—Por favor... ten piedad de mí... Aime —Gertrudis contuvo la respiración mientras miraba a la dama de compañía de la princesa heredera. Aunque no podía ver el rostro de Cherry, podía sentir el miedo de la mujer.
—Gertrudis —Gertrudis levantó la vista hacia Aries y vio el ademán de la otra—. No dejes entrar a nadie.
—Sí —sí, Su Alteza Real —Gertrudis no perdió el tiempo, hizo una reverencia y salió apresuradamente mientras Aries la observaba en silencio. Cuando la segunda oyó abrirse y cerrarse la puerta, sus ojos cayeron sobre la pálida tez de Cherry.
—Condesa Lloyd, ¿por qué estás arrodillada? —Aries preguntó inclinando la cabeza—. No te ves bien. ¿La competencia de caza, quizás, te traumatizó?
—Yo sé... —los labios de Cherry temblaron, agarrando su falda—. Ya lo sé, Aime. Ya sé sobre ti, sobre Curtis —lo sé.
Hỗ trợ các tác giả và dịch giả yêu thích của bạn trong webnovel.com