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Artem - Un día con Chay Parte 4

—Me alegraba ir con Estrella y Chay, pero cuando Chay puso la condición de que yo debía mirar desde lejos, me molestó un poco. Pero luego, no pasaron diez minutos de haber llegado al centro comercial cuando recibí un mensaje de texto de Chay.

—Justo como esperaba, no quiere que gaste dinero en ella, así que tú vas a comprar todo lo que te diga —C.

—¿En serio? ¿Por qué no la deja que compres? —A.

—Piénsalo, genio, cree que no se los merece. Y así no los compraré como prometí. Pero nunca le dije que tú no los comprarías —C.

—Eso es ser astuto, pero estoy completamente dentro. ¿Qué compro primero? —A.

—Te enviaré fotos de lo que más le interese —C.

—Entendido —A.

Lo primero que Chay envió una foto fue de Estrella mirando un pequeño bolso verde junto con el nombre de la tienda donde estaba. Sabía que tendría trabajo por hacer. Fue entonces cuando llamé a Kent y le pedí ayuda. Quizás no podría llevar todo esto yo mismo.

Había comprado el bolso como se me indicó y estaba esperando que llegaran más mensajes cuando Kent se unió a mí.

—Entonces, ¿hoy estás en la búsqueda del tesoro para tu pareja, eh? —Sonrió.

—No deja que Chay le compre nada. Pero Chay me está enviando información sobre lo que quiere y yo puedo conseguirlo para ella —respondí.

—¿Cuánto vas a conseguir? —preguntó.

—Tanto como ella quiera —Le sonreí a él, pensando en lo feliz que Estrella iba a estar.

Después de unos minutos más recibí un mensaje de Chay que en realidad tenía a Estrella con un vestido plateado muy bonito. Sentí mi corazón latir fuerte, la mandíbula caer, y mariposas en el estómago. Se veía tan hermosa, tan gloriosa, tan perfecta.

—Uuuuuuuuh. Esa sí es una buena apariencia para ella —Kent miraba por encima de mi hombro y silbó cuando vio la foto. Enseguida vi todo rojo y gruñí, pero me controlé. Es mi mejor amigo, mi beta, sin mencionar que él también tiene su propia pareja.

—Se ve hermosa, ¿no? —preguntó.

Esperaba recibir un mensaje que dijera que necesitaba comprar ese vestido, pero resultó que Chay obligó a Estrella a que se llevase el vestido y luego se fueron a buscar unos zapatos a juego.

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A partir de ahí me enviaron a buscar un par de zapatos específicos, una camisa, unas gafas de sol, un reloj y un collar, tantas cosas diferentes en tantas tiendas diferentes. Las bolsas se acumulaban, pero estaba deseando hacer brillar a mi Estrella con una sonrisa enorme en su rostro.

A Kent no parecía estar pasándola lo mejor, ya que estaba sosteniendo todas las cosas que estaba comprando para Estrella. Se quedaba fuera de la tienda mientras yo entraba y buscaba el artículo. Era una rutina eficiente.

Después de un par de horas recibí un mensaje que decían que iban a comer algo. Pensé que era el momento adecuado para nosotros tomar un descanso también. Sabía que estaban en el puesto de pretzel, así que decidí sentarme en el lado opuesto, cerca de la pizzería. A Kent le pareció bien, amaba la pizza más de lo que yo lo hacía.

Por alguna razón, simplemente me sentía mal. Había mucha gente en el patio de comidas, pero solo andaban por ahí, no estaban comprando nada en absoluto, solo deambulaban. Sea lo que fuese lo que estaba sucediendo, me estaba haciendo sentir inquieto.

—¿Sientes que algo está mal? —le pregunté a Kent justo cuando estaba a punto de meterse un pedazo de pizza en la boca.

—No realmente. Quiero decir, hay más gente en esta área de lo que esperaba, pero nada que realmente se sienta mal. ¿Por qué? —respondió sin demasiada preocupación.

—No sé. Solo tengo la sensación de que algo está mal. Como que algo está a punto de pasar.

—¿Como qué? —Ahora estaba confundido, su pizza completamente abandonada.

—Algo relacionado con Estrella y Chay.

—¿Quieres ir a ver cómo están? —Quería decirle que no. Quería poder decir que todo era solo mi imaginación. Quería simplemente ignorarlo y decir que solo estaba siendo paranoico y sobreprotector. Pero no pude hacerlo, algo no me dejaba.

—Sí, creo que deberíamos. Creo que necesito ir a ver qué les está pasando ahora mismo. Necesito verlas, a las dos, para asegurarme de que están seguras.

—De acuerdo. ¿Quieres que vaya contigo o me quede aquí?

—Quédate aquí, si Estrella te ve a ti o a mí llevando todo entonces sabrá lo que hicimos.

—Buen punto, entonces tú ve y cuida de tu pareja y tu hermana y yo guardaré tus cosas. —Se rió ligeramente, tratando de decirme que estaba exagerando todo, pero sabía que no era así.

Me levanté lentamente, moviéndome con pasos fluidos pero alerta. Estaba monitoreando todo lo que podía del entorno. Buscaba gente que se viera rara, gente que oliera mal, y gente que me pareciera rara. Iban a ser unos momentos tensos.

Mientras caminaba hacia el lugar donde sabía que debían estar las chicas, percibí un olor rancio y desagradable. Olía como la gente de la familia de Estrella. En serio, ¿cómo es que todos olían tan horrible?

Ese olor me hizo entrar en modo pánico. ¿Sabían que Estrella estaba aquí? ¿Estaban tratando de llevársela? ¿Llegaría a tiempo para salvarla? Tenía que encontrarla, y rápido.

Miré las mesas y la fila cerca del puesto de pretzel. Vi a Chay en la fila, pero no vi a Estrella por ningún lado. Estrella debería haber estado con ella o sentada en algún lugar cerca de ella. ¿Dónde estaba? ¿Dónde se fue? ¿La tenían?

Tan pronto como esos pensamientos cruzaron mi mente, escuché un aullido de dolor seguido rápidamente por una maldición y alguien gritando.

—¡ARTEM! —gritó una voz conocida.

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