El palacio de Pegasii era como una fortaleza. No era que Mizvah no pudiera entrar, sino que el ala donde permanecía la Princesa Morava estaba sellada. Entrar en esa parte, luego ir a su alcoba y robar la bolsa de gemas era como poner tu mano en las fauces abiertas de un león hambriento. Si era encontrado, sería colgado hasta la muerte del árbol afuera de Pegasii y su cuerpo sería dejado para que los buitres se alimentaran. Sin embargo, Mizvah estaba motivado... por su amor por la princesa. Estaba seguro de que después de robar las preciosas gemas de su alcoba, sería capaz de sobornar al carcelero y entonces ella sería liberada de los calabozos.
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