—Madre, lo siento. Lo siento mucho, Damien —Isla cerró la distancia entre ella y Damien en la cama. Una vez acomodada en la suave superficie, atrajo a su hijo llorando hacia sus brazos.
—Shh, shh. Lo siento. Lo siento mucho por gritarte.
—Y-Yo lo siento, m-madre. No q-quería que te p-preocuparas... —Aún en lágrimas, Damien no podía hablar claramente por sus fuertes sollozos.
—Está bien. Entiendo, Damien. Madre también tiene la culpa por estar demasiado ocupada —Mientras hablaba, Isla continuaba besando la frente de Damien. Si ella no hubiera estado tan ocupada, Damien habría venido a ella sin sentirse mal. Isla sabía eso y se reprendía por no haber equilibrado adecuadamente su vida laboral y su maternidad. Mira lo que había sucedido por su descuido.
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