—¿Todavía no me dirás lo que pasó ayer? —preguntó Susan a Williams, mirándolo con sospecha.
No había pasado mucho tiempo después de que Paulina corriera por delante de ella que fue a verificar qué la había estado persiguiendo desde la sala de pinturas, ya que estaba segura de que era allí donde había estado Paulina. Y sorprendentemente, encontró a su hermano allí, mirando un cuadro con interés. No importaba cuánto intentara extraer información de él, él permanecía callado, para su molestia.
—Tampoco me has dicho lo que has estado haciendo últimamente —replicó él.
—¡Te dije que no estoy tramando nada! —dijo ella a la defensiva.
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