224. El agua del lago

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Las dos chicas jugaron un poco más antes de separarse.

Dylan y Anna tuvieron que salir de nuevo porque técnicamente eran invitadas en esta base militar.

—¿Sientes calor? —preguntó Dylan de repente.

—¿Eh? —Anna reflexionó sobre las palabras de Dylan y se dio cuenta de que, por la tarde, la temperatura ya era relativamente fresca y ya no hacía tanto calor como antes. Anteriormente, incluso si el sol había desaparecido, la temperatura seguía siendo calurosa e incómoda.

Ahora, claramente no hacía calor.

—¿Crees que la temperatura se normalizará o bajará? —preguntó Anna.

—No sé —respondió Dylan—. Mejor estar preparados que no tener nada.

—Ajá —asintió Anna en acuerdo—. Voy a bañarme y luego cenar en tu lugar. Después te doy los ingredientes.

—Vale —estuvo de acuerdo Dylan.