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— Capítulo 9 ¿DÓNDE ESTOY?

— Kenneth — tengo que seguir estando consiente — menciona con una voz tenue, manteniendo la consciencia con pura voluntad para evitar que dañen a sus amigos mientras empieza a recordar todas las veces en las que se reían por los chistes que se decían — jajaja, ese Fernando se metió un buen golpe aquella vez — se dice tenuemente al recordar cuando Fernando se estrelló contra una casa por ir distraído hasta que empieza a recordar a sus abuelos, derramando algunas lágrimas — abuelitos…. ¿Están orgullosos? — se pregunta a si mismo mientras recuerda cuando el era joven y ellos le dijeron que no se quedara solo y que hiciera buenos amigos, y que los protegiera cuando sea necesario, prometiéndose a si mismo hacerle caso a sus palabras además de no defraudarlos — hay ese José , es un buen maestro para la guitarra — dice mientras recuerda cuando iba con José para aprender a tocar guitarra para declararle matrimonio a Isabel — Isabel, lo siento, parece que rompí el acuerdo que hicimos — se dice a sí mismo al recordar como Isabel y él acordaron no mentirse ni engañarse entre ellos — ja… ja, la vida es curiosa — piensa mientras sus ojos le pesan cada vez más y le cuesta más trabajo mantenerse despierto y concentrado

Al mismo tiempo con los amigos de Edmundo

— Isabel — síganme, por aquí y hay que ser rápidos por si necesita ayuda — comenta apurada, triste y enojada por lo que Edmundo hizo.

— Fernando — no creo que debamos regresar, si él no nos involucró en su plan debe ser por algo — comenta molesto, adolorido y cansado por el corto pero exigente combate.

— Isabel — No lo podemos abandonar, y menos ahora que puede hacer cosas peligrosas — comenta conociendo lo que él sería capaz de hacer por los que quiere mientras se le salen unas cuantas lágrimas pero tratando de disimular su voz.

— Fernando — solo lo decía porque el no es impulsivo, si hace algo debe de tener alguna razón — comenta con un tono un poco triste pero deseando que no haya sucedido lo que piensa — puede ser que él ya haya… — dice con un tono deprimido mientras traga saliva — haya muer…

— José — ¡Fernando!, no digas eso, y menos con ella aquí — comenta algo molesto mientras señala a Isabel aunque triste pero sin aceptar que Edmundo haya muerto — mejor démonos prisa para llegar rápido — exclama con un poco de tristeza.

— Fernando — bueno — dice triste — Isa, ¿Puedes usar magia para encontrarlo rápido? — pregunta tratando de recobrar la compostura.

— Isabel — puede ser pero tendría que revisar el libro y tratar de cumplir los resquicitos que pida — comenta con lágrimas pero esperando que resista lo suficiente mientras saca el libro de la mochilita de Edmundo y empieza a buscar un hechizo para buscarlo mientras regresa por donde corrieron para tratar de encontrarlo — no lo encuentro, tendremos que buscarlo de la manera tradicional, sin magia — dice frustrada por no hallar un hechizo que le sirviera pero acelerando el paso para llegar lo antes posible.

— José — ahí hay marcas de sangre, hay que seguirlas — comenta atento a su entorno por si regresan los encapuchados.

Volviendo con Edmundo.

— Edmundo — intenta levantarse mientras trata de hacer presión en sus heridas y trata de regresar por donde se fue corriendo para encontrar a sus amigos — No voy a morir aquí — se va repitiendo durante el camino mientras sigue usando el mana de sangre para mantener los hechizos que había usado pero sintiendo todo el dolor que no sentía antes debido a la adrenalina que tenía.

Los encapuchados lograron atrapar "el libro" que seguían aunque algunos se preguntaban por qué cuando el joven grito esas palabras extrañas se empezaron a sentir extrañamente obsesionados con el libro, pero ignoraron el sentimiento porque a su parecer cumplieron con el objetivo y empezaron a dirigirse a su campamento para entregárselo al líder y poder preparar todo para romper el sello de la bestia.

— Encapuchado 12 — entreguemos el libro para empezar a planear la liberación de una vez — comenta de manera fría y seria mientras se mueven rápida y silenciosamente.

— Encapuchado 18 — estoy emocionado por lo que haremos después — comenta con una sonrisa y un tono un poco alegre.

Después de un poco más de un minuto aproximadamente, Edmundo pensaba que no moriría en la jungla a pesar de ver borroso pero dando otro paso aunque sus piernas ya estaban muy débiles y los ojos ya le pesaban mucho, cayendo al piso y perdiendo la consciencia pero haciéndose una promesa a sí mismo, provocando que el hechizo que mantenía la atención de los encapuchado en "el libro" y el que le daba la apariencia del libro antiguo se desvanecieran, haciendo que los encapuchados dejarán de sentir esa obsesión y cuando volvieron a ver "el libro" notaron que era un simple cuaderno, discutiendo por un pequeño rato lo que había sucedido ya que todos habían visto que el cuaderno era el libro antiguo y no tenían dudas de eso pero ya no se veía así.

— Encapuchado 6 — ese chico nos engaño — comenta al reflexión las acciones de Edmundo — pero ¿Qué hizo? ¿Habrá sido con ayuda de esa aura carmesí? — pregunta ya que no encontraba las respuestas a las preguntas que se hacía.

— Encapuchado 9 — tal vez uso magia para engañarnos — reflexiona molesto mientras analiza la situación — pero es extraño que cuando esa aura carmesí lo cubrió, de repente se volvió más rápido y fuerte de lo que era antes — dice molesto y disgustado por lo sucedido

— Encapuchado 15 — ¡regresemos a buscar el libro verdadero! — exclama con fuerza e ira mientras aprieta su puño fuertemente.

Justo cuando los encapuchados decidieron volver, los cansados amigos de Edmundo habían logrado encontrarlo y empezaron a mover su cuerpo inconsciente para esconderse todos entre los helechos y tratar de curar las heridas de Edmundo e intentar despertarlo mientras que Isabel busca desesperadamente en el libro algún hechizo de curación sin importarle que tan complicado o avanzado sea, pero mientras todo esto sucedía, la mente de Edmundo estaba siendo convocada en otro lugar.

Cuando la mente de Edmundo despertó en un bosque diferente, que al alzar la vista vio que estaba nublado y cuando bajo la mirada para ver a su alrededor noto una fuente que tenía una tenue iluminación celeste y un castillo en ruinas hasta que pregunto en voz alta — ¡¡¿Dónde estoy? y ¿Qué hago aquí?!! — exclama confundido y preocupado.

Casi como si la oscuridad lo hubiera escuchado vio como una parte de la oscuridad se empezó a moldear, hasta que tomo forma "humana", tenía el pelo largo negro ondulado con un copete con un mechón rojo que le cubría levemente la cara pero se distinguía que los iris de los ojos eran de diferentes colores, el ojo izquierdo era de color rojo y el derecho tenía el iris morado, tenía un tono de piel morena pero clara, un vestido de corset negro un poco brillante con la falda de este con la parte del frente un poco arriba de las rodillas y la cola del vestido estaba solo 10 CM arriba del piso, con botas de cuero brillantes altas hasta un poco debajo de las rodillas y adornos de cadenas plateadas a los costados.

— Ser de oscuridad — Yo te puedo responder si quieres — Dice de manera divertida y juguetona mientras se va acercando y se empieza a distinguir dos lobos que la acompañaban, un lobo tenía los ojos rojos y el otro los tenía de color morado.

— Edmundo — ¿Qui-quién eres? — pregunta nervioso y desconcertado por lo que acaba de ver, además de estar un poco asustado.

— Ser de oscuridad — claro, ¿cómo se me olvidó presentarme? — dice con una pequeña risita y sonriendo mientras hace una pequeña reverencia — me llamo Rashlith, un gusto en conocerte — Dice de manera divertida y alegre.

— Edmundo — y-yo me lla-llamo Edmundo Ken-Kenca Emberfall Wind-Windborne — dice nerviosamente y con miedo por lo que vio y algo de preocupación.

— Rashlith — un gusto en conocerte — menciona con una leve sonrisa — respondiendo a tú pregunta, estamos en el plano mental, más específicamente en mi dominio — comenta medio alzando la mano con el dedo índice levantado.

— Edmundo — y-ya entiendo, gracias — menciona un poco más tranquilo ya que Rashlith parece amigable.

— Rashlith — ya que respondí a tú duda, ¿Podrías responder las mías? — pregunta poniendo su dedo índice en la mejilla e inclina un poco la cabeza a un lado con una pequeña sonrisa.

— Edmundo — no estoy seguro de poder responderte todo pero lo intentaré señorita — dice más tranquilo y haciendo una reverencia — pero antes ¿Cómo están mis amigos? — comenta preocupado esperando que estén a salvo.

— Rashlith — puedes estar tranquilo, ellos están bien y están tratando de curarte — dice sonriendo, cerrando los ojos e inclinando la cabeza — bueno, mi primera pregunta es ¿Eres descendiente de alguno de los héroes? — cuestiona cambiando su tono normalmente alegre y energético a uno suave y cauteloso por lo personal que puede ser la pregunta.

— Edmundo — que bueno, respondiendo a tú pregunta — comenta de manera calmada y serena mientras piensa "es bueno que estén bien, aunque quisiera que estuvieran en el pueblo" — no te puedo asegurar que alguno de esos héroes sea un ancestro mío, así que diría que ¿Tal vez? — responde sosteniéndose el mentón con la mano derecha mientras que con la otra mano se sostiene el codo derecho, con un tono serio y un tanto reflexivo.

— Rashlith — vaya ya entiendo — dice seria pero después vuelve a su actitud energética y alegre ya que vio que no le molestaban la pregunta que era un poco incómoda — ¿Por qué no hablas con tus padres?, ¿Les pasó algo?, ¿Tienen alguna relación con el libro?, ¿Quién escribió el libro?, ¿Conoces el origen de la bestia?, ¿En el libro dice algo sobre el verdadero origen de la bestia mágica?, ¿En el libro viene algo por si la bestia se liberará?, ¿Dice como inhabilitarla o sellarla? — comienza a preguntar de manera emocionada, tanto así que no parecía una criatura de oscuridad, sino que se asemejaba más a una niña pequeña.

— Edmundo — bueno, bueno, cálmate un poco, ahorita te contesto pero cálmate un poco — dice mientras mueve las manos como si indicará que se calmara.

— Rashlith — si, tienes razón, perdona por perder la compostura, estaba emocionada porque me respondieras — comenta mientras se calma pero aún con ojos brillantes y anhelantes por su respuesta.

— Edmundo — bueno; lo primero es que no los conocí, así que no puedo tener ningún tipo de relación con alguien que no conozca; no sé si mis padres tengan alguna relación con el libro o no, ya que no los conozco — responde algo serio y un poco triste pero como estaba con sus abuelos no se sentía solo de niño — no sé quién haya escrito el libro porque no tiene escrito un autor pero imagino que habrá sido un héroe porque tengo entendido que solo ellos sabían cuando se liberaría la bestia — comenta de manera reflexiva y seria por desconocer al autor del libro — no conozco el origen de la bestia y no hay algo escrito en el libro sobre su origen pero si viene un método para sellarla por si se llega a liberar pero no sé si sellarla o tratar de convivir con ella — comenta al recordar el comportamiento de varios animales por instinto ante posibles amenazas.

— Rashlith — hmmmmmm, ya entiendo — comenta con una mano en la barbilla y con la cabeza baja — discúlpame por preguntar sobre tus padres, no sabía eso — dice con un tono un poco triste y deprimido por lo de sus padres, quitando su mano del mentón y saliendo algunas lágrimas, intentando limpiárselas.

— Edmundo — tranquila, no es tu culpa, ni siquiera mis amigos lo saben — dice de manera tranquila y natural para tratar de que no se preocupe

— Rashlith — bueno pero, ¿No te pone triste lo de tus padres? — comenta algo apagada y triste, secándose las lágrimas con las manos.

— Edmundo — la verdad, un poco — suspira como si extrañará o recordará algo — pero no puedo vivir atrapado en la tristeza o deprimido, así que, solo sigo avanzando sin detenerme — comenta con tristeza pero también con determinación de no dejarse caer.

— Rashlith — creo que eso no es bueno para ti — comenta un poco triste y decaída ya que cree que no es la mejor manera de afrontarlo, terminando de limpiarse las lágrimas y bajando las manos — bueno, antes de que termine este encuentro te voy a dar algo por haberte traído sin previo aviso — dice aún con tono triste y decaído, extendiendo una mano con la palma abierta y hacia arriba, creando un pequeño cuadernillo que contenía 2 pequeños rituales, uno para ponerle un hechizo a un objeto y el otro para atraer más mana al lugar donde se hace.

— Edmundo — gracias señorita Rashlith — agradece serio mientras se inclina un poco, se vuelve a levantar y toma el cuadernillo, pero este se convirtió en luz y se le incrusto el conocimiento al subconsciente y Rashlith retira su mano— eso fue extraño — comenta al ver lo sucedido un poco extrañado y desconcertado.

— Rashlith — gracias a ti por responder mis preguntas pero lamento lo de tus padres — menciona un poco apagada pero alegre — además, quería hablar contigo — dice sonriendo ligeramente con su mano izquierda agarrando a la derecha mientras mira sus palmas.

— Edmundo — no te preocupes, está bien, ¿Cómo me voy de aquí? — pregunta ya que no sabía cómo salir del lugar mental al que fue convocado.

— Rashlith — sobre eso, te irás cuando te despiertes… al parecer ya no falta mucho — comenta un poco más alegre y presionando un poco su mentón con el dedo índice derecho con la cabeza alzada y los ojos cerrados, pensando y reflexionando.

— Edmundo — bueno, gracias, ¿Cómo lo sa..... — preguntaba pero antes de poder terminar se despertó con muchos vendajes hechos de helechos y algunas hierbas medicinales, sintiendo bastante dolor en sus brazos, piernas manos pecho y espalda, quejándose un poco por el dolor.

— Isabel — al fin despiertas… me preocupaste mucho — comenta en una voz un tanto baja con algunas lágrimas recorriendo su rostro y triste — no vuelvas a hacer algo así — menciona con un tono molesto y un poco entristecido, tratando de secarse las lágrimas con las manos.

— Fernando — al fin despierta el hijo de la chingada — dice en un tono bajo, molesto y frustrado por lo que hizo, además, de un poco de impotencia — bueno, lo más importante es que ahora estás bien — comenta más calmado pero aún en un tono bajo.

— Edmundo — haaaaaaaaaaagh, me duele mucho el cuerpo — dice adolorido pero bajo porque si sus amigos hablan así debería ser por algo — gracias por cuidarme, ¿Cuánto tiempo estuve dormido? y ¿Por qué susurramos? — pregunta con dolor y curiosidad.

— Isabel — Unos tres días y susurramos porque aún estamos en la jungla, los encapuchados están haciendo un reconocimiento de perímetro siempre — susurra un poco cansada y molesta por la situación, suspirando pero después dándole un golpe en la cabeza por haberla engañado ya que no estaba muy lastimado de ahí — no lo vuelvas a hacer — comenta molesta y apretando el puño.

— Fernando — eso Isabel, dale otro por mi — menciona alegre y de manera divertida con una sonrisa y una pequeña risa

— Edmundo — está bien, no lo vuelvo a hacer — responde adolorido pero feliz de que estén bastante bien, sonriendo ligeramente y soltando una leve risita casi inaudible mientras piensa para si mismo "por ahora" — ¿Quién hizo esto? — cuestiona ya que ellos no sabían cómo hacerlo.

— Isabel — fue un joven que dice llamarse Alberto, dijo que eso ayudaría a qué te curaras más rápido y que era una lastima que no te pudiera hacer una trasfusión de sangre, no sé que sea eso — responde con un tono un poco serio y pensativo, recordando lo que el joven le había dicho.

— Fernando — además, ese chico tenía una prenda muy blanca, como si nunca se le ensuciara esa cosa — comenta con algo de molestia y credulidad ya que nunca había visto algo tan limpio antes pero estaba molesto por su impotencia ante los encapuchados.

— Edmundo — ¿Trasfusión?, ¿De qué se trata eso?, ¿Quién es Alberto? — responde desconcertado porque no conoce la palabra ni la persona.

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