No estoy aquí para robar

Un incómodo silencio llenó el aire una vez que Lex habló. Los soldados que estaban más alejados no entendían por qué todos alrededor de Lex se habían quedado congelados, mientras que los soldados alrededor de Lex sabían que la habían fastidiado.

La mayoría de los soldados que trabajaban aquí eran simplemente mortales que se encontraban en la instalación durante su despliegue de rutina. Cuando se fue la luz y cayó la oscuridad, actuaron de acuerdo con los protocolos de seguridad y cerraron la instalación. Sin embargo, había pasado casi un día entero sin que la electricidad regresara al centro, y luego habían sido atacados por fuerzas enemigas desconocidas. Los nervios estaban al máximo, y cuando habían visto a Lex, simplemente habían reaccionado por instinto. De hecho, era afortunado que nadie le hubiera disparado, lo cual era una preocupación real considerando lo intimidante que parecía.

Lex miró alrededor y preguntó: