—¿Qué? —Un silencio absoluto cayó sobre la habitación, como si el tiempo mismo se hubiera detenido. Incluso los pernos de la ballesta que volaban por el aire parecían mantener su trayectoria.
—¿Vivo? —Las pupilas del Rey Águila se redujeron, tragó con fuerza y gotas de sudor frío brotaron en su frente.
Los arqueros detrás de él, así como cientos de guardias que habían avanzado, se congelaron en anticipación aterrorizada.
—¡Boom! ¡Boom! ¡Boom! ¡Boom! —Más de mil flechas de ballesta cayeron, desviadas por la armadura de los Guardias del Tigre Negro. Muchos de ellos resultaron heridos y cayeron en el acto.
Después de la lluvia de flechas, los Guardias del Tigre Negro que habían sido golpeados cayeron al suelo, temblando. Las flechas perforadoras de armaduras habían penetrado sus cuerpos y estaban recubiertas de veneno, dejándolos incapacitados para luchar.
La furia llenó los ojos de la Sra. Cole:
—Rey Águila, ¿realmente envenenaste tus flechas perforadoras de armaduras?
Hỗ trợ các tác giả và dịch giả yêu thích của bạn trong webnovel.com