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Segunda Oportunidad

—¡AARRGGHH! —David gritó, despertándose empapado en sudor.

—¡Qué pesadilla tan horrible! —agregó, jadeando y sin aliento.

Se levantó de la cama y caminó hacia su baño para refrescarse. Después de lavarse la cara con agua fría, se dirigió a su pequeña cocina para preparar café.

Su mente seguía regresando a la pesadilla, sintiendo escalofríos subiendo por su espalda. Había sido tan real, todo el dolor y el miedo.

David era un hombre común, sin una meta excitante en la vida. Objetivos estándar de una vida estándar, para un hombre estándar.

Conseguir un buen trabajo, comprar una casa grande, conocer a una mujer encantadora y formar una familia perfecta.

Actualmente se encontraba sin trabajo, así que sus días se llenaban de la monotonía de la búsqueda de empleo. Despertar, buscar trabajo en internet, enviar solicitudes, hacer llamadas telefónicas y esperar lo mejor.

Había sido infructuoso durante la última semana, pero sabía que si seguía intentándolo, eventualmente conseguiría uno.

David era un soldador profesional. Había trabajado en muchos ámbitos en su vida, ya fuera soldadura estructural para rascacielos, soldadura subacuática en reparaciones de barcos, entre otros.

Lamentablemente para él, la mayoría de las ofertas para su oficio buscaban trabajadores con más experiencia o novatos completos.

Así que encontrar trabajo había sido más difícil de lo que esperaba por ahora. Pero no dejaría de intentar hasta que volviera a estar activo.

Después de tomar su café y comer un desayuno ligero, David salió a caminar. El aire fresco del exterior limpió su mente de esa horrible pesadilla.

En su paseo, pasó frente a una tienda de videojuegos. En la ventana de la tienda había una pantalla mostrando un anuncio del próximo juego que saldría pronto.

La fecha de lanzamiento era para la siguiente semana. Mientras David miraba la pantalla, el nombre del juego parpadeaba en grandes letras azules.

Una migraña atacó su cabeza. Destellos de su pesadilla resurgieron, en los que se veía a sí mismo dentro de un mundo de fantasía. Un mundo lleno de monstruos y criaturas de mito.

Pero el sueño en cuestión era una pesadilla debido a un simple hecho; él era esclavo de otras personas.

Podía ver un collar en su cuello. Era negro y recubierto de grabados rojos brillantes.

La migraña y las visiones se detuvieron poco después, dejándolo jadeando y agarrándose el pecho. Estaba doblado, en medio de la acera, con la gente mirándolo extrañado.

Giró la cabeza, notando las miradas, y echó a correr.

—¡Oye! ¿Estás bien, amigo? —alguien gritó mientras él corría.

David corrió de vuelta a su apartamento, pero en el camino, seguía teniendo destellos. Las calles estaban en ruinas, edificios medio destruidos, y cuerpos yaciendo en charcos de sangre.

Las visiones lo atormentaron todo el camino hasta su apartamento, donde finalmente cedieron.

Una vez que cerró la puerta tras de sí, colapsó en el suelo, respirando rápido y pesadamente, como si acabara de correr un maratón.

Su corazón latía como un caballo en una pista de carreras. Sentía que su cabeza iba a estallar en cualquier momento debido a la presión que se acumulaba en ella.

Sabía que algo andaba mal con él, pero no podía descifrar qué era.

Le tomó más de media hora calmar su respiración y su corazón acelerado. Su cabeza todavía palpitaba, pero el dolor había disminuido.

Ese día prescindió de buscar trabajo y se quedó en casa. Cerró todas sus persianas y simplemente se acostó en su sofá en la oscuridad.

Intentó dormir varias veces, pero en cuanto cerraba los ojos, las visiones asaltaban su mente, repetidamente.

—¿Qué demonios me está pasando? —pensó, muchas veces.

Eventualmente se quedó dormido por el agotamiento, pero las pesadillas lo inquietaron durante toda la noche. Su sueño no fue nada reparador.

La siguiente mañana, cuando se despertó, tenía un aire distinto sobre él. Sus ojos estaban fríos e indiferentes.

Se veía como una persona diferente. Su actitud de repente era una ola gélida de ira contenida, como si buscara venganza.

Se acercó a un espejo y se observó desde diferentes ángulos.

—Hmm —murmuró.

Sacó su teléfono y miró la hora y la fecha.

—Solo tengo unos días para planear. Tendrá que bastar —dijo en tono monótono.

Se dirigió a su computadora con un andar firme. Uno que se asemejaba a un depredador, acechando a su presa.

La encendió y abrió su navegador. Introdujo Evo-Gaming.com/Nuevo-Edén.

Una vez que el sitio se cargó completamente, tocó la opción de preventa. Ordenó un combo de casco de RV y juego, introduciendo su información bancaria y dirección.

Una vez que confirmó toda su información, el pago se realizó y completó la compra.

—Paso uno completo. Ahora a hacer los preparativos adecuados —dijo en voz baja.

Abró otro sitio web, pidiendo algunas cosas y configurando un plan de compra recurrente.

Miró su cuenta bancaria, que se iba agotando lentamente, y remedió eso.

David tenía un coche, pero apenas lo usaba en estos días, ya que no estaba trabajando. Lo condujo a un concesionario y lo vendió.

Todavía estaba bastante nuevo, así que consiguió un trato decente por él. El vendedor intentó venderle un coche nuevo, pero no estaba interesado.

Regresó caminando a casa, ignorando a las personas a su alrededor. Algunas personas lo veían caminar hacia ellos y cambiaban directamente de lado de la calle.

En ese momento, desprendía una vibra violenta, y la mayoría de las personas sensibles podían sentir como pequeñas agujas pinchando su piel.

Una vez de vuelta en casa, comenzó a mover algunos muebles. Trasladó su computadora a una esquina de la habitación, alejando todo de ella.

Empujó todos sus muebles fuera del centro de la habitación, dejando un espacio considerable.

Lo miró con una mirada vacía.

—Eso debería ser suficiente, por ahora —se dijo a sí mismo.

—Ahora esperamos —añadió, antes de comer un almuerzo ligero.

Después de comer, navegó por muchos foros y sitios web, tratando de encontrar una senda de información sobre Nuevo Edén.

—Estaré preparado. Esta vez no seré un esclavo —murmuró, apretando su puño.

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