No.
Una promesa era una promesa.
Extendió los dedos sobre su pecho y le dio un fuerte empujón.
Sus labios se separaron de su mandíbula con un chasquido. Retrocedió unos pasos, respirando con dificultad como si acabara de correr una maratón de veinte kilómetros. Su mirada azul todavía estaba sobre ella, oscura y loca, y deseándola más que nunca.
Un enorme nudo se formó en su garganta. Tragó para obligarlo a tragar y se dio cuenta de que ella también respiraba con dificultad y le dolía la necesidad.
"¡No te atrevas a tocarme así otra vez!" Sus ojos esmeralda brillaron ferozmente mientras su dulce voz sonaba baja, ronca y desconocida.
Sin quitarle los ojos de encima, la bestia se enderezó a una altura magnífica y miró fijamente a la belleza pelirroja que estaba frente a él. “No hablarás con Claude ni con Paris. No cuando estás comprometido conmigo. ¿Me dejo claro, María?
Hỗ trợ các tác giả và dịch giả yêu thích của bạn trong webnovel.com