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Capítulo V "lágrimas infantiles y el legado de un Dios bastardo"

"Papá... Mamá... ¿Dónde están?"...

Eran las palabras de un Alma inocente que surcaba el frío abismo de este mundo por si solo, aventurándose sin la compañía de sus progenitores.

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Hace 1 mes / Parque de Kouh.

"jajaja... No me atrapas~" eran las dulces palabras de un niño que jugaba felizmente con sus amigos.

Todo era perfecto para él, recientemente se habían mudado desde Tokio y el jóven niño había hecho nuevos amigos aquí en Kouh, su madre una hermosa pelirroja estaba sentada en un banco cercano al patio de juegos donde el niño disfrutaba de su niñez.

Junto a ella, había un apuesto hombre de cabellera rubia, ambos se veían felices con su nueva vida lejos de las costumbres youkai que tanto los retenían en su hogar.

"Oye, Kushina, que tal si vamos por unos buenos cuencos de ramen? Oí por ahí que hay un puesto casi legendario de ramen por aquí" habló el esposo abrazando dulcemente a su esposa.

"¿Enserio? Jeje... Me encantaría ir cariño" respondió Kushina devolviendo la sonrisa.

Acercándose levemente y besando tiernamente la nariz de su esposo habló.

"Iré a llamar a Naru-chan para que no esté muy sucio cuando comamos".

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Todo en la familia Uzumaki eran risas y alegrías, la familia perfecta, una pareja felizmente casada y un dulce hijo, no se podía pedir más ¿Verdad?...

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La familia pudo degustar un manjar como ningún otro al entrar en el pequeño puesto de ramen de Ichiraku's, el hijo al igual que su madre, se enamoró de tal manjar.

"Está es la comida de los dioses dattebayo" se jactaba el pequeño niño sacando ligeras risas del dueño y enorgulleciendo a su madre la cuál hiba por su tercer tazón.

Las risas continuaron por una hora más, las sonrisas en los rostros del trío fueron contagiosas para los transeúntes que se encontraban con ellos por la calle, no podían desear nada mejor.

El tiempo pasó y la familia por fin pudo llegar a su hogar.

El sol se ocultaba en el horizonte mostrando un atardecer que pintaba todo de naranja.

Al llegar frente a la puerta de su casa, el hombre de la casa notó algo extraño en el ambiente.

La puerta estaba abierta.

Creyendo que se habían metido ladrones, le hizo una pequeña seña a su esposa para que tomara a Naru-chan en sus brazos.

El hombre entró listo para cualquier inconveniente.

Pero nada pasó, todo estaba en el lugar, no habían rastros de robo o de que alguien estuviera allí antes que ellos, esto llenó de preocupación a la pareja de esposos, Naruto por su parte, no entendía nada de la situación, aún era demasiado joven para tan si quiera entenderlo.

Los minutos pasaban y ellos habían revisado toda la casa a excepción del dormitorio de invitados.

Intercambiando miradas, el padre de familia abrió la puerta con cautela, pero una vez más, estaba vacía, no se habían llevado nada de aquí.

Suspirando la pareja intercambió una sonrisa que representaba su alivio, tal vez solo se olvidaron de cerrar bien o que la cerradura esté ligeramente dañada.

La sonrisa se volvió a apoderar de la pareja, mientras se dispusieron a pasar más tiempo en familia viendo alguna pelicula en la sala de estar.

Al llegar, la pareja abrió mucho los ojos, un ligero temblor se apoderó de la mujer mientras que el hombre de la casa se paraba frente a ella como el protector que se supone que debe ser, pero el habia entrado en shock.

Sentada allí, había una mujer sujetando una larga cadena de metal y en su extremo, había una criatura casi humanoide parecida a un león, estaba claro para la pareja, era un youkai corrompido hasta la médula por los experimentos de los angeles caídos.

El silencio reinó en el lugar, las miradas se clavaron en los ojos del otro, nadie se movió, esperando a que el otro moviese un solo músculo y con ello, una guerra sin trinchera se desate en una tranquila tarde en Kouh.

-Tic-Tac-Tic-Tac-

El único sonido audible eran las agujas de un reloj antiguo que adornaba la sala, el contacto visual no se detuvo, la tensión en el ambiente era tal que hasta el pobre niño en brazos de su madre empezó a temblar lleno de miedo.

"Juju... Así que es verdad que el habanero sangriento y el rayo amarillo tuvieron un hijo..." empezó a hablar la mujer sujetando cada vez con menos fuerza la correa de dónde aprisionaba al youkai corrupto.

Los padres del niño no dijeron nada, compartieron una sola mirada que a ojos ajenos, no representaba nada, pero para la pareja, expresaba más que mil palabras.

En un rápido movimiento el hombre de la casa hizo gala de su apodo del rayo amarillo, y, desenfundando un kunai con extrañas inscripciones prosiguió a arrojarlo directamente a la mujer mientras que Kushina por su parte, subía las escaleras en un intento de esconder al fruto del amor de su matrimonio.

En un rápido salto, el león desvío el arma mandandola a quien sabe dónde por la ventana.

Con la ventana rota, se pudo ver una tenue luz púrpura que se filtraba por el agujero recién creado por la monumental fuerza del corrupto.

"Tranquilo Minato-chan~ no he venido a pelear contigo" habló la mujer en un intento de relajar al hombre.

Minato la fulminó con sus ojos, desenfundando otro kunay, doblando ligeramente las rodillas, se colocó en posición de combate estando a la defensiva en todo momento.

"No me hagas reír Hanako la asesina número 125 de los angeles caídos" habló en tono autoritario mientras mostraba un par de orejas y dos colas de zorro del mismo color de su cabello.

La mujer solo se rió por las palabras del rubio, estaba claro el por qué ella estaba aquí.

Queria matar a la familia.

"Quien te envío Hanako, fueron los líderes youkai o un simple capricho de los miedosos angeles caídos" volvió a hablar Minato en un intento de recabar información, pero otra burla salió de la sádica mujer.

"Que tal si juegas un rato con mi gatito~ y talvez te diga algo M-i-n-a-t-o-chan~" deletreo su nombre provocando un escalofrío en la espalda del mencionado.

Sin más palabras, la lucha entre un león y un zorro, había comenzado.

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Mientras tanto Kushina intentaba buscar un lugar seguro donde esconder a Naruto, probó con la habitación de invitados, pero al llegar allí, se horrorizó al ver a 5 ángeles caídos de dos alas sentados en la cama.

Kushina no era más que un ser humano común y corriente, no podía hacer nada contra una multitud de ángeles caídos, temiendo por su seguridad, Kushina cerro la puerta e intentó volver a la seguridad que proporcionaba su marido, pero, el camino fue bloqueado por otros 3 angeles caidos que le sonreía maliciosamente a la mujer, provocando en ella un escalofrío.

La única salida actualmente estaba en la ventana al final del pasillo.

Tenía miedo, sus piernas temblaban como si estuvieran hechas de gelatina, pero ahora tenia en sus brazos al tesoro más grande de su propio mundo.

Tomando valentía aseguró al niño dentro de su protector abrazo.

Sin pensarlo dos veces se dispuso a correr en dirección a la ventana, pero, antes de que pudiera llegar, su talón de Aquiles fue rebanado por una lanza de luz generada por un ángel caído.

Colocando una mano entre sus dientes, la mujer trató de ahogar un grito, no quería asustar al niño en sus brazos.

"Jejeje... Quién diría que tendremos la oportunidad de jugar con la temida Habanera sangrienta, !El solo pensarlo hace que se me levanté! Jajaja" exclamó uno de los angeles caidos que salia de la habitación de invitados.

Kushina sintió miedo.

Su delicado rostro, una vez adornado de una agradable sonrisa, ahora se había deformado en una desagradable mueca de odio y miedo a partes iguales.

La mujer aprovechando la falta de actividad de los agresores, abrió la ventana de par en par, pero, una vez más, fue atravesada por un rayo de luz, está vez impactando en su hombro izquierdo, la mano que apretaba con la mandíbula empezó a sangrar a mares debido a la presión generada.

"Porfavor ve con tu padre Naru-chan" fue lo único que el pequeño Naruto pudo oir antes de ser arrojado por la ventana.

Después de eso, todo quedó en blanco para el niño, la última imagen que tendrá de su madre, será de ella siendo desvestida por la fuerza por uno de los angeles caídos y sujetando un objeto verde con forma de piña.

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Minato estaba en las últimas, la pelea de él contra el león lo había llevado al límite, la magnitud de su pelea lo había obligado a salir de su casa por un fuerte zarpazo que le arrancó el brazo dominante.

"lo siento Minato amor mío... Cuida a Naru-chan por mi..." Sonó un ligero susurro casi inaudible para oídos normales, pero no para el sentido de la audición mejorada del youkai.

Cerrando los ojos con dolor aparente, Minato ahogó un gruñido de tristeza sabiendo que el susurro que acaba de oír, fue de la mujer que más amó en vida.

Segundos después, una fuerte explosión y una cortina de humo negro azabache se alzó desde el segundo piso de su casa, el amor de su vida, se acaba de inmolar junto a sus atacantes.

levantando la mirada, vió a un pequeño niño cayendo por la misma ventana en donde el humo se alzaba, y, en instantes, arrojo uno de sus kunays especiales, llegando justo a tiempo debajo del niño, evitando que cayera contra el duro suelo.

Tratando de ignorar el olor a carne quemada proveniente de su ahora fallecida esposa, colocó un sello extraño en el estómago expuesto de su hijo.

El dolor que sintió el niño fue tan grande que empezó a llorar y gritar.

"¡Papá! me quema ¡me quema?" era lo que repetía el niño mientras un raro símbolo se generaba en patron de telaraña acompañada de extrañas letras de un idioma casi olvidado.

"Te amo hija mía, por favor... vive por nosotros Naruko-chan"

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Esas fueron las ultimas palabras que la joven rubia pudo oír antes de ser teletransportado al kunay que minato arrojó al principio de su batalla contra el ángel caído.

Ese día, la joven rubia perdió a sus padres por unos sujetos con alas, no sabía porque fueron atacados, no sabía por qué sus padres ya no estaban con el, un sentimiento amargo inundó su corazón mientras sollozaba solo en un rincón.

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En la actualidad / puesto de Ichiraku's ramen.

Punto de vista de Naruto.

Allí, se encontraba un niño de cabellera rubia brillante, el jóven temblaba de miedo mientras sus oídos eran bombardeados por los fuertes ruidos de la batalla de Alex contra la bestia.

Naruto tenía miedo, no quería que su nuevo onichan se vaya al igual que sus padres, quería volver y asegurarse de que estuviera bien, pero, él le dijo que se quedara allí.

Cerrando sus ojos y tomando todo el valor que pudo reunir, Naruto salió de su escondite y fue a buscar a su nuevo hermano.

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Punto de vista / tercera persona.

La pelea entre Alex y la bestia seguía el ritmo, Alex era tratado como una simple muñeca de trapo por las afiladas garras del león humanoide, mientras que el ángel caído disfrutaba la masacre dándose placer a ella misma.

Fuertes jadeos provenientes de la sádica mujer llamaron ligeramente la atención de Alex y por el rabillo del ojo, vió como caía la larga cadena de las manos de la mujer ahora entrando al extasis del orgasmo.

"(Necesito esas putas cadenas)" Fueron sus pensamientos mientras esquivaba una carga más de la criatura.

Golpes y zarpadas iban y venían, a una velocidad tal que cualquier descuido significaba la muerte para Alex, a duras penas el podía evitar todo el daño mortal de los poderosos golpes y con apresurados saltos, ligeros rasguños en su piel iban apareciendo.

Poco a poco iba cediendo territorio, mientras era acorralado en la esquina de un muro

La criatura sonrió macabramente mientras cargaba un fuerte golpe, era claro que estaba disfrutando del juego del gato y el ratón.

Viendo la amenaza de muerte, el joven se agachó sólo para ver con horror como la muralla de concreto solido detrás de el, se convertía en migajas.

Sudando frío, vio la cadena a su costado, en instantes salió de su estupor y corrió en dirección a la cadena en el piso, si la conseguía sus posibilidades de salir vivo de allí ya no estarían en el 0 absoluto.

Pero...

Un fuerte pilar de luz tan contundente como y denso como una viga de metal, impactó en su estómago, provocando que vomite sangre, en el proceso perdió todo el aire de sus pulmones ahora implorando clemencia por todo el maltrato que estaba recibiendo.

Naruto vio todo esto, pudo ver cómo la mujer atacaba a traición a su onichan, una furia lo carcomía por dentro reconociendo a la mujer.

Era la misma que hizo que sus padres se vayan sin él.

Tomando valor el niño corrió hacia ellos.

"¡Deja en paz a mi onichan!" Fue lo que gritó el niño para solo ser interceptado por las grandes garras de la criatura.

La mujer al percatarce se emocionó de más.

"Fufufu así que aquí es donde te encontrabas Naru-chan~" habló la mujer mientras bajaba del lugar de dónde una vez disfrutó de la pelea.

Caminando seductoramente moviendo sus caderas con cada paso que daba, pisó la espalda de Alex que ahora se encontraba tendido en el suelo.

Al sentir la presión extraña en su espalda, Alex se despertó solo para ver con horror como la criatura sostenía a Naruto y la mujer se acercaba lentamente sosteniendo una lanza hecha de luz.

Punto de vista / Alex.

El dolor fue sofocado por el sentimiento de culpa me carcomía por dentro, sentí que le había fallado al niño por ser tan débil y no poder protegerlo.

Sólo podía ver con impotencia cómo era torturado.

No podia hacer nada, los gritos del niño resonaron e hicieron eco en mi cabeza.

Levanté mi mirada para solo ver con horror como trozos de la piel del muchacho le eran arrancados lentamente por las garras de la criatura.

Mis lágrimas escapaban por la impotencia que sentía.

"¿¡¿Acaso no puedo proteger nada?!?" Grité a todo pulmón sacando a la mujer del espectáculo que presenciaba.

"Fufufu... por su supuesto que no puedes cariño, la debilidad es un crimen que debe pagarse" empezó a hablar la mujer acercándose q paso lento a dónde yacía tirado en el suelo.

Sujetando mi mandíbula seductoramente acercó sus labios a mi cara y susurró.

"Con la muerte"

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Otro grito de dolor se formó de la boca del niño mientras las uñas de sus manos eran arrancadas una por una sin remordimiento alguno.

"Grita más Naru-chan, igual como gritó tu padre mientras que mi gatito se lo tragaba vivo  jajaja"

La mujer se burló mientras lanzaba golpes y patadas al pequeño cuerpo del infante.

Quise gritar y saltar sobre ellos, quería golpear tan fuerte a estos monstruos, y mandarlos al infierno de donde pertenecen, en verdad quería, pero al intentar ponerme de pie, un fuerte dolor en mi abdomen frenó de golpe mi ataque.

Empecé a temblar, ya no había salvación para el niño, y lo vería morir frente a mis ojos.

Pero, antes de perder toda esperanza, una luz empezó a crecer desde mi hombro hasta mis brazos, era una sensación familiar, me sentía casi renovado.

Alex no lo supo en ese momento pero sus sensores de dolor habían sido apagados por la fuerza dándole un segundo aliento.

La tortura del niño se detuvo por completo, mientras veían como la luz opacaban la oscuridad de esa noche sin luna.

Poniéndome de pie, miré fijamente a la mujer que ahora veía ligeramente temerosa como la luz proveniente de mi hombro se materializababen mis brazos.

Un fuerte resplandor cegó ligeramente a ambos monstruos mientras un par de guantes se equiparon en mis manos y tiras de cuero interconectadas a los guantes se ajustaban a mis antebrazos.

Múltiples voces dentro de mí empezaron a realizar un cántico en un idioma del que nunca antes habia oído.

Sin prestar mucha atención a los cánticos en mi cabeza, corrí lo más rápido que pude en dirección a la mujer, estaba impresionado, esta velocidad era casi inhumana, tenía un olan en mente, si esa criatura era tan fiel a esta sádica, entonces, si ataco directamente a su dueña, esa bestia correrá salvarla dejando al niño en el proceso.

Para mi grata sorpresa eso mismo sucedió, la bestia se movió mucho más rápido que antes, estaba claro, antes solo jugó con la comida.

Tirando al niño como si fuera un muñeco, lo arrojó lejos de la lucha.

Ahora estaba parcialmente a salvo, el resto me toca a mí.

Con la resolución prendida una vez más y mi deseo de batalla ardiendo más que nunca, con un sencillo juego de pies, cargué contra la criatura.

Nuestros golpes chocaron al contacto generando una pequeña onda de choque por la colisión de dos masas a altas velocidades.

Nuestros puños aún seguían en contacto en una pelea de voluntades, aquí y ahora se revelará quien es el más fuerte.

Por el rabillo del ojo pude a ver a Naruto poniendose de pie lentamente, algo dentro de mi ardió más que nunca al ver el estado en que se encontraba.

Una fuerte voz salió de mi.

"¡NARUTO! ¡Sal de aquí de una vez!" Grité con todo lo que pude mientras la colisión de detenía y una lluvia de golpes a altas velocidades emergió de la calma.

Pero algo era extraño, mis golpes rebotaban sobre su pelaje como si una bat de madera golpeara contra una pared de concreto sólido.

Mi puño empezó a pulsar en señal de dolor, pero no sentí nada, era extraño, era como si mis sensores de dolor hubieran sido apagados hace un tiempo.

Al ver como yo no le podía hacer nada a su mascota, la mujer se llenó de una falsa valentía.

"Jajaja pobre niño, ¿acaso tuviste esperanzas?" Empezó a burlarse la mujer mientras yo esquivaba los golpes del monstruo con más facilidad que antes

"La piel de mi gatito es invulnerable al daño físico~" soltó la mujer dejándome ligeramente confundido por tal declaración.

("¿Acaso me era imposible matarlo a golpes?")

Pensé mientras buscaba una manera de detenerlo.

El monstruo seguía arremetiendo contra mi con golpes pesados y zarpazos veloces que no podían tocarme ahora que tengo los guantes que papá me dió.

Con cada golpe que me lanzaba, retrocedía un paso a la vez, lentamente estaba perdiendo la batalla.

Entonces una idea surco mi mente.

("Si su pelaje es lo que le hace inmune, eso puede significar que sus órganos no son inmunes al daño físico... "Necesito las cadenas!")

Ahora tenía un plan, pero primero, debía de alcanzar las cadenas que la mujer dejo caer antes.

Mientras pensaba en como tomar las cadenas sin dar la espalda a mi enemigo, deje una abertura en mis ataques provocados por un descuido que solo un novato lograría.

Sin perder más tiempo, recibí un fuerte golpe en el estómago donde antes había recibido el ataque de la mujer, esto, me mandó a volar callendo encima de las cadenas.

Mi objetivo había sido llegar a ellas, pero ahora mismo no podía ponerme de pie.

No sentía dolor, pero mi cuerpo se negaba a obedecer mis órdenes.

Era como si mis hilos hubieran sido cortados por un marionetista enojado por mi avería.

Intente moverme, pero nada pasaba, en un intento desesperado me mordí la lengua para tratar de despertar mi entumecido cuerpo, pero cada segundo que pasaba sin moverme, la criatura se movía cada vez más cerca de mi.

Las voces en mi cabeza se intensificaron, las altas vibraciones de la canción partían mi cabeza con cada estrofa que completaban.

Estaba acabado, el león se posó sobre mí, mostrando con orgullo sus más de dos metros de altura.

Una sonrisa macabra parcialmente humana partió la cara del animal mientras cargaba su puño contra mi.

El tiempo se detuvo.

No, podía ver casi en cámara lenta como el poderoso golpe estaba a centímetros de mí, aún no podía mover mi cuerpo, pero una sensación de calidez me calmó por completo.

El fuego de mi voluntad se intensificó, las voces de mi cabeza ahora cantaban en un idioma que podía entender, múltiples mujeres de hermosas voces, cantaban al unísono, todas ellas no paraban de repetir lo mismo.

Eran las muzas de las que alguna vez oí hablar, hermosas mujeres de increíble voz cantaban a todo pulmón los poemas de los héroes de antaño, eran conocidas como las diosas de las artes.

Tomando una fuerte respiración empecé a copiar los cánticos que las voces me lanzaban.

"En las sombras más putridas de las cloacas

Un dios bastardo en su origen, por todos despreciado,

Caído en desgracia, su gloria desvanecida,

Entra en el frenesí, su furia desmedida.

Los cielos retumban con su grito de dolor,

Un eco de venganza, un rugido abrasador,

Su mente se nubla, su juicio se extravía,

Un berserker desatado, en pura energía.

Con fuego en los ojos, y acero en las puños,

El dios olvidado recorre los llanos,

Destruyendo todo, sin razón ni piedad,

Un torbellino de caos, su única verdad.

Así ruge el bastardo, en su rabia y furor,

Un dios caído, devorado por el horror,

Pero en su locura, en su ira inclemente,

Resuena el lamento de un alma valiente."

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Al recitar el cántico que las muzas en mi cabeza no dejaban de repetir, sentí un gran poder emerger dentro de mí, era un poder guiado por la rabia y el descontrol.

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Mi mente se apagó por completo.

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Punto de vista / tercera persona.

Todo estaba borroso para mí, el dolor que sentía no dejaba de nublar mi mente, no quería sufrir tanto...

("Por favor mamá papá, vuelvan por mí...")

Era el amargo pensamiento de un niño que poco a poco pierde su inocencia en este mundo carcomido por la podredumbre de los más fuertes.

El niño yacía tirado en el suelo a unos metros del campo de batalla, sintiendo varios temblores, el niño se despertó de su aparente desmayo.

Viendo que aún seguía vivo, intentó ponerse de pie, esperanzado de que sus padres o su nuevo onichan lo hubieran rescatado.

"¿Eso significa que mamá, papá o mi onichan me salvaron?"

Eran los inocentes susurros que el joven soltaba, en un intento de llenarse de esperanza.

Al abrir los ojos no pudo procesar la escena, lo que miró, lo llenó de un ligero temor.

Lo que miraba, parecía traído directamente de sus pesadillas.

Su onichan, aquel hermano mayor que le ofreció un ramen de Ichiraku's y le dará un techo donde poder dormir, estaba usando cadenas para estrangular al monstruo que atacó a su padre un tiempo atrás.

Esa persona no se parecía en nada al onichan serio pero alegre que conoció hace un par de horas.

Era una bestia guiada por el más puro instinto y la rabia.

La mujer mala estaba tirada en el piso en un charco rojo gimotiando mientras sujetaba su estómago con ambas manos.

Todo para el había cambiado, las calles ahora están llenas de agujeros al igual que las paredes, la sonrisa macabra en el rostro de onichan le daba miedo....

"Onichan..." Susurro el niño mientras miraba con temor como el león caía inerte al suelo.

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Hace 10 minutos.

Un extraño cántico de la boca del chico emergió de la nada, y con él, una fuerte presión se acrecentó en el ambiente, paralizando al león y haciendo temblar a la mujer que instintivamente quiso escapar desenvainando sus oscuras alas por completo.

Pero un manchón marrón carmesí la detuvo en seco, esa mancha era Alex, el cuál portaba una macabra sonrisa.

"¿A donde crees que vas ángel-chan?" Habló el joven fríamente causando una sensación de hundimiento en la mujer, la cual extendiendo sus alas en su plena envergadura, intentó alzar vuelo.

Pero, una vez más, fue detenida por el jóven que sujeto una de sus piernas.

"¡A donde vas? ¡La diversion apenas comienza!" Gritó Alex mandando al piso a la mujer, al impactar contra el suelo, alex pisó el estómago de la mujer para evitar que escape, y sujetando ambas alas de la mujer, Alex segado por el poder y la rabia, empezó a tirar de ellas en un intento de arrancárselas de su cuerpo.

La mujer soltó un grito ahogado de dolor, intentando llamar a su mascota.

Por su parte, la criatura se escapó de la parálisis inicial y cargó contra el chico.

Pero está vez no fue como antes.

El golpe de la bestia conectó satisfactoriamente con su objetivo, pero él ni se inmutó.

Sujetando su puño con una sola palma, la criatura sintió el verdadero terror.

La criatura quedó ligeramente desconcertada, ¿Por qué este Demonio de clase baja pudo recibir de frente su poderoso golpe y ni siquiera inmutarse?

La bestia miró a la cara del demonio, y lo que vió, le heló la sangre por completo.

Lo que vió, lo dejó temblando, esa no era la cara de un hombre, o un demonio de clase baja, la cara que vió fue la de un monstruo.

Alex con un fuerte golpe mandó a volar a la bestia, y centrando su atención una vez mas en la asustada mujer, se rió ligeramente para horror de la misma, la cual queriendo sobrevivir, intentó regalarse para él.

"No... No me hagas daño, y-y te juro que puedo satisfacer todas tus necesidades en la cama" rogó la mujer mientras se quitaba parte de su traje en un intento de distraer al maniático demonio.

Pero, no pasó nada, el jóven le sonrió cálidamente generando una sensación de esperanza en la mujer, talvez ella pueda vivir.

"Lo siento angel-chan, pero la debilidad es un pecado que se castiga..." Habló Alex sin dejar su cálida sonrisa.

En un rápido movimiento, el jóven atrapó una vez más a las negras alas de la mujer entre sus manos y acercándose ligeramente a ella le susurró.

"Con la muerte~" y en un fuerte tirón, el par de alas se desprendieron de su cuerpo, un fuerte grito de la mujer resonó por todo el lugar haciendo que su bestia salga corriendo en su ayuda.

Pero al entrar en el campo de visión del jóven, fue atacado por las alas desmembradas de su ama.

"Jajaja" se rio el jóven dando un fuerte pisotón al estómago de la mujer haciendo que vomite su propia sangre.

Aprovechando el impulso generado por el pisotón y la temporal ceguera de su oponente,  lanzo un poderoso gancho en el el estómago de la criatura sacando un fuerte gruñido del interior de la misma.

"Veamos que tan resistente eres en realidad gatito-chan" habló fríamente Alex haciendo crujir sus nudillos.

Fuertes golpes se lanzaron en rápida sucesión impactando el desprotegido torso de la bestia, provocando que hilos de sangre salieron de su boca.

Sonriendo sádicamente, lanzó a la bestia con una fuerte patada a la ubicación de las cadenas.

"Me pregunto si tú garganta es igual de fuerte que tú piel~" habló el joven mientras aseguraba la cadena alrededor del cuello del león.

Parándose en su espalda, empezó a tirar de las cadenas asfixiando al monstruo.

En un intento de hacer que su agresor se desoriente, la bestia se chocó de espaldas contra múltiples muros, agrietando y distrayendo cada muro en donde la bestia trató de liberarse, pero, el jóven ni se inmutó y cada segundo que pasaba, apretaba más y más.

Ya sin aire dentro de él, se alzó en toda su altura sobre sus dos patas y cayó muerto al frío pavimento.

La cara desquiciada del chico ahora se posó sobre la mujer que a duras penas podía apoyarse en su codo.

"Ahora es tu turno angel-chan~" habló el chico provocando un fuerte escalofrío en la piel de la mujer y en un solo salto, llegó frente a ella.

La mujer no pudo aguantar más y se orinó encima de ella, temblando por miedo, habló.

"No - no me hagas daño, si lo haces más ángeles caídos vendrán a vengarme" habló la mujer en un intento de intimidar al joven.

"Que vengan cuántos quieran, los mataré a todo y cada uno que me ataque a mi, o a mi familia" acercándose más a ella hablo de nuevo.

"Y eso incluye a Naruto"

La mujer tembló aún más de miedo mientras su mente repetía su larga vida en un intento de salir de la situación, pero al ver la cara de su verdugo, su mente se rindió y quedó en blanco.

Levantando la misma cadana que uso para matar a ese león, se posó frente a ella.

"Lo voy a gozar, como no lo puedes imaginar..." Afirmó el chico mientras la mujer gritaba de pura agonía.

El niño no pudo soportar ver más esto y cerró fuertemente sus ojos.

Corrió lo más fuerte que pudo al puesto de ramen del amable señor.

Los gritos de la mujer no paraban de sonar por varios minutos más.

Los minutos pasaban y cada vez los gritos hiban decayendo en decibeles.

La mujer tirada en un charco de su propia sangre ahora irreconocible por todo el daño que le causó el demonio frente a ella, no pudo hacer más que implorar por su muerte.

"Ma...ta...me" se escuchaba un ligero susurro de la mujer mientras Alex le sonreía macabramente.

El jóven en un gesto de misericordia, envolvió sus brazos en la cabeza de la mujer y, en un fuerte y desagradable crujido acompañado de húmedos sonidos provocados por la carne desgarrándose y la sangre gorgoteante, fracturó y destrozó el cuello de la mujer acabando con su vida de una vez por todas.

"JAJAJAJA" se rió histéricamente el jóven mientras el aura sanguinaria que una vez envolvió su cuerpo, desaparecía sin dejar rastro, haciendo que el joven entre en un estado de piloto automático completo.

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Los gritos de la mala mujer dejaron de sonar hace mucho tiempo, y, Naruto en un acto de la más pura valentía, decidió buscar a su onichan, su búsqueda no fue muy larga porque vió con sorpresa como el se movía lentamente, parecía un caracol que se movia centímetro tras centímetro en su intento de buscar una sombra en la que poder dormir.

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A partir de ese momento, los recuerdos se tiñeron en la oscuridad absoluta.

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Tres días después, casa desconocida, punto de vista de Alex.

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Un fuerte dolor muscular me sacó del largo letargo que mi cuerpo sostenía.

Mis ojos se abrían lentamente mientras los recuerdos de esa pelea inundaban mi mente, y lo último que recuerdo es el cántico que recite antes de ser golpeado por la bestia, pero extrañamente, aun recuerdo el cántico al pie de la letra.

No puedo recordar nada después de recitar el cántico, ¿Quiénes eran esas hermosas muzas que cantaban a todo pulmón? Varias preguntas recorrían a mil por hora en mi cansada mente.

Al abrir complemente mis ojos, me encontré con un techo desconocido, era de un color beige desgastado con el tiempo, quise mover mi cuerpo, pero un peso alado de mi me detuvo por completo.

Pensando en que la pelirroja lo había salvado de nuevo, puse los ojos en blanco mientras sacaba las sábanas del cuerpo dormido al lado mío.

Mi sorpresa fue grata, ya que me encontré con una mata de pelo amarillo.

"Naruto... Me alegro que estés bien chamaco" dije en tono suave mientras acariciaba la cabeza del niño tiernamente dormido.

Una puerta se abrió, revelando al amable anciano del puesto de ramen que traía una charola con un par de manzanas y rebanadas de pan tostado.

"Hola jóven, me alegro que despertaras" empezó a hablar el señor mientras dejaba la charola en una mesita de noche al lado de mí.

"Naruto no se despegó de ti en ningún momento jojo... Es un niño de verdad testarudo" siguió hablando el señor tomando del hombro al pequeño niño y agitándolo ligeramente para que se despertase, su acción decía que claramente ya había criado a un hijo antes.

Con curiosidad y con la percepción de la realidad completamente alterada, tomo asiento dolorosamente por las heridas que yacían en su vendado torso.

"Veo que usted es un padre increíble señor" hablé con una ligera sonrisa en mi cara, pero, lo que pasó a continuación, me hizo querer que esto fuera un sueño.

"Lo fuí una vez" contesto el señor mientras despertaba por fin al somnoliento Naruto.

"Buenos días Naruto" dije tratando de esquivar la mina terrestre que mi infantilizmo había pisado por la tonta pregunta que lancé.

Por su parte, el niño al verme despierto, se abalanzó sobre mi con un fuerte abrazo.

"Por fin despiertas onichan... Creí que te irías al igual que mis padres ...." Sollozó ligeramente mientras apretaba su agarre en mi cuello.

Sujetando su cabellera rubia con suavidad, lo alejé ligeramente de mi.

"No te preocupes Naruto, yo te protegeré porque a partir de ahora serás el niño mas importante para mí" con mi última frase, el niño me abrazó todavía más fuerte haciendo que mis heridas dolieran ligeramente, pero no me importó, solo me importa el bienestar de este chamaco.

Al ver tal escena, el señor me brindó una calida sonrisa y, sujetando la charola una vez más, nos la ofreció para que desayunemos tranquilamente.

"Por cierto onichan, no soy un niño" habló el infante dejando de abrazar a su onichan y concentrándose en su desayuno.

Su comentario sacó enormes gotas de sudor en el dúo de hombre a su alrededor.

"¿Ehh?" Fueron los únicos sonidos que salieron de sus bocas tan abiertas que prácticamente llegaron al piso.

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