Erlang observaba a la joven señora… el Maestro Feng gastar plata con un abandono casi imprudente, como si fuera tan común como el agua. A pesar del gasto aparentemente excesivo, Erlang no podía evitar querer sonreír.
Ocasionalmente, Xu Feng miraba hacia atrás hacia él, una mirada que parecía buscar tranquilidad o confirmación. Era difícil descifrar lo que estaba pasando por la mente de Xu Feng en cualquier momento, pero Erlang estaba seguro de que no era con mala intención.
Todo era diferente con el Maestro Feng. Él estaba más que solo agradecido; estaba tan tan tan muy agradecido con todos los dioses. Este nuevo maestro era realmente amable, una marcada diferencia con otros que habían intentado aprovecharse de los sirvientes, como el Administrador Wu. Él nunca había intentado tocar a nadie como el pervertido tampoco.
Suspiro
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