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Capitulo 5

Los días posteriores a la boda fueron un torbellino de actividades. Isabella se encontró inmersa en una nueva rutina, asistiendo a eventos sociales y reuniones de negocios al lado de Alejandro. La vida que ahora llevaba era muy distinta a la que había imaginado, pero se adaptaba con la gracia y la fortaleza que siempre la habían caracterizado.

Una mañana, mientras estaba en la cocina tomando su desayuno, Isabella escuchó el sonido de una silla de ruedas acercándose. Levantó la vista y vio a Alejandro, que se detuvo en la entrada, observándola con su mirada penetrante.

—Buenos días, Isabella —dijo él, con su voz habitual, firme pero distante.

—Buenos días, Alejandro —respondió ella, tratando de sonar amigable.

—Hoy tendremos una reunión importante con algunos de mis socios. Me gustaría que me acompañaras —dijo él, acercándose a la mesa.

—Claro, estaré lista —respondió Isabella, aunque la idea de enfrentarse a otra reunión de negocios la agotaba.

Después del desayuno, Isabella se preparó para la reunión, eligiendo un conjunto elegante que proyectara confianza. Cuando estuvo lista, bajó al vestíbulo, donde Alejandro la esperaba. Salieron juntos en el coche de Alejandro, su chofer los llevó a un lujoso hotel en el centro de la ciudad.

La reunión se llevó a cabo en una sala de conferencias, con vistas panorámicas de Los Ángeles. Los socios de Alejandro ya estaban allí, y todos la saludaron con cortesía, aunque Isabella podía sentir sus miradas evaluadoras.

Durante la reunión, Alejandro presentó varios proyectos y estrategias, y aunque Isabella no comprendía todos los detalles, trató de seguir el hilo de la conversación. Observó a Alejandro con más atención que antes, notando cómo manejaba cada situación con una calma imperturbable y un control absoluto.

Al finalizar la reunión, uno de los socios, **Miguel Hernández**, se acercó a Isabella con una sonrisa.

—Es un placer conocerte, Isabella. Alejandro habla muy bien de ti —dijo Miguel.

—Gracias, el placer es mío —respondió ella, devolviendo la sonrisa.

—Espero que estés disfrutando tu nueva vida. Alejandro es un hombre excepcional, y estoy seguro de que juntos lograrán grandes cosas —agregó Miguel.

Isabella asintió, aunque una parte de ella aún se sentía como una extraña en este mundo.

De regreso a casa, Alejandro se volvió hacia ella en el coche.

—Lo hiciste bien hoy, Isabella. Tus modales y tu presencia son exactamente lo que necesito en estos eventos —dijo él.

—Gracias, Alejandro. Estoy tratando de adaptarme lo mejor que puedo —respondió ella, sinceramente.

—Lo sé. Y aprecio tu esfuerzo —dijo él, con una leve inclinación de cabeza.

Esa noche, después de la cena, Isabella se dirigió a su estudio de arte, el único lugar en la mansión donde se sentía realmente en paz. Encendió las luces y se sentó frente a un lienzo en blanco, permitiendo que su mente se liberara mientras empezaba a pintar.

Mientras las horas pasaban, perdió la noción del tiempo, sumergiéndose en su trabajo. No se dio cuenta de que Alejandro había entrado en el estudio hasta que escuchó su voz detrás de ella.

—¿Qué estás pintando? —preguntó él, con curiosidad.

Isabella se volvió, sorprendida de verlo allí.

—Es solo un paisaje. Me ayuda a relajarme —respondió, bajando el pincel.

Alejandro se acercó, observando el cuadro con interés.

—Tienes talento, Isabella. Tal vez podríamos organizar una exposición para ti algún día —dijo él, y por primera vez, ella detectó una nota de genuino interés en su voz.

—Eso sería... increíble —respondió Isabella, sintiendo una chispa de esperanza.

Alejandro asintió y se volvió hacia la puerta.

—Buenas noches, Isabella. Descansa bien.

—Buenas noches, Alejandro —respondió ella, observándolo salir.

Esa noche, mientras se preparaba para dormir, Isabella reflexionó sobre el día. Aunque su matrimonio con Alejandro estaba lejos de ser ideal, comenzaba a ver destellos de posibilidad, pequeños momentos que le sugerían que tal vez, solo tal vez, podrían encontrar una manera de hacer que su relación funcionara.

Con esa esperanza en mente, se durmió, lista para enfrentar un nuevo día en su vida como la señora de Alejandro Vargas.

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