Lin Caihe miró a Lin Caisang, luego a su hermano mayor que sostenía jengibre, y solo pudo apretar los labios y dirigirse a la cocina. Mientras pasaba junto a Lin Changfeng, él le entregó el jengibre que sostenía.
—Hierve dos tazones. —instruyó.
—Liu Rumei, oh Liu Rumei, simplemente eres detestable. ¿Qué edad tiene Chushui, y aun así lo hiciste ir a pescar al río? ¿Por qué no lo hiciste tú? —La puerta de la habitación se abrió de golpe, con Lin Laogeng, sus ojos inyectados en sangre, mirando fijamente a Liu Rumei, quien estaba paralizada en el lugar.
—Tú... Yo...
Liu Rumei abrió la boca, claramente insegura de qué decir, pero también sintiéndose muy indignada, devolvió una mirada desafiante.
—¿Cómo iba a saber que no puede ni atrapar un pez sin caerse al agua? Además, ¿por qué me gritas? No fui yo quien le pidió que fuera a pescar. Si tienes valor, ve y grita a Liu Baixiao que fue quien obligó a Chushui a pescar.
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