George Dustin miró con temor el cadáver de su montura. Se suponía que debía cambiar el curso de la batalla con su llegada, pero ¡el Príncipe Renz lo estaba utilizando como un trampolín para su ascenso en popularidad! Pensando en esto, no pudo evitar mirar al hombre que sostenía la Espada de Dos Leones. Llevaba una llamativa armadura roja con una capa dorada que ondeaba al viento.
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