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Lanza Víbora

—¿Te gusta esa arma? —El herrero sonaba extrañamente afectado por el hecho de que Nial había escogido la lanza para realizar secuencias de movimientos cortos.

Por ello, dejó de moverla y se giró, sonriendo levemente mientras asentía con la cabeza en respuesta.

De alguna manera, Nial sentía una conexión única con la lanza, como si fuera perfectamente adecuada para él.

Después de tocar e inspeccionar las otras armas, no había sentido esta conexión que sentía por la lanza, como si esta le estuviera llamando.

Por eso, se sintió un poco inquieto y al mismo tiempo esperanzado.

Hizo que ignorara la extraña pregunta del herrero mientras preguntaba:

—No tiene etiqueta de precio... ¿Cuánto cuesta la lanza? Debe haber sido un arma personalizada... así que sé que no podría comprarla ahora mismo, pero... si es posible... ¿puede dejarme ahorrar por... un tiempo para ganar lo suficiente para comprarla?

Nial sabía que había planeado apoyar económicamente a su familia, pero precisamente por eso quería hacerse con la lanza que yacía en sus manos como si siempre le hubiera pertenecido.

Era casi como si se hubiera convertido en una parte de Nial, aunque solo la había empuñado por unos minutos.

Lo que Nial no se dio cuenta fue de que el herrero lo miraba con una expresión extremadamente triste.

—¿Te gusta tanto la lanza Víbora? —Sus palabras estaban llenas de agonía, lo cual no era difícil de notar, y Nial se detuvo instintivamente en seco.

Entendió que el herrero tenía una conexión más profunda con la lanza de lo que había esperado.

No obstante, no pudo evitar acariciar levemente el frío metal del bastón, tratando de comprender cada una de sus características mientras murmuraba:

—Lanza Víbora... es un buen nombre… —Mientras los pensamientos de Nial giraban en torno a la lanza Víbora, el herrero no pudo apartar su atención de él, recordando un vago y antiguo recuerdo.

«Es justo como ella... si todavía pudiera manejar mana, ¿estaría tan alegre como este jovenzuelo? Yo... no lo creo…»

Cerrando su puño, recordó la avaricia y la desesperación de su hija. Le tomó algo de tiempo olvidar los dolorosos recuerdos, pero logró sacudirse la cabeza para volver en sí.

—¡No son lo mismo! —tratando de recomponerse, el herrero tomó respiraciones profundas.

Su mirada nunca se apartó de Nial, y una vez que se calmó preguntó de repente,

—¿Quieres la lanza Víbora?

Arnold, el herrero, siempre había querido vender la lanza Víbora, pero hasta la fecha nunca había logrado reunir el valor para desprenderse de ella siempre que un cliente había expresado interés en comprarla.

Por eso la había movido al rincón más alejado de su tienda, que era un área designada para los bienes usados.

Ninguno de sus clientes hasta ahora había molestado en echar un vistazo a los bienes usados.

Solo Nial, el joven ciego que acababa de pasar por su despertar de origen, lo había hecho.

Parecía como si el destino jugara a su favor, y Arnold se sintió extrañamente aliviado al ver la brillante sonrisa en el rostro de Nial mientras sostenía la lanza Víbora.

A pesar de que Nial sabía que no podía comprar el arma, era evidente que estaba extremadamente interesado en comprarla.

Por eso, en el momento en que Nial escuchó lo que el herrero dijo, reaccionó instintivamente.

—¡Por supuesto! Pero no tengo suficiente dinero... si es posible, ¿puedo volver más tarde y comprarla cuando tenga fondos suficientes... sabes que no somos precisamente ricos? Así que podría llevar un tiempo, Señor.

Nial no tenía ni idea del valor de la lanza Víbora, lo cual el herrero había notado.

Por eso, no pudo evitar sonreír al ver cómo Nial actuaba como un niño pequeño que había encontrado su golosina favorita.

Era casi como si le hubiera dado al joven un dulce, solo para mantenerlo demasiado lejos para que pudiera alcanzarlo.

Al final, Arnold nunca había tenido la intención de quedarse con la lanza Víbora en primer lugar.

Solo había sido su deseo egoísta de conservar algo que tenía recuerdos tanto buenos como malos de un tiempo que hace tiempo había pasado.

Por eso, y por el hecho de que la lanza Víbora simplemente seguiría acumulando polvo si no la vendía, Arnold decidió regalarla a alguien.

Pero, quería que el dueño la valorara aún más que su querida hija, que había sido consumida por la avaricia.

—No te pregunté si querías comprarla, sino que si la querías tener —Arnold repitió así mismo de manera más clara.

Esto hizo que la expresión de Nial cambiara de su alegría inicial de poder comprarla a confusión, y más confusión.

Pronto expresiones de asombro y shock se sucedieron antes de que la duda se asentara en su rostro una vez más.

—Señor... ¿estás seguro...? Esto no es una simple arma de Calidad más baja Grado Común, ¿verdad? No puedo aceptar algo tan valioso gratis... ¿Por qué me daría el Señor algo tan valioso... no hay razón...? —Nial estaba completamente desconcertado porque no tenía sentido que recibiera un regalo tan valioso.

¡Ni siquiera conocía al herrero desde hace menos de media hora!

Al escuchar su comentario 'arma de calidad más baja grado común', el herrero contuvo una risita mientras pensaba en una solución adecuada.

Un segundo después, tuvo una idea.

—Antes hablaste algo sobre Shana, ¿verdad? La chica con aspecto de chico que trabaja en la asociación de los Originales —asintiendo con la cabeza, miró al herrero con asombro.

Le sorprendió la revelación de que el herrero sabía que Shana era una chica.

Esto le dijo a Arnold que su suposición anterior era correcta. Así que simplemente añadió,

—Digamos que es gracias a ella y al hecho de que me hiciste recordar los gratos recuerdos de alguien, eso lo considero pago suficiente para mí.

Arnold se detuvo por un momento, esperando la negativa rotunda de Nial al ver que la duda aún persistía en sus ojos.

Queriendo asegurarlo, el herrero ofreció,

—Si eso no es suficiente para ti, solo dame una propina y ayuda a Shana si ella necesitara ayuda en el futuro —la 'propina' era solo algo que dijo para hacer que Nial se sintiera mejor, mientras que lo segundo tenía más importancia.

Nial se quedó estupefacto al escuchar la generosa oferta del herrero.

Parecía haberse congelado en el lugar y le tomó varios minutos articular una respuesta vacilante.

—Está bien... Sería estúpido rechazar la oferta... ¿Creo? —Aún estaba confundido y seguía luchando por entender qué tipo de oportunidad tenía frente a él.

Pero luego, se dio cuenta de que sería extremadamente estúpido rechazarla. Sin embargo, a Nial le incomodaba no pagar nada. Así que usó toda la riqueza acumulada de 10,960$ en su tarjeta de identificación de Originales para darle una propina al herrero, que se había presentado como Arnold Birg.

Después del trato, el herrero incluso le dio a Nial sus datos de contacto, que simplemente fueron almacenados en la tarjeta de identificación de Originales.

Finalmente, habiendo completado su compra y adquirido un buen arma, Nial volvió a casa.

En el camino, continuó manejando la lanza Víbora, cuya hoja estaba retraída. Tenía una característica adicional en la que la hoja en la punta de la vara podía ser controlada hasta cierto punto.

Eso era siempre y cuando uno insertara mana. Mientras tanto, la función principal de actuar como una vara y una lanza simple con una hoja aparentemente simple eran utilizables sin necesidad de usar una gran cantidad de mana.

Esto era extremadamente beneficioso para Nial.

Al final, la lanza podía ser utilizada como una vara, alabarda, guadaña y lanza, lo cual era, de hecho, perfecto para Nial.

Tenía una habilidad adicional, pero Nial no tenía suficiente mana para activarla. Lo único que sabía era que había un cristal único incrustado en la parte superior del bastón, justo debajo de las hojas ajustables libremente.

El cristal tenía mana único y parecía haber sido grabado con algunas palabras o runas únicas, que Nial era incapaz de descifrar.

Debido a todas las características únicas que tenía el arma, Nial estaba confundido por qué esta arma estaba colocada en la sección de bienes usados, aún más porque parecía como si nadie la hubiera usado antes.

Y sin embargo, en el momento en que llegó a casa, dejó la tienda del herrero son una expresión radiante en su rostro.

Se sintió como si hubiera tardado solo un segundo en llegar a casa.

Nial ni siquiera pensó en los encuentros únicos que había tenido hoy ya que quería presumir a su padre, seguro de que había hecho una compra extremadamente buena!

—¡Tengo que probar la lanza Víbora lo antes posible! ¡Ojalá el tiempo de reaparición pronto se haya acabado! —pensó Nial, solo para que su sonrisa desapareciera con una expresión triste al entrar a la casa.

—Hasta que se acabe el temporizador, ¡déjame divertirme molestando a papá!

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