Unirse al Valle del Dios Dragón

Solo había una persona en las escaleras. Lu Ming se dio vuelta y subió las escaleras, paso a paso.

En el vacío a su alrededor, los ojos de innumerables personas se posaron en Lu Ming.

La escena estaba en silencio. Solo se podía escuchar el sonido melodioso de los pasos de Lu Ming.

Unos minutos más tarde, Lu Ming alcanzó el punto más alto. Pisó el aire y apareció al lado de Xie Nianqing.

—Hmm, no está mal. ¡Vale la pena que admita la derrota esta vez! —Xie Nianqing sonrió radiante.

—Por supuesto. ¿Cómo va a ser malo tu hombre? —Lu Ming sonrió.

—¡No te sientas tan satisfecho! —Xie Nianqing se sonrojó.