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—Esto... —balbuceó Bai Yanjiao.
—¿Está la comida lista? —preguntó otra vez An Shuchao.
—Ya casi.
—Entonces ve a despertar a tu madre para que coma rápido. Después de comer, que me acompañe al pueblo para revisar mi pierna de nuevo, a ver cómo está sanando —repitió An Shuchao, luego luchó por levantarse del kang.
—Eso... Mi mamá está cansada, déjala dormir un poco más. Tú come primero, yo iré contigo al pueblo —intentó encubrir Bai Yanjiao a Bai Xue.
Pero escapar del monje no te salvará del templo; puede que no lo veas el primer día, pero es inevitable encontrárselo en el día quince.
A menos que Bai Xue fuera a estar ausente de An Shuchao por medio año o más, este asunto estaba destinado a salir a la luz.
—¿Qué? ¿Jugando al mahjong toda la noche? ¿Durmiendo hasta que sale el sol? ¿Qué clase de mujer hace eso? —An Ping cruzó los brazos sobre su pecho, una sonrisa burlona en su rostro al observar a Bai Yanjiao.
¿No es acaso solo actuar? ¿Quién no puede hacer eso?
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