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final?

Cuando Ritsuka se despertó miró a su alrededor y buscó a Kukulkan quien no estuvo en la habitación. Aun despertándose fue al baño para no verla de igual forma.

Ritsuka notó como últimamente ella había estado actuando más extraña de lo habitual, desde que había vuelto a su estado anterior debido a la falta de confianza para ser el dios que ella deseaba ser, hubo una ligera línea que se trazó con todos.

Terminó de asearse y pensó en ir a la cafetería. Tenía hambre luego de haber entrado ayer y comer ligero para volver y hacerlo con Kukulkan.

Una sonrisa llegó al rostro de Ritsuka cuando pensó en la mujer y la forma tan amable que siempre actuó con él.

Se alistó correctamente y salió de la habitación.

Lo mismo de siempre hasta llegar al pasillo. Vio a los presentes y notó algo extraño, usualmente era el turno de Vash por la hora en la que había llegado para atender a los que pedían algo.

¿Quizá pasó algo importante?, era raro que el hombre se quedara fuera de la cocina, no cuando era de las cosas que más parecía disfrutar. A Ritsuka le gustaría que Vash le diera un cumplido de vez en cuando, al igual que otros sirvientes, veía al hombre como una especie de mentor o maestro por su forma de ser.

Una persona amable. (un poco tonto)

― ¡Boudica-san! ―Ritsuka llamó para sentarse en la barra. La mujer de pelo naranja le sonrió cuando llegó.

―Maestro, buenos días, ¿algo que quiera hoy para el desayuno?

Ritsuka pensó brevemente en ello antes de dar su pedido. Boudica anotó tranquilamente, cuando la mujer se disponía a volver a la cocina Ritsuka volvió a hablar.

― ¿Pasó algo con Vash-san? ―la pregunta de Ritsuka fue recibida con una risa nerviosa de Boudica.

Incomodidad.

―Está atendiendo algo, parece que está concentrado ―Boudica mintió, pero no quería ser quien se lo dijera al maestro, después de todo cualquier cercano a la habitación de Vash podría haber escuchado lo pasó ahí.

―Ya veo... ―Ritsuka asintió y buscó con la mirada Kukulkan, pero no estuvo ahí, tampoco el hecho de cuando llegó, usualmente esta iba directamente hacia él―. ¿Kukulkan aún ya comió?

Boudica dudó en que responder, pero se dio la vuelta y extendió una mano para entrar a la cocina para preparar lo pedido.

―Sí, ella debe estar llena ahora mismo.

...

Dos semanas.

Ritsuka se preocupó si había hecho algo mal con Kukulkan, desde aquella mañana prácticamente no la había visto, la mujer había vuelto a una habitación separada a la de él, pero incluso así nunca lograba encontrar en su habitación.

La culpa de haber hecho algo molestó a Ritsuka cada día. El contacto que tenía con la mujer había sido reemplazado por uno alegre y más que expresivo a uno que fue meramente de protocolo, sin contacto.

―No sé que hice mal... ―Ritsuka estaba sentado en la barra de la cafetería hablando con la única persona que estaba actualmente disponible.

Vash estaba ahí limpiando nuevamente todo lo que se dispuso del día.

―Probablemente solo necesita tiempo ―la simple respuesta hizo que Ritsuka suspirara. Había escuchado aquella respuesta porque era algo que la mayoría de los sirvientes a quienes preguntaba sobre que pudo haber hecho mal respondían.

―Pero aun así...

―El capricho de una deidad es impredecible, no te fuerces la culpa cuando probablemente fue la de ella ―Vash no mintió en lo que pasaba, pero tampoco tuvo interés en revelar nada no es que le importara ademas le serviria a este chico tonto una leccion de vida dura si efectiva tambien.

No fue de su interés al final lo que pasaba.

―Yo... supongo que debería esperar entonces, gracias ―Ritsuka sonrió antes de ponerse de pie y salir de la habitación.

Vash miró debajo de la tabla y se encontró con dos ojos celestes que estaban alegremente pegados a él.

―Eres cruel para responderle así incluso cuando sabes dónde estoy ―Kukulkan estaba de rodillas con el miembro del hombre en la boca.

El tiempo que Kukulkan había desaparecido había sido porque ahora estaba en la habitación de Vash prácticamente quedándose en aquel lugar.

―Eres tú a quien busca, pero solo eres una mujer amante ―fue extraño para Vash ver que los "sentimientos" de Kukulkan parecían tan genuinos además de ser algo posesiva le recordó a esas historias de yanderes..

Pero lo descartó todo siguiendo con la lógica que la mujer solo seguía un capricho como un dios.

No creía que ella fuera a cumplir su promesa de buscar contratar con el mundo para estar siempre a su lado. Tampoco es que le importara lo que la mujer hiciera, si ella quería seguirlo al infierno no era nadie para detenerla.

Sería bueno tener a alguien con quien liberar estrés después de todo.

―Eh... te amo demasiado pero no quiero lastimarlo ―Kukulkan se separó del miembro de Vash antes de abrazarlo por las piernas―. Seré una buena diosa para los humanos, así que no me dejes, ¿sí?

Vash no supo que decir antes las constantes proposiciones de la mujer. Incluso si ella profesaba tanto el amor que sentía por él no supo que decirle o como tratar con ella, entonces solo dejó que ella decida por su cuenta.

―Haz lo que quieras.

Kukulkan sonrió antes de reanudar lo que había estado haciendo. Ella se aseguraría que Vash no necesitara a otra persona más allá de ella en Chaldea para estar contento.

Ella no dejaría que otra sirviente venga y le robe su tiempo de calidad, no, incluso si era otro sirviente masculino, alguien del personal de Chaldea o el propio maestro.

No dejaría que le quitaran aquel premio suyo.

Le había tomado demasiado tiempo encontrar lo que quería y donde pertenecía, y ahora que estaba ahí para él no necesitaba otra cosa.

―Terminaré con esto e iremos a la habitación después, supongo que aún sientes ganas.

Kukulkan sonrió, babeó y besó el miembro del hombre a quien adoraba. Ella estaba más que feliz de ser rebajada, a no ser más que una mancha para otros, pero con el objetivo de que Vash siempre la notara y tomará en cuenta.

No importaba lo que le hiciera, solo lo necesitaba a él para aliviar el dolor de su cuerpo, el placer que más anhelaba solo podía ser dado por alguien.

―Gracias.

Kukulkan agradeció la propuesta del hombre. Algo tan bajo como eso fue recibido como "un premio" para la mujer, pero no le importó.

Ella era un Dios.

Ella podía seguir el capricho que deseara.

Y ella escogió a aquel hombre para su capricho.

No le importó el maestro, podría cuidarlo, podrá hacer misiones para él o tratar con él, pero jamás lo pondría por encima de Vash.

No supo cómo pudo soportar tanto tiempo ajena a la realidad y cegada por un falso amor cuando su verdadera persona destinada estaba ahí a su lado dándole todo lo que quería y cumpliendo lo que anhelaba.

Ella solo necesitaba a Vash, no a los demás, no a Chaldea y tampoco al maestro el cual carecía por todos los medios para ser un amante. Vash también estaba bien con ella, alegó que su presencia era buen porque no tenía problemas con otros sirvientes ahora.

Era mejor así.

Ella solo quería al hombre a su lado para que le diera el placer que solo el podía darle, lo quería ahora.

Y ahora y por siempre.

...

Un comunicador estaba tirado en su habitación.

Ritsuka no comprendió al principio porque alguien dejaría algo como eso en su habitación, y por la pantalla activa era obvio que no había una contraseña puesta.

Se acercó y lo tomó para ver un vídeo en pausa.

Se detuvo.

Ritsuka abrió los ojos y miró horrar la miniatura pausada y dudó en si quiera darle a reproducir.

No supo que hacer cuando vio aquello.

A Kukulkan abrazando y estando con Vash de entre todas las personas. El sentimiento de que se hizo algo mal volvió.

Primero fue Kama, luego por su idiotez perdió a Mash haciendo que esta saliera de su interés, pero esto, el perder Kukulkan tan abruptamente fue algo duro.

Le dio a reproducir el vídeo.

...

Estaba en el baño.

Nunca había visto a Kukulkan haciendo tal expresión, ni siquiera sabía que la mujer podía moverse y decir las cosas que decía en la cama.

―Lo siento... ―el joven no se detuvo incluso cuando sabía que las palabras no iban a él, no se detuvo a pesar del dolor en el pecho.

Solo siguió moviendo su mano viendo cómo la mujer que quería estaba siendo follada por otra persona.

―Lo siento, lo siento, lo siento ―Ritsuka se repitió una y otra vez mientras que movía el brazo.

Jamás había visto a Kukulkan como lo estaba viendo en el vídeo, fue por eso que ahora estaba llorando y lo peor de todo, estaba deseando verla de esa forma, pero lo sabía, sabía tan bien como la mujer lo hacía ahora.

Que él no podía hacer nada para complacer a la diosa. Estaba solo, otros sirvientes que habían sido sugerentes hasta hace dos semanas cesaron de golpe y la razón fue obvia.

Una persona que pierde a dos mujeres por su incompetencia en la cama no llamaba a nadie. Incluso si las propuestas fueran una burla, esas burlas cesaron.

Estaba perdido.

―Lo siento... ―el llanto no paró mientras que venía una vez más al masturbarse viendo a la mujer que quería siendo asaltada de tal forme frenética y lo feliz que estaba por ello.

No fue que Kukulkan necesitara tiempo, simplemente había encontrado donde pasar ese tiempo.

Se sintió inútil. Llorando en el baño mientras que ya su miembro se puso flácido después de una vez era obvio porque la mujer había hecho las expresiones que hacia otros que no fuesen él.

―Lo siento.

Una disculpa nuevamente a la nada esperando lograr algo, pero nadie la escucharía.

―Lo siento...

El bucle de disculpas no iba únicamente a Kukulkan.

Iban a sí mismo por estar excitado de ver a otra persona con aquella mujer, se disculpó consigo mismo por el dolor que sentía, pero aún su cuerpo reaccionaba.

Ya era suficiente, pero quiso hacerlo una vez, mover su mano imitando la velocidad y fuerza de vash hacia Kukulkan, quiso hacerlo, pero su miembro no se levantó.

Ritsuka solo quería olvidar todo de una vez por todas.

...

Vash miró a un lado. La mujer parada que a pesar de sus acciones solo quedó embelesada viéndolo casi sin perder un solo instante.

Extendió la mano a la mujer.

― ¿Te arrepientes? ―la pregunta del hombre fue respondida con la mujer tomando la mano prostética del hombre con una sonrisa enorme.

Incluso ahora la lujuria era lo que más se mostró en los sentimientos de Kukulkan, pero Vash podía culparla, era caprichosa, más que otros y eso estaba bien.

Una diosa que represente a los humanos debía ser así.

―Jamás.

La respuesta de Kukulkan vino con una risa de Vash, ambos caminaron a su destino.

Kukulkan estaba feliz ahora, no importó muchas cosas, por lo solo se centró en seguir caminando en lo que deseaba. Ya sin recordar quienes fueron los que entraron en contacto por primera vez con ella, sin recordar aquellos que profesaron amarla.

Nada de lo anterior importaba, no cuando ya encontró su lugar.

Nada más importaba cuando encontró lo que quiso al mismo tiempo que se volvió la diosa que deseó.

Ahora solo podía caminar hacia un lado sin mirar atrás.

Y le gustó el futuro que tenía delante.

...