—Sigues teniendo dolores de cabeza. Lo único que comió que fue diferente a lo que cualquier otra persona comió fueron las galletas que recibió de ti esa noche —explicó Williams.
—¿Galletas? ¿Las hice yo? Pero todos comieron los bocadillos que hicimos, y estaban bien —dijo ella, mirando a Susan, quien asintió con la cabeza.
—No creemos que las hayas hecho tú. Pero tampoco sabemos de quién las obtuviste. Pero esa es nuestra pista. Ambos tienen síntomas similares, pero los síntomas de él parecen ser más leves que los tuyos —Williams explicó con paciencia.
Alicia intentó pensarlo, pero no pudo. El único recuerdo claro que tenía de ese día terminaba en la mañana. Era difícil recordar algo más sin esforzarse demasiado y sufrir un terrible dolor de cabeza.
—Deberías comer —Williams le dijo a Alicia y se volvió hacia Susan—. Quédate aquí con ellos mientras voy a ver qué está pasando en el palacio —Williams dijo y se dirigió hacia la puerta.
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