que te protegería. Había prometido que nadie sería capaz de hacerte daño y sin embargo no pude hacer nada cuando él hizo todo eso. No puedo... no puedo ni siquiera brindarte la justicia que mereces.
—Ya que no puedo protegerte... es mejor dejarte ir. Por eso te dejé aquí... el lugar que debe ser familiar para ti. Tal vez quieras ir con tu familia. Ahora eres libre de hacerlo. Nadie puede detenerte. Ve con ellos y sé feliz.
Aunque el corazón de Regan dolía al decir estas palabras, todavía mantenía una sonrisa forzada en sus labios.
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