Si alguien los atacara cuando Hao Jian se fue, ¿qué harían?
—No entiendes, los Piratas de Atama son una organización de cientos de personas y tienen lazos estrechos con el gobierno. Si ese tipo regresa para avisarles, entonces el Grupo Pirata y el ejército nos perseguirán tanto por las aguas como por la tierra. Supongo que no querrías que eso ocurriera de nuevo, ¿verdad? —dijo Hao Jian.
Entonces los voluntarios guardaron silencio.
—Tomen sus armas, y si algún extraño se acerca, disparen a matar de inmediato, ¿entendido? —Hao Jian le dijo a Cheng Weiwei.
—Pero yo no sé disparar —dijo Cheng Weiwei, alarmada.
La expresión de Hao Jian cambió, y gritó furiosamente, —¡Si no sabes, aprende! Si quieres vivir, ¡debes aprender!
Cheng Weiwei sintió una acidez en la nariz y un poco de ganas de llorar por el grito de Hao Jian.
Pero al final, asintió pesadamente; sabía que lo que Hao Jian decía era cierto, y ahora solo podían depender de sí mismos.
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