Elmony se congeló. Los ojos de Kat no podían percibir el mínimo movimiento salvo el ligero vaivén de la ropa de Elmony. Pasaron segundos y ella no parpadeó, no se movió, no hizo un sonido. Si Kat no la hubiera visto caminando justo un segundo antes, la tentación de declararla una estatua sería fuerte.
—Creo que nunca lo había escuchado explicado de esa manera —murmuró Elmony.
Kamiko bufó, pero tenía una sonrisa en el rostro cuando dijo —Te hemos estado diciendo eso durante años.
Elmony levantó sus brazos al aire y se giró —Supongo… pero es diferente. Las palabras me hicieron pensarlo mucho más y es diferente viniendo de la gente con la que creciste. ¡Prácticamente estáis obligados a disfrutar de mi compañía! —dijo Elmony.
Kamiko rodó los ojos —Meradithna eligió no disfrutarlo —murmuró Kamiko.
Elmony se contrajo y dijo —Sí… pero pensé que habíamos acordado no hablar de eso.
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