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Doona Part 2: The Witch

Tác giả: The_Broken_M
Movies
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Tóm tắt

La vida de Lee Doona ha cambiado mucho desde su comeback como solista en 2024. Ahora es la artista más famosa y exitosa de Corea, con millones de fans que la admiran y apoyan; su música es un fenómeno mundial, su belleza y carisma incomparables. Lee Won Jun también ha avanzado en su carrera. Ahora es asesor del viceministro de infraestructura, y ha tenido bajo su cargo la supervisión de los proyectos recientes más importantes del país. Su inteligencia y habilidad son reconocidas, y su futuro como funcionario es prometedor. Sin embargo, hay algo que nadie sospecha de ellos dos; su amor que todos creían roto. Doona y Won Jun se aman más que nunca desde su reconciliación en Japón, pero saben que su relación es un riesgo, tanto para sus carreras como para sus vidas personales. Los obstáculos son muchos; distancia, horarios, paparazzi, rumores, celos, presiones... y las cosas por venir. Los secretos y mentiras a ser revelados.

Chapter 1Reencuentro

Allí estaban, descansando en el sofá juntos, con las blackouts cerradas y mirando la televisión; era de noche, y ya habían visto de corrido unas dos películas en el mismo canal, sin que hubiese posteriormente ninguna otra cosa de interés para levantarles los ánimos. En otros tiempos, Doona recordaba, lo más seguro era solamente ver una mitad del primer filme antes de que alguien pudiese intervenir en lo que harían inmediatamente después, luego de reconocer el uno al otro el alivio que se daban mutuamente cada vez que se encontraban. Encontrarse, era algo muchas veces complicado, y la mayoría del tiempo habían tenido problemas, tanto dentro de sí como desde afuera; aquella madre que le había dado a luz nunca la había tratado como tal, y su manager anterior, bueno, ni se diga lo que fue capaz de hacer para manipularla.

Ella estaba en ese momento en los brazos de Won Jun; miró por encima de su cabeza, y notó que la pesadez se debía a que estaba dormido, quien sabe desde qué momento, y a pesar de ello teniendo sus manos entrelazadas para no soltarla, ni dejar que se cayera por quedarse como él. Claro, ella todavía no se había dormido, y cómo podría, pensando en lo que había pasado hace apenas unas horas atrás, cuando estaba llegando al edificio desde la calle, a pie. No había sido demasiado buena la idea de ir caminando por allí, tras caer la tarde, para simplemente tomar el aire tras un día que, aunque anormalmente ajetreado al inicio, acabó de forma bastante abrupta a eso de las cuatro, cuando su representante actual tuvo que ir a atender un asunto personal urgente.

La cantante no sabía de qué se trataba, y honestamente tampoco era de su incumbencia, por lo que lo dejó ser, aunque fuese solo por esta vez, aprestándose a regresar para tomarse un descanso tras una caminata que le ayudase a relajarse. A punto de pasar la entrada lateral, sintió un escalofrío agudo entre los hombros, como si alguien la hubiese tocado y corriese lejos; volteó su rostro a la izquierda con curiosidad casi ingenua, encontrando su búsqueda una inmediata respuesta tras ella, en la acera contraria, una joven como de su edad, vestida en un largo abrigo negro. Calzaba botines de tacón medio y llevaba las manos a los bolsillos, cabello corto, rostro pálido, terso, aparentemente inofensivo, pero Doona sintió que el aliento se le enfriaba de repente mientras sus dedos comenzaban a temblar, cayéndosele la tarjeta de acceso al piso.

Al oir el ruido seco del objeto al caer sobre la acera, reaccionó con la rapidez de una gacela huyendo del león, pero tras agacharse y recogerlo, aquella persona ya no se encontraba allí; prefirió no esperar y entró a toda prisa, subiendo a su apartamento, jadeando de ansiedad, teléfono en mano. Primero pensó en llamar a la policía, pues no sabía si la posible acosadora podía estar todavía en la zona, poniendo su vida en peligro, pero al final simplemente quería sentirse segura, y tal cosa solamente se la podía hacer sentir él, cada vez que lo tenía en frente; iría a poner la denuncia mañana a primera hora, aun así. El joven llegaría pronto, a pesar de recién estar saliendo del trabajo, y con urgencia llegaría hacia ella, dejando el auto aparcado en la acera; lidiaría con cualquier multa que le pusieran después, por ahora tenía que asegurarse de que ella estuviera bien.

Al llegar la abrazaría, y le preguntaría lo que había pasado, diciéndole que debió llamar al 119 antes que a él para estar seguros, pero ella le replicó que solamente lo quería ver a él por ahora, así que, tras decirse algunas palabras de consuelo, él le dijo que se quedaría un rato para cuidarla. Luego prenderían el televisor, acabando todo tal y como estaba en ese momento, silencioso, con la pantalla proyectando ahora un reporte de noticias mientras ella cerraba los ojos de a poco, soltando el control en el suelo; en verdad, estaban comenzando a ponerse viejos para estas cosas. Sus trabajos ahora ya les estaban quitando más energía que cuando estaban en la universidad; al principio ni estudiaba ni hacía las tareas, y cuando la mandaron a la residencia, nunca fue a clases, pero tras su ruptura de hace tres años, ella volvió, a estudiar en serio esta vez, y eso sí que cansaba. 

Por un momento su mente estuvo apagada entre sueños molestos e indefinidos.

Sin embargo, esto no duraría; la alarma sonaría por un momento, y luego se apagaría entre lo que parecían maullidos ahogados del claxon. De inmediato, un ruido de golpeteo sonó en el ventanal; Won Jun se había despertado, y rápido se había puesto su abrigo para salir; Doona se había hecho a un lado al sentirlo levantarse, poniéndose las pantuflas y su bata rosa a toda prisa:

- Espera, no vayas, pueden hacerte algo...

- Quiero verle la cara a ese miserable. 

- No, por favor.

- Tranquila, ya vuelvo.

Won Jun salió del apartamento, bajando por el ascensor con la sangre hirviéndole; no solamente los persiguieron hasta el hartazgo la primera vez que decidieron formar una relación, sino que, ahora podía palpar, a pesar de haberla dejado por su bien, gente como esta seguía molestándola. Finalmente llegó a la entrada principal del edificio, y vio que un nuevo auto se había parqueado justo en frente de los escalones, los cuales bajó a prisa, llegando con quien estaba al volante:

- ¡Oye tú! 

El individuo, cubierto por un sombrero, guantes y una chompa gruesa, se bajó la mascarilla mientras bajaba la ventana opuesta; el joven aprovechó para asomarse a la cabina y confrontarlo, viendo que portaba una cámara colgada al cuello:

- ¡¿Qué crees que estás haciendo?! ¡¿Acaso te parece bien perseguir chicas solas de esa manera?!

Won Jun perdió la paciencia y golpeó el marco inferior de la ventana de un manotazo; le frustraba que, de alguna manera, las sombras dentro de aquel vehículo le impedían verle el rostro al sospechoso:

- ¡Responde!

Una voz distorsionada le respondió:

- Deberías irte. Lo que va a pasar a partir de hoy no te concierne.

El joven se quedó paralizado; de repente sintió incomodidad:

- ¿Qué...?

Las sombras de repente se fueron apartando del rostro de la persona, mientras esta sacaba algo de entre su ropa:

- No te conviene hacerte el héroe. Última advertencia...

En un solo instante, el mundo se redujo a él mismo, y a la pistola cuyo cañón estaba apuntado directo a su cara; Won Jun retrocedió un par de pasos, dándose cuenta de lo impulsivo que había sido. Era una actitud inmadura la que había tomado, algo que había entorpecido su anterior oportunidad con la mujer que amaba, y en ese momento, podría perderlo todo por su propia estupidez:

- Aléjate de ella, Lee Won Jun. Y no mires atrás. O morirás.

El joven pudo esta vez oír la voz distorsionada, pero emitida por un micrófono al cuello de alguien conocido, cuyo rostro nunca podría haber confundido con el de nadie más. El auto arrancó y se alejó de prisa antes de que pudiera reaccionar; sus ojos, sin embargo, leyeron la placa trasera, por lo que, desesperado, buscó entre sus bolsillos. Halló un bolígrafo que se había guardado, y anotó el número, mientras veía cómo aquella mujer que lo había amenazado se alejaba.

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