¿Quizás es solo el mismo nombre?

Dos semanas antes de la boda, a Fil le dieron unos días libres para que pudiera concentrarse en su próxima boda. Era una de las ventajas de casarse con el gran jefe.

Empacando su equipaje, Fil sonreía ante los regalos que había preparado para sus amigos y familia.

—Filly, ¿nos escuchas? La voz que provenía del teléfono era la de Simón. Estaba en una videollamada con su hija.

—Mhm. Os escucho, papá. Fil alzó la mirada hacia el teléfono que había colocado sobre la silla. Estoy ocupada empaquetando.

Simón entrecerró los ojos y estiró el cuello como si eso le ayudara a ver todo lo que ella estaba haciendo. Fil no pudo evitar reírse al oír la voz de su madre de fondo.

Como Fil tenía que quedarse en el extranjero por un proyecto que la firma le había encomendado, necesitaba mantenerse en contacto con sus padres. Una llamada no era suficiente para ella porque quería asegurarse por sí misma de que estuvieran bien. Desde entonces, ha estado en constantes videollamadas con ellos.