La batalla de la moral siempre terminaba en una conciencia culpable.

La razón por la que estaba en esta situación estresante se debía básicamente a esa característica suya: su habilidad para percibir pensamientos. Así que mi instinto como ser humano buscando sobrevivir era averiguar cómo podría eludir ese sistema la próxima vez.

¿Sería eso posible? Quién sabe.

Solo pensaba que si pudiera entender mejor esa habilidad, entonces quizás podría encontrar una puerta trasera.

Fue por eso que reuní el valor para abrir la puerta que siempre había permanecido cerrada, incluso durante su visita.

Extrañamente, la habitación no se sentía rancia ni polvorienta, como si se mantuviera adecuadamente a diario. Pero después de cerrar la puerta y quedarme un rato parada frente a la entrada observando la habitación, me di cuenta de que había magia de preservación y mantenimiento instalada, al igual que en la biblioteca.