A pesar de la advertencia de su madre de no dejar su cámara ya que aún no se había recuperado del todo, Benedicta salió de su cámara pero mantuvo la cabeza baja en caso de encontrarse con alguien que hubiera presenciado lo que le sucedió el día anterior.
Estaba demasiado enojada para sentarse quieta en un lugar. Quería encontrar a Iván para saber qué le pasaba y por qué no hacía nada cuando el Príncipe Harold había herido a su futura esposa.
Pero justo cuando estaba a punto de pasar por una puerta, se detuvo y se giró hacia un lado para mirarla.
Cuando recordó que esa era la cámara de la Princesa Tyra, una sonrisa burlona se formó en sus labios.
Supuso que la mejor manera de empezar algo era tener aliados dentro del palacio. ¿Y quién mejor que la vulnerable Princesa Tyra, que actualmente estaba sola?
Se dirigió hacia la puerta y respiró hondo antes de tocar. —Princesa Tyra, ¿estás ahí? Soy Lady Benedicta —llamó.
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