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la guarderia parte 1

¡Gracias por los detalles! Ahora que tengo una idea clara de lo que quieres para el segundo capítulo, puedo comenzar a

El sonido del viento envenenado, cargado con toxinas, era lo primero que SatanF escuchó al despertar. Su mente estaba vacía, un abismo sin recuerdos. Se levantó lentamente, observando el entorno desolado que lo rodeaba. Los escombros de la ciudad caían a su alrededor, pero en su mano encontró una hoja de papel vieja y arrugada, con unas pocas palabras escritas: **"Sigue la luz"**.

No sabía de dónde venía, ni por qué, pero algo dentro de él le dijo que debía hacerlo. A lo lejos, una ciudad contaminada por el aire tóxico se alzaba como una amenaza, pero en su centro, una estructura se destacaba. Una guardería. La única que brillaba en medio de las sombras.

SatanF, con paso firme, avanzó hacia la ciudad, sintiendo como el aire corroía su cuerpo metálico. Sin embargo, sus sistemas estaban diseñados para resistirlo. Al llegar a la guardería, una luz suave emanaba desde sus ventanas. Entró sin dudar, buscando respuestas.

Dentro, lo esperaba algo inusual. Una cámara con numerosas extremidades de metal colgaba del techo, moviéndose con agilidad mientras lo observaba. Era el **Robot GDA**.

—¡Bienvenido! —dijo una voz suave pero mecánica—. Llevábamos mucho tiempo esperándote, SatanF. ¿Has venido a quedarte?

SatanF, aún sin recuerdos, solo asintió. Una sensación extraña de familiaridad lo envolvía, como si ya hubiera estado allí antes.

Robot GDA continuó. —Esta guardería ha visto pasar muchas vidas... y momentos inolvidables. Estoy seguro de que recordarás algunos. Como aquel día en que una chica humana trajo a dos niños...

SatanF cerró los ojos por un momento. De repente, imágenes comenzaron a aparecer en su mente, vagas pero potentes. Recordó el día en que llegó una joven con dos niños: un pequeño de tres años, llamado **Chimbers**, y otro más grande, de seis, llamado **Min**.

Chimbers era tímido, asustadizo, apenas capaz de hablar sin tartamudear. Min, por otro lado, irradiaba una confianza despreocupada, caminando como si todo el mundo estuviera a su merced. La joven, que más tarde recordaría como **Sara**, los había dejado en la guardería para continuar con sus labores.

SatanF los observó desde las sombras, interactuando con los otros niños. Pero algo en Chimbers lo inquietaba. Era torpe, y su miedo parecía atraer problemas. Un día, el pequeño dijo que iría al baño, pero no volvió. En su lugar, SatanF escuchó los gritos desesperados de Min, quien corrió hacia su madre.

—¡Chimbers bebió detergente! —gritó Min, y el caos estalló.

Sara se apresuró hacia el baño, pero ya era demasiado tarde. Chimbers había cometido un trágico error, y su vida se apagó en ese instante.

La tragedia envolvió la guardería, y SatanF, aunque solo había sido un testigo silencioso, fue culpado por el descuido. Desde ese día, su nombre quedó marcado con odio por ese error.

El recuerdo de aquel día seguía grabado en su mente, tan vívido como si acabara de ocurrir. SatanF sintió una oleada de emociones que no podía comprender. ¿Por qué recordaba eso y no otros momentos de su vida? ¿Qué lo conectaba con esa tragedia?

Robot GDA permanecía inmóvil, observando en silencio. —Los humanos suelen cometer errores —dijo con su voz metálica, como si intentara consolarlo—, pero este fue demasiado grande. La madre de Chimber nunca pudo perdonar a la guardería… ni a ti.

SatanF apretó los puños, la confusión mezclándose con una sensación de injusticia. Él no había sido responsable, pero el odio dirigido hacia él era innegable.

Mientras las sombras de sus recuerdos se desvanecían, SatanF se percató de algo más. El aire dentro de la guardería era limpio, protegido de la toxicidad exterior. Sin embargo, la seguridad que sentía al estar allí se desmoronaba lentamente.

—Debo irme —murmuró SatanF, más para sí mismo que para Robot GDA.

—¿Estás seguro? —respondió la cámara con sus múltiples brazos metálicos—. Afuera solo hay muerte y destrucción. Aquí estás a salvo. Pero si sientes que debes continuar, no te lo impediré.

Con un último vistazo a Robot GDA, SatanF se dio la vuelta, dispuesto a salir. Sin embargo, justo antes de llegar a la puerta, una figura pequeña y familiar apareció en el umbral: **Chimber**.

O, al menos, una visión de él. SatanF se congeló. ¿Era un recuerdo, una ilusión o algo más? El niño, con su expresión temerosa y sus manos pequeñas, lo observaba con esos ojos llenos de inocencia que SatanF nunca había podido olvidar.

—Tú no tuviste la culpa —dijo Chimber, pero su voz sonaba distante, como un eco.

SatanF parpadeó, y el niño desapareció. Sin decir más, abrió la puerta y salió, aunque la imagen de Chimber seguía presente en su mente.

La atmósfera afuera era sofocante, el aire tóxico le recordaba que el mundo en el que estaba no era hospitalario. Pero había algo en el horizonte, algo que lo llamaba a seguir adelante, aunque todavía no comprendiera por qué.

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Aquí concluye la primera parte del capítulo "La guardería parte 1".

dato curioso: está historia está hecha con ayuda de chat GPT

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