—Solo era un jaque —Ren se calmó—. Todo lo que tenía que hacer era moverse, y cuando lo hizo, la Reina lo siguió y pronunció: «Jaque», una vez más.
Ren empezaba a preocuparse. La calmada expresión de la Reina Blanca le decía que ella lo estaba llevando a una trampa. Un verdadero jaque mate sin que él lo supiera, y eso se estaba metiendo en su cabeza.
—¡Ren!
Elena estaba frente a él con una determinación inquebrantable brillando en sus ojos. Su voz, llena de convicción, cortó el aire y atravesó sus preocupaciones.
—Ren, hemos llegado muy lejos —dijo ella, con una voz firme y resuelta—. No podemos dejar que la duda nuble nuestro juicio ahora. Confía en tus habilidades y sigue el plan. Hemos enfrentado innumerables desafíos juntos, y esto no es diferente».
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