—¡Picando las verduras! Creo que eso será fácil. Las llevaré a la mesa del comedor y lo haré —dijo ella con una sonrisa, pensando que escaparía de esa forma. Dándole una sonrisa desafiante, pensó que había ganado el juego. Pero cuando vio que su sonrisa maliciosa se profundizaba, se quedó desconcertada.
Inflando aún más sus mejillas, le dio un interno 'hmph' a él y luego se volteó para mirar a su hija. —Cariño, ven conmigo. Trabajaremos en la mesa del comedor. Vamos... —dijo, extendiendo sus manos para que su hija las tomara.
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